El cuaderno nuevo

Pues sí. Así me siento. Como cuando era un niño. Entonces me compraba un cuaderno escolar nuevo y le dedicaba mi mejor letra, mi mejor disposición y todas mis ganas a ese inmaculado principio. Después, a lo sumo eran cinco minutos más tarde de haber empezado, pasaban algo por televisión que me interesaba o me entraban unas irreprimibles ganas de leer un tebeo, y todas mis buenas intenciones se derrumbaban, comenzaban los tachones(en ese sentido siempre he sido un profesional del descuido), los renglones torcidos, las anotaciones y dibujitos gilipollas en el margen de la página. En fín... que no me cuesta nada sucumbir al caos.
Así que antes de que me de un ataque de negligencia voy a ver si hago algo digno con este comienzo de cuadernillo. ¿Pero qué? Escribo contra reloj y a tortas con el euro por la hora que me cuesta el cyber. Eso no puede ser bueno. Además, tengo que ceñirme un poco al título de la redacción que he puesto arriba y desarrollar el tema con el que he comenzado mi discurso. Me lo enseñaron en el colegio y lo pillé en la universidad. Pues no sé... Si empezamos así el cuaderno mejor que nadie mire el final...
Pero sí, ahora quiero decir algo sobre cuadernos nuevos y todo ese tipo de asuntos que tanto nos gusta abrir. Y es que he descubierto que los principios son lo mejor de la vida. Cuando todavía las promesas no se han roto porque no ha habido tiempo, cuando todo es posible porque no han surgido problemas, cuando no imaginas lo que te va a pasar mañana pero te imaginas que será algo muy bueno... eso es incomparable. Naturalmente no hablo del principio de una condena de treinta años, ni de ir al servicio militar, ni de la vuelta al colegio o al trabajo. Hablo de otros temas como ese amor que comienza, o ese libro de tu escritor preferido que ha vuelto a editar después de mucho tiempo en silencio, o ese derby futbolero para los amantes del balompié que acaba de iniciarse, o ese sexo que comienza a humedecerse y te incita a la única felicidad verdaderamente importante sobre la tierra... ¡Me encantan esos principios!
¿Alguien conoce el modo de que por una vez en la vida y sea en el asunto que sea no se me estropee el resto del cuadernillo?

