A la brava
La última salsa de
Bravas casi se lleva a J. Fue nuestra casi versión de la última
cena. Yo tuve una revelación y nada más llegar a casa y sentir
leves náuseas vomité las patatas con su salsa mortal. El veneno no
llegó al torrente sanguíneo. Pero J. se fue a dormir, es un decir,
con la cena en mal estado en su estómago. Su organismo debió hacer
el intento de digerirla y perdió. Se pasó toda la noche vomitando.
No una vez sino muchas y a rachas. Ese tipo de circunstancias te
arruina la noche y te lleva a pasar un mal día de trabajo. También
aseguraba que le dió tortículis de inclinar la cabeza sobre la
loza. Y aún suerte que los humanos a diferencia de otros seres
inferiores y nauseabundos como las cucarachas tenemos el sistema
defensivo del vómito. Lo que detecta nuestro organismo como
peligroso puede salir por dónde entró. Es una segunda oportunidad
para no morir por ir a bares inadecuados. Una manera de sobrevivir
para ir a cantarle las cuarenta al tipo del bar que sí, te pone
tanta salsa que las Bravas parecen una tarta y casi no ves las
patatas pero que no deja de ser un producto tan abundante como
corrupto. No es la primera vez que hemos pasado una mala noche por
esto si bien es cierto que otras veces no fue tan grave. Pero están
tan buenas... pensamos con nuestro cerebro de Homer Simpson.
Estaba enviándome
mensajes por whatsapp (Lo que no mata tampoco engorda si te
dedicas a vomitar) con J. cuando me encontré con la señora
Teresa. És una de mis vecinas más pesadas lo cual es difícil ya
que el nivel de pelmazos en mi escalera es grande. El listón esta
muy alto pero la señora Teresa lo salta. Claro que desde que murió
su marido esta más débil. Molesta menos, la pérdida le ha o le
había mermado el carácter. Hasta que su poderosa psicología ha
vuelto a reconstruirse y ya empieza a meterse dónde no la llaman, a
pedir que vaya a las reuniones de vecinos aunque le diga yo que no
puedo(¿Y a ella que le importa?), a decirme que vuelva a llamar a
los de Ono porque el cable de mi conexión la vuelve a molestar no sé
cómo ni por qué y con cierta ingenuidad me dice que sólo la
molesta a ella por más que ha intentado convencer a los vecinos de
que también les molesta a ellos. Nada, en su línea. Yo trato de
sacarmela diplomáticamente de encima. Le doy la razón en todo y le
sonrío como un idiota pero ella tiene más. Dice que la bicicleta de
mi vecino no puede estar en el rellano que compartimos. Sí, vale,
estoy de acuerdo pero yo no voy a entablar una nueva batalla con otro
vecino teniendo tantos frentes abiertos. O eso pensaba. Teresa dice
que se ha tomado la libertad de decirle a mi vecino que no puede
dejar allí la bicicleta y que en mi nombre, ha dicho que a mí
también me molesta. ¡Pero es que a mí no me molesta esa bicicleta
allí! "Nos tiene que molestar a todos porque eso no se puede
permitir", me dice Teresa. Pero cuando voy a mostrar mi
enfado ya mas desatado y sin el obstáculo de que es una viuda me
empieza a llorar con lo de la soledad, con lo mal que lo pasa... a
veces pienso que lleva el guión escrito. No te deja reaccionar.
Aunque yo a pesar de todo consigo decirle algo:
- Pero tiene usted que
salir, señora Teresa. ¿No tiene amigas? La del quinto. ¿Que no
puede caminar mucho porque se fatiga? No importa. En el barrio hay
sitios muy agradables. Si le gusta la buena mesa le recomiendo un bar
dónde hacen unas Bravas buenísimas...
Comentarios
Ja,ja,ja,ja...Cuando no la traes con el compañero de trabajo la traes con la vecina...ainssssssssss. Oye,¿Se te ocurren así, de forma rápida, o tienes que pensar mucho tus venganzas? ¿Qué te llevarías a una isla desierta? (me temo que a tu vecina...no)
Un besote.
Me encantas cuando eres malo...
Un beso
Pilar: No, que va, solo travesuras. El mal ya sabes dónde esta. El verdadero nos gobierna bastante desde puestos de poder. Un beso
ahora imagina que sigue tus bien intencionadas indicaciones, le encanta el sitio (y no le sienta mal ninguna salsa, claro) y termináis siendo íntimos. mira que la realidad siempre supera bla bla bla.
Cada vez que pida unas bravas voy a acordarme de esto, sobre todo del exceso de salsa... se pone el punto de "asquerosilla" y no como ehhh..
Como siempre relatas los hechos tan bien... que hasta el vómito, se hace ameno :P
Aishhh y cuando yo sea una señora Teresa ¿qué me recomendarán?
Besos
y ahora
(carcajada)
Mis cariños
UN ABRAZO
Tú sigue insistiendo, que el que la sigue, la consigue jajajajajaja
Estás seguro que fueron las patatas bravas??? Yo cuando tengo borrachera-resaca y devuelvo hasta la tarta de la primera comunión, también le echo la culpa a las patatas, los mejillones, los frutos secos...
Besos(BEP) y feliz inicio de semana
Sylvia: Gracias, Sylvia, pensaba que estabas descansando de la red y entre café. Sobre lo del vómito... Bueno, evito lo escatológico que no me gusta pero esto es real como la vida misma y tenía que contarlo, darle salida. Cuando tu seas una señora te irá bien si realmente eres una señora en el buen sentido.
sí, bwana: Qué alegría verle a usted por aquí que se maneja tan bien con el humor.
Piel: Si has regresado es que empieza ir bien. Y si te ríes más. Qué bien. Un beso.
Reltih: Sí, pobrecita ella con lo buena que es, ja,ja pero sigo con la ironía. Un abrazo.
Laura: Esta vez sí. Lo otro era un Trina de naranja, entre semana somos como policías de servicio que no bebemos. Al menos J. que trabaja de buena mañana y no se puede permitir una resaca. O no quiere. Pero que no te digo yo que uno de esos Viernes en los que cerramos el bar de la esquina no sea otra cosa. Besos.
:D
Y sí, vecinos como tu vecina, todos tenemos... A mi me tienen un poco bastante harto... Pero no sé si invitar a esas personas a un exquisito café con gotas, o llevarlas a merendar a ese lugar tuyo, no sé, no sé...
Saludos, Sergio