Cruce de caminos
Estábamos celebrando el cumpleaños de J.. Cenábamos. M. nos acompañaba. No sé como surgió el tema pero resultó que ella era Evangelista. Dialogábamos tranquilamente desde posiciones distintas. Ella incluso me ofreció un detalle de lo más bizarro: "La gente que te toca mucho mientras habla transmite malas vibraciones". Claro, ella estaba en lo del mal y el bien absolutos. Me hablaba de teólogos. Yo que al menos también vengo de la ciencia, la filosofía y la cultura en general tuve algo que ofrecerle comentándole mis impresiones sobre las Confesiones de San Agustín que se preguntan asuntos tan divertidos como "¿Está Dios en mayor medida en los cuerpos grandes y en menor medida en los pequeños?" que es como preguntar si los gordos acaparan más a Dios que los flacos. También comentamos el Génesis que es tan apasionante como leer el listín telefónico desde el principio y por orden alfabético. Ya en su primera página leemos "Al principio Dios creó el cielo y la tierra." Se nos despiertan sospechas sobre lo sagrado del texto. Ahí se ve que en la Biblia no habla un Dios sino un humano que no tenía telescopio ni la posibilidad de ver más allá de los cielos las Galaxias, los cúmulos de Galaxias, los agujeros negros y así hasta el infinito. Que a Dios le costó seis días y uno de descanso hacer esta porquería de planeta que no es ni una mota de polvo en el universo y que a estas alturas debe estar roto por las horas extra tras crear todo lo demás. La Biblia está escrita por gente que se creía el centro del universo y luego hemos visto que estábamos en un lado alejado de una Galaxia, en uno de sus brazos de pulpo y bien apartados del centro.
J. se había parapetado detrás de su móvil respondiendo mensajes. Cuando M. se fue al baño aprovechó para decirme en un tono levemente molesto: "Como sigáis esa mierda de tema al menos tu(yo) te llevas una hostia. ¡Que es mi cumpleaños!"
Y al día siguiente regresé a mi trabajo. Con Fernando, un personaje que ya ha salido aquí bebiendo del vaso en el que bebe un bulldog francés. El envidioso. Uno de esos que te tocan cuando te hablan. Que te soba como un moñas. M. hubiese dicho que transmite malas vibraciones.
Descubrí, gracias a ciertos avisos de mi subconsciente que me decían que las páginas arrancadas del blog de informes escondían algo(y lo encontré), que escribía allí que yo no hago mi trabajo y él tiene que hacerlo por mí. Eso es falso. Ya me dijo mi otro compañero uruguayo que tuviera cuidado con este Fernando.
La psicología dice que los envidiosos pueden tener entre sus síntomas este trato exageradamente amable y este toqueteo exhaustivo. No hace ni dos semanas que Fernando me decía que yo era el mejor tipo que había pasado por esa empresa. Para luego escribir a mis espaldas que no hago mi trabajo. No sé si es peor esto o tener que soportar que me toque un individuo de mi sexo, gesto que me desagrada enormemente.
Por una vez le dí la razón a M. Ella desde su religión y yo desde mi escepticismo llegamos a la misma conclusión. A veces la fe y la razón se pueden tolerar si la una no se impone a la otra y además la fe va un poco bebida. M. aquella noche dijo algo no menos interesante "Soy pecadora. He pecado y seguiré pecando aunque Dios me perdonará porque creo en él, en su plan de salvación".
Amén a eso. ¿Queréis otra porción de pizza o nos vamos a otro sitio?
Comentarios
saludos amigo,
bien escrito
"Pecaremos siempre, pero Dios nos salvará y perdonará siempre" ¿Donde está la gracia?
Yo de ti, no me acercaría mucho a ese compañero tocón, la envidia es horrible y hace mucho daño.
Un besote
En cuanto a las frases de la evengélica, me las apunto jejeje
Besos (BEP)
otra cosa, claro está, es el tema de fernando, que, conociéndote un poco ya a través de tus capítulos previos, mucho me temo que lo del vaso de agua va a ser algo muuuuy laxo para lo que le espera en un futuro próximo.
ten compasión. o no. pero cuentanolso.
Detalles. En los trabajos estamos condenados al trato habitual con esas personas que no os gustan. Es parte de la pena de trabajar. Incluso peor que el trabajo en sí. Por eso solo vamos si nos pagan. Un beso.
Laura: Creo que sufre más el envidioso así que daría por castigado a Fernando si no actuara en mi contra. El problema es cuando además se convierten en un obstáculo o en algo que puede molestar. en ese caso hay que estar atentos y ver hasta dónde pueden llegar y tomar medidas correctivas.
Esas frases ya las llevaba en ti hace tiempo, pecadora.
Besos.
hilia: Pues sí, has entendido perfectamente el tipo de actitudes que me delatan. De hecho la noche que descubrí la traición ya ideé varios planes de venganza inocuos que no me relacionasen con el castigo e hicieran recaer todo sobre él. De todas formas estoy en un momento delicado y prefiero observarle. Él sigue igual de falso y yo le imitó y me río con él mientras almaceno toda información que me pueda dar y le cierro las puertas a la mía que no pasa de hablar del fútbol de la jornada.
