Terapia


Lo que más me ha gustado de ese viaje ha sido el sexo. Lo cierto es que hemos follado como conejos(al menos por la frecuencia ya que nuestras perversiones, posturas y rollo “hardcore” no es muy propio de esos animales, los seres humanos podemos ser más bestias que las bestias sin demasiada dificultad). Qué suerte tu nueva afición a las novelas de la desaparecida “sonrisa vertical”. Era leer cinco o seis páginas, mirarme con lujuria y atacar sobre una cama de hotel que temblaba y crujía con profesionalidad. Imagino que estas camas lo que más ven es precisamente eso, sexo.

También estuvo bien la arena blanca, tus pechos y tu culo al sol, el agua transparente, la noche de charla en el balcón con acompañamiento sonoro de las ranas de una laguna cercana, el buffet libre para romper cualquier dieta, algunos orgasmos míos y algunos tuyos(maravillosamente estridentes), nuestras iniciales en los botes de sal y pimienta del chino(tú la P, yo la S), nuestras noches con pesadillas más suaves gracias a la compañía que nos brindábamos, la imagen de ti como princesa de Disney alimentando pájaros con migas de pan en aquella terraza con piscina del hotel(buffet libre también para las aves), esa cala tan bonita de esa isla tan acogedora...

Todo aquello estuvo bien. Si acaso la pega de que todo pasa y que el calendario no se iba a detener. Y sobre todo el mal momento de la última noche con discusión. Yo buscaba mi soledad que no estaba en tus planes pero que casi siempre está en los míos.

Quería dejar atrás cualquier recuerdo de mi vida cotidiana. A veces prefiero quererte a distancia (aunque los orgasmos pierden mucho de ese modo). Pero tenía que huir. Así que regresé a mi hogar con la imagen de tu rencor todavía fresca en las pupilas. Estuve en casa un fin de semana, estuve en un apartamento de la Costa Brava, viajé a Madrid, regresé al apartamento de la Costa Brava y me reuní contigo, regresé al trabajo… ¿Conseguí algo con tanta fuga? No. Por más que lo intento siempre me llevo a mí mismo a cuestas. No sé cuantas vacaciones se necesitan para hacer eso que llamamos desconectar. Yo no soy capaz de hacerlo por completo nunca. Aunque todo este ajetreo me vino bien, la verdad, y lo de Panero en Madrid fue maravilloso.

Pero el balance es negativo. Dediqué más de un par de pensamientos a mi infierno privado.

Puede que te interese saber que sigo proyectando escapadas.

Esta vez no me importa incluirte de compañera si así lo deseas. Después de todo sí hay algo que me hace desconectar. ¡Es tan bonito el porno duro cuando hay amor!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Este texto inspira vida en mayúsculas. Enhorabuena por él y por tus -desde luego- estupendas vacaciones. Las imágenes aún frescas de rencor desaparecen rápidamente.

Un saludo.
Anónimo ha dicho que…
Si no te molesta, te añado en la lista de blogs que leo habitualmente.
Anónimo ha dicho que…
Claro, Houllebecq.
Y gracias por tu comentario.
Meryone ha dicho que…
si hay algo en el mundo de lo que no tengo ni puta idea es de sexo con amor. del sin amor, me defiendo. me defiendo como sinónimo de que tengo conocimientos, no que huya (como del amor)

terminaron las vacaciones? las mías son estudiosas, pero son

besos

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