Lo único que tengo es
que sé lo que quiero, que ahora lo veo claro". Lo pienso
mientras estoy en mitad de una escena opuesta. Lo que ocurre fuera no
tiene nada que ver con lo que estoy pensando. Se le llama despiste. O
estar ausente. Aunque también regreso y me asomo por los ojos a lo
que pasa fuera. ¿Y qué pasa? No gran cosa. G. me ha presentado a su
tia abuela, una señora muy mayor. Estamos también con su hermana y
su sobrina. La sobrina es un bebé. La tía abuela no para de hacerle
monadas al bebé niña. Grita cosas extrañas que no entiendo yo ni
la niña, se ríe exageradamente, hincha los carrillos mientras hace
pedorretas con la boca y el amago de comerse al bebe por el ombligo,
cosas así. Si se mira fríamente es un poco ridículo. Hay un
momento en el que tengo que mirar para otro lado. Hay adultos que
bajan mucho el nivel para dirigirse a los niños. Su idea de hacer
reir a