Es un tema que yo suelo evitar y si algo he aprendido con los años es que todo es respetable, quien cree por creer y quien no por no hacerlo, pero los extremos no me gustan, los fanatismos son lo peor yo creo mas en un lado intermedio, pero algunas religiones no permiten el lado intermedio, lo quieren todo de ti, yo creo mas en coger lo bueno de cada lado y hacer tu propia creencia.
El final de tu post buenísimo,
("Soy pecadora. He pecado y seguiré pecando aunque Dios me perdonará porque creo en él, en su plan de salvación". Amén a eso. ¿Queréis otra porción de pizza o nos vamos a otro sitio?)
jajajaja genial!!
Y lo de ese señor que trabaja contigo, pues lo siento mucho, te acompaño en el sentimiento..
besos
Enya: Claro, Enya, pero tú seguramente que no te estabas toda la noche con la cabeza sobre el móvil y aburriendo al personal respondiendo mensajes. No soporto esas ausencias continuas de la gente que entra en trance por culpa de su móvil. Pero hablar de lo que sea, eso me da igual. Me adapto a cualquier conversación.
Gracias por tu comentario, como siempre, un buen motivo para escribir un post es leer este tipo de respuestas. Besos.
Besos BEP
En cuanto a las relaciones humanas, yo soy de tocar bastante si hay buena química.Lo hago casi sin darme cuenta... A las mujeres no suelo tocarlas...bueno, a mi abuela sí, pero en una reunión, si hay hombres, a las mujeres casi ni que las veo...jaja...¡Ah, y me gusta el lado oscuro de dios; ese ángel rebelde con tanto encanto...
Un beso.
Ja,ja, otra cosa a la que digo amén. Si no me altero ya por estos temas es porque se están convirtiendo en inofensivos. Cada día les cuesta más dominar el mundo a los religiosos. La gente está aprendiendo algo. Lo curioso es que se instalan otras supersticiones o religiones absurdas pero en fin, menos restrictivas en muchos casos(espero). Creo que tú y yo compartimos una, la de los versos y las letras en general.
Zavala: No eres el único, Zavala, ni es culpa tuya ni paso lista. Lo del monasterio ya me lo pedí yo hace tiempo por la calma pero sé que más tarde o más temprano regresaría a la urbe en busca de historias nuevas y de alguna sensación más ruidosa. Estas cosas son para cierta edad crepuscular. Yo de momento no necesito aferrarme a ninguna mentira en especial pero cuando lo necesite a lo mejor me enamoro. Saludos.
Me dejas pensando en la habitabilidad de dios en los cuerpos.
El mundo de las creencias es tremendo.
Y de las creencias, sean las que sean, no nos salvamos nadie.
Saludos
Sergio, estoy más o menos de vuelta. O sea, visible. Porque llevo todo el verano haciendo fotos con el móvil y poniéndoles texto, o pie de foto, como quieras llamarle. Ahora sólo falta que decida qué hacer, cómo hacer, cuándo hacer... y actualizar mi blog.
Pero siempre me sucede, me invaden unas ganas tremendas de escribir cuando te leo, os leo. Y así es ahora, justo ahora, mientras huelo el café y disfruto de tus historias varadas en la pantalla de mi portátil.
Tampoco creo en los tíos que te menean bien cuando te hablan. Odio ese zarandeo...
Gracias, amigo, ahora voy a seguir leyéndote... yéndome hacia abajo... y comentándote si encuentro algo decente que decirte.
Un abrazo
Mario
Sergio, estoy más o menos de vuelta. O sea, visible. Porque llevo todo el verano haciendo fotos con el móvil y poniéndoles texto, o pie de foto, como quieras llamarle. Ahora sólo falta que decida qué hacer, cómo hacer, cuándo hacer... y actualizar mi blog.
Pero siempre me sucede, me invaden unas ganas tremendas de escribir cuando te leo, os leo. Y así es ahora, justo ahora, mientras huelo el café y disfruto de tus historias varadas en la pantalla de mi portátil.
Tampoco creo en los tíos que te menean bien cuando te hablan. Odio ese zarandeo...
Gracias, amigo, ahora voy a seguir leyéndote... yéndome hacia abajo... y comentándote si encuentro algo decente que decirte.
Un abrazo
Mario
UN ABRAZO
Me quedo con la repulsión que me provoca quien rompe mi espacio y me toca cuando habla...que rabia me dá, desde ahí casi me da lo mismo lo que cuente.
Un beso
Besos.
Por otro lado, nunca me había parado a pensar en eso de quienes te tocan al hablarte...No abundan demasiado. Me vienen a la cabeza dos personas toconas-parlantes y pensándolo bien.... Uhmmmmm.... no me gustan :(
Un abrazo
;D