Nit de Sant Joan
Les
veo en un portal. El hombre está desnudo. Aún así le arropan tres
cuerpos femeninos de edades que oscilan entre los dieciocho y los
veinte. No estoy seguro de que tengan todas la edad legal pero quiero
pensarlo(aunque la naturaleza parece que tiene otras normas).
Ellas
están muy apretadas las unas contra las otras, asardinadas. Dos
están de frente, aplastándose mútuamente los pechos, la tercera se
abraza a la de en medio. Miran hacia donde estoy yo observándolas y
se ríen como si les gustase provocar o causar algún tipo de estupor
o, por lo que ocurre después, como si me invitasen a la fiesta. Pero
allí hay un hombre ya. Un hombre desnudo del que apenas vislumbro el
cabello negro y fragmentos de carne blanca o pálida por el fresco de
la madrugada y en un flash muy rápido, la polla que se agita y se
acelera con el movimiento que le brinda la mano de una de las chicas.
No sé cual de ellas es pero le están masturbando. Tampoco sé si se
alternan en ese juego porque deben estar así como media hora y el
asunto parece que va para largo. Yo sólo veo una parte pero sé que
llevan más tiempo porque alguien me ha avisado de que estaban en ese
portal y yo he salido para constatar lo que me han contado. Y sí,
así es. Un hombre con tres. Un afortunado en amor o en dinero o en
ambas cosas. Imagino en principio que ha pagado por ellas pero no
tienen aspecto de putas, sólo actúan como si lo fueran. En
cualquier caso no sé que tipo de carisma masculino puede llevar a
que tres mujeres se disputen la polla de un hombre desnudo en un
portal y no aspiren a nada más que eso, a aplastarse las unas contra
las otras para cubrir el cuerpo desnudo del macho y pasarse tanto
tiempo jugando con sus genitales sin recibir ningún orgasmo a cambio
porque él apenas las toca.
Ellas
van vestidas de verano, y combinan blusas con minifaldas y algún que
otro tacón pero nada especialmente ostentoso ni colorido. No consigo
solucionar el crucigrama de ese acto. ¿Qué ha hecho ese hombre para
tener a tres? ¿Y dónde se ha dejado la ropa? También pudiera
tratarse de una cámara secreta para alguna web pornográfica.
Pasan
otras personas por la calle y todas pagan el peaje del voyeurismo. Y
los-as exhibicionistas siguen con su "ji,ji,ji" mirando a
los que pasan y a su vez los-as miran. Alguno, más atrevido, se
acerca a una de las chicas y restriega sus genitales por sus nalgas,
ella se deja y siguen con la risita. Otro animal
hombre ve al primero y juega al mismo juego. Dónde comen dos ya casi
que puede comer cualquiera que no tenga vergüenza. Todas las
características que nos hacen tímidos o extrovertidos están en
unas células del tronco cerebral llamado sistema reticular
ascendente de activación. El cortex nos inhibe o no, depende como
hayamos salido de fábrica. Mi cortex sólo deja de inhibirme con el
alcohol. Y nunca tanto como para ir a refregarme contra las primeras
nalgas que me encuentro por la calle. Pero tampoco juzgo al que hace
ni a la que se deja. Eso ya lo hará el juez como a la policía les
dé por detenerlos por escándalo público.
Yo
finalmente decido que tengo sueño, que he terminado mi turno y que
mirar no es más divertido que pegar la cara al cristal de una
pastelería sin dinero para comprar.
También,
mientras me alejo, pienso que después de doce horas de aburrimiento
monitorizando la nada de un portal vacío ya podrían los del
espectáculo haber empezado antes.
El
compañero que me releva se frota las manos y se queda absorto en su
faena y en su monitor.
Mañana
que no me dé la mano.
Comentarios
S todo ésto pasó de verdad??? Te lo pregunto porque me cuesta creerlo, pero por lo que te he leído, tú eres de los que cuentas hechos o anécdotas que te han pasado, así que lo doy por cierto.
A mí no me cabe en la mente una desinhibición llevada hasta ese punto, pero hay gente para todo...
Besos