Yo no soy racista, pero mi rabia sí

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Famoso cuadro de Van Gogh: "Los gitanos"

El Domingo pasado vinieron unos gitanos al cine. Debían ser unos veinte. Con niños de edades comprendidas entre los tres y los diez años. Hacían tanto ruido como si fueran quinientos. La gente los miraba con preocupación. Los acomodadores con más preocupación. El encargado los miraba a través de los huecos que dejaban los dedos de las manos que se había llevado al rostro. ¿Prejuicio? Para nada. Entraron a saco. Parecían los turcos derribando el último muro de Constantinopla o los cristianos recuperando Jerusalén. Con mucho ruido y con mayores deseos de cascar nueces.

Entraron a ver un pequeño fracaso de éxito y crítica: Días de cine. Y nos dieron un día de ídem, claro. La gente que iba a ver esa película no quería escuchar niños llorando, gente comentando lo poco que le gusta la película en voz alta, más niños correteando por la sala. Los niños sólo deberían ver películas para niños. A lo mejor en la edad media estaba bien tratar a las criaturas como pequeños adultos pero desde el siglo XX se vigila más su educación.

Cuando alguna valiente salió a quejarse(para esto son buenas y arrojadas las mujeres) el encargado puso cartas en el asunto pero no tardaron en quitárselas. Los gitanos argumentaban con mentiras(que los niños no hacían ruido) o con estupideces(que les devolvieran el dinero de la película de la que ya habían visto una buena parte o el de las palomitas que se habían tragado). Es cierto que nos llaman payos porque eso significa tonto, estúpido. Piensan que lo somos. No sé si es cierta la teoría que deriva esa palabra de una mala pronunciación del pagés catalán(campesino) pero es evidente que es despectiva.

Los gitanos salieron de la sala diciendo que vaya mierda de película(cuando se acabó) y pidiendo la cabeza del encargado, el “payo de la corbata”. La gente salía callando su impotencia y con el miedo en los ojos. Algunos de ellos me preguntaron cuando los gitanos salieron si no se podía hacer nada. Les dije la verdad: sólo llamar a la policía y hablarles de alteración del orden y todo eso. Creo que todos los “payos” fuimos más racistas en ese momento que nunca. La ultraderecha se pone las botas cada vez que la multitud gitana aparece. Estos individuos nos sacan el fascista que tenemos dentro. Si es políticamente correcto criticar la cultura de los talibanes, también lo debería ser atacar la del gitano. ¿Por qué no los metemos en reservas como las de los comanches americanos de finales del XIX? ¿Por qué no los ponemos a recolectar en nuestras plantaciones o a limpiarnos los zapatos con la lengua? ¿Por qué no los expulsamos en decreto al estilo de los Reyes Católicos en 1499? ¿Es el pueblo español tan “civilizado” que sólo piensa en eliminar a los inmigrantes?

Pues no. Se sigue odiando bastante al gitano. Lo dicen expresiones como esta: el mejor gitano es el gitano muerto. A veces, creo yo, parecemos pensar que el mejor gitano es el que ni siquiera ha nacido. Se le odia. Yo les he odiado siempre que les he tenido cerca. Y cuando he intentado comprender su cultura les he odiado más. No odio su raza. No hasta el punto de pensar como los suizos en 1926 que robaban niños gitanos para educarlos en la cultura del país pero pienso que el racismo es absurdo. Houellebecq lo dice fácilmente cuando asegura que “todos estamos hechos de la misma pasta”. El problema aquí es cultural. O incultural. Una nueva palabra sería llamar a esta fobia cultufobia o culturalismo. Odio sus costumbres tanto o más que las de ciertos fundamentalismos islámicos. No les odio a ellos exactamente pero a fuerza de tratarles traslado mi odio (muy equivocadamente) a sus cejas gruesas, oscuras, para mí ominosas(como ominosa y terrible fue también la costumbre suiza, o la idea de Himmler de ejecutarlos en masa, o la idea prusiana de principios de siglo para acabar con sus costumbres sin contemplaciones o las ideas franquistas sobre castigar a los que casasen con esa “raza inferior”). Las medidas tomadas a lo largo de la historia han sido tan salvajes que dejan pequeña la pequeña rebelión caló de tratarnos como a tontos o la menos pequeña de saltarse a la torera nuestras leyes. Ni Cervantes les quiso. Si pensamos que son unos salvajes no solucionamos nada superando su salvajismo.