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Siempre puedes tener a mano una goma de borrar.Aunque acabe uno agujereando la hoja y fastidiándola más.
Qué bien te expresas, qué envídia...
Sergio ha dicho que…
Gracias por el piropo. De los mejores que he recibido desde que estoy en esto de los blogs. Sé que me comentan poco pero me leen mucho(por el contador de visitas). Por eso ya merece la pena escribir. Pero cuando recibes comentarios como el tuyo... Pues ya tocas techo. Aunque sepa que probablemente mis méritos no sean mayores que los tuyos. Cualquiera que le dedique el tiempo que yo a la literatura escribirá como yo o mejor.
Anónimo ha dicho que…
No estoy de acuerdo con lo último,primero porque se necesita una mente prodigiosa(llámale buena memoria en este caso)para almacenar todo lo que uno lee y ,segundo, saber transmitir,eso es un don.Si además dás a conocer tu interior....eso es de valientes.
Angéline ha dicho que…
No quiero interrumpir la conversación, así que me vengo a la ventana del comentario y echo un vistazo tras el cristal, hacia tu blog. Estrenas cuadernillo en 2005 y te preguntas cómo no estropear el resto de las hojas. Bueno, yo he entrado por primera vez a leerte dentro de seis años y así de un vistazo te puedo decir que tendrás muchos comentarios y seguidores en el futuro. Me gusta leer desde el inicio, saber en este caso, de dónde sale la hostilidad. No estorbaré, pero igual de vez en cuando me tienta decirte algo. Aquí por ejemplo, me viene a la cabeza el estupendo comienzo del libro "La vida exagerada de Martín Romaña", de Bryce Echenique. Lo que Romaña llama su "cuaderno azul de navegación". La primera frase dice "Mi nombre es Martín Romaña y ésta es la historia de mi crisis positiva". De tu primera entrada destacaría que te encantan los principios y esta frase " Cuando todavía las promesas no se han roto porque no ha habido tiempo". Me ha hecho sonreír. Quizá por ahí asome el principio de la hostilidad, no está mal. Saludos.
Sergio ha dicho que…
Angeline, creo que he ido perdido hostilidad con el tiempo.Aun queda, claro, pero el blog se la ha ido quedando toda (más bien el título, ni siquiera el blog). Los largos posts o entradas que hacía en esta época me van resultando cada vez más ajenos(alguno me avergüenza) como en la anécdota que dice que Tolstoy cogió un libro de su biblioteca sin mirar, lo ojeó y dijo que le gustaba mucho ese autor sin saber que era su Anna Karenina. Claro que yo no estoy tan autosatisfecho como Tolstoy, digamos que sólo me reconozco en la parte de la anécdota en la que el autor no se recuerda a sí mismo o se lee y como dijo el poeta "ve que los de entonces ya no somos los mismos". Sí me reconozco algo en esta primera entrada porque sigo pensando como casi todo lo que escribo. Mi penúltima entrada es sobre el final de todo amor, por bien que empiece. Se puede hacer un paralelismo con esta primera entrada.De hecho comencé el blog con un amor que acabó pronto, tal y como auguraba. El blog no me ha llegado a cansar en siete años. Aunque ahora lo tenga congelado.
Y no, no estorbas. Por cierto, hace poco leí algo de tu página y tal y como adivinaba por los comentarios estaba escrito con elegancia e inteligencia. Me gustó el post en el que lees en un coche un libro y añoras compañía porque es una lectura para compartir (nunca he encontrado lecturas que necesite compartir pero ya se sabe, los hombres tenemos egoísmos inéditos en las mujeres y viceversa, claro).
En fín, presencia grata la tuya por mi espacio. Creo que me estoy animando a regresar antes. Por más que paso por una época de poco tiempo...
Noelia ha dicho que…
Y regresar a los comienzos pasado un tiempo... A veces, supongo que la mayoría de ellas, te arrepientes y quisieras regresar y tomar ese desvío que no parecía del todo bueno pero que igual escondía cosas bonitas.
Me has hecho recordar mis años de infancia, con todos esos libros para forrar y las libretas nuevas.
A mí también me pasaba lo mismo que a ti, y me sigue pasando. Buenos propósitos pero luego siempre hay tachones.
Del 2005... uff!! Eres de los viejos. :-)
Sergio ha dicho que…
El 2005, cuanto tiempo atrás. Sí, ya llevo tiempo por aquí pero no es tanto en perspectiva. Es curioso que le primer post llama la atención a algunos que entran (tres personas que han escrito ya en perspectiva). Nunca pensé que escribiría tanto y sobre tantas cosas. Y sigo...
Anónimo ha dicho que…
Creo que a todos nos llama la atención lo de buscar tu hostilidad años atrás, que curioso,y lo de que lleves ya tantos años por estos mundos, increíble, para mi lo de Internet me viene de hace unos cuatro,y el blog desde abril del 2010 antes no sabia ni que era eso.
Feliz lo que queda de sábado que son escasos 36 minutos.
Sergio ha dicho que…
Vaya, Meme, tú por aquí, por mi pasado. Que quede claro que no me hago responsable de todo lo que diga por aquí. Empiezan a ser muchos años con este blog y creo que he evolucionado en algo.
Qué sorpresa verte por aquí.
G. Maria ha dicho que…
:)

Tenias razon.

Por otro lado... si, eso parece, que los principios son los mejores, ¿no? La ilusion a flor de piel, esperanzas, ganas de comerse el mundo (el mundo, que es esa persona). Lo curioso es que cuando estamos en los comienzos de algo (hablemos de amor, hablemos de cualquier otra cosa), nos morimos de ganas por continuar y continuar, como cuando somos niños y queremos ser adultos y luego resulta que de adultos lo que se quiere es volver a la infancia... Sera que simplemente lo queremos todo. Querriamos que el principio durase siempre, y tambien lo del medio y seguramente tambien el final. Querriamos ser niños a la par que adultos. Todo y nada a la vez.

Pero no se puede.

Dicen.

No habia llegado a leerte tan atras en el tiempo (creo que me quede alla por 2010... quiza 2009).

(Disculpa la falta de acentos. Es una larga historia, pero culpa del teclado, en fin.)

Bueno, un beso (misterioso, jajaja)

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