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Hace un siglo de esta foto pero pudo ser el otro día

Más historia sobre nuestros “vecinos”. Ellos nos llaman payos y nosotros, en España, les llamamos erróneamente gitanos que deriva de egiptano. Se pensaba por aquí que venían de Egipto. Pero ya no se les relaciona con ese exótico país. Ahora pueden tener su origen entre Pakistán y la India. Su lengua, el romaní, tiene relación con cierta lengua que se habla todavía por allí. En España, la variante de lo que hablan se llama caló. El fenómeno por el que una lengua se hace híbrida adquiriendo parte del léxico de otra e integrándolo a sus rasgos sintácticos, fonéticos y morfológicos se llama pidgin. Los gitanos son muy del pidgin y el caló es un ejemplo.

Pero da igual. Estamos hartos de sus estupideces. En Europa se les recibió muy bien cuando llegaron durante el siglo XV. Luego comenzaron las identidades nacionales y entonces ya no cayeron tan bien. Su problema, básicamente, es que tienen una cultura que no se adapta. Ellos llevan la patria encima. Por eso no son exactamente nómadas. Los nómadas cambian de país. Ellos, como los palestinos, al no tener país se lo montan en cualquier sitio. Y claro, la guerra es inevitable. Que se lo digan a los israelíes.

Hace poco un amigo rumano me decía indignado que los gitanos rumanos están dejando en mal lugar a sus compatriotas. Bien mirado no le falta razón. Imagino que si un montón de gitanos españoles vivieran en pisos patera en Alemania, se cagasen en los portales o atrajeran todas las cucarachas del reino por falta de higiene, los emigrantes españoles en Alemanía también se indignarían pero quedarían en muy mal lugar. Se pensaría que toda España es como esa gentuza que sale por televisión. Y que no vengan con lo de integrarlos. Hasta ahora esas maniobras diplomáticas han fracasado. Les das algo y te lo rompen o lo venden. Mi última esperanza es Internet. Internet está matando las religiones en el mundo. Espero que con el tiempo también acabe con la incultura de ciertas culturas, con esa cerrazón legendaria, con esa mirada obtusa y antidemocrática.

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Tienen culo de mal asiento

Los gitanos, hoy por hoy no pueden cambiar porque no sienten que hagan nada malo. No se pueden saltar las leyes porque no son sus leyes. Los gitanos que nos rodean en España sólo son españoles de nacimiento. En la práctica son como los fantasmas de la película “Los otros” de Amenábar: viven aquí pero están en el más allá. La patria gitana está condenada a vivir dentro de otra patria, la que le toque. Siempre sin sentirse afectada e impermeable a esta y a sus estúpidos decretos(tan payos ellos). Pero eso sí, jodiéndoles siempre que puedan. ¿Alguien tiene una solución para este problema? Y no vale pedir tolerancia desde un chalet de lujo en la sierra sin gitanos cerca. Ni genocidios ni expulsiones, claro.

Comentarios

Ozymandias ha dicho que…
Yo creo que no hay que confundir racismo con problemas de convivencia. Si lo que cuentas lo hicieran un grupo de licenciados universitarios te cagarías igual en sus muertos. Así que no creo que sea racismo y a veces el racismo se utiliza para proteger a ciertos jetas. Es racismo cuando se impide a alguien por sus características raciales hacer lo mismo que los demás o se recortan sus derechos. Los gitanos tienen los mismos derechos que nosotros, el problema es que tienen diferentes costumbres, básicamente la costumbre de hacer lo que les sale de los huevos pasando de lo que hacemos la mayoría. Y tú libertad acaba donde empieza la mia. A mi que cada uno haga en su casa lo que le salga de los huevos, pero en los lugares donde todos compartimos un espacio se deben seguir unas normas, y una parte de ellos no lo hacen, como también pasa con los rumanos o los árabes. Pero no pasa con todos, ni todos los gitanos son así (los gitanos de Gracia llevan más años aquí que muchos catalanes y perfectamente integrados) ni todos los rumanos ni todos los árabes. El problema es que los que dan por culo lo hacen de forma casi profesional y las leyes no se lo impiden, como tampoco se lo impiden al españolito de toda la vida que pone la música a toda hostia o al vecino hijoputa que hace ruido por las noches.
Y mucho cuidadito con lo que dices que tú eres medio moro...
Sergio ha dicho que…
No, moro no, a mí me tienen negro que es muy diferente. De todos modos el lenguaje genera racismos equivocados. Hay que tener cuidado con lo que se dice. En el cine llevamos meses cagandonos en la familia de rumanos que nos toca las pelotas cada día que pasa y hace poco hemos sabido que los rumanos eran italianos. Probablemente con algo de sangre gitana, claro.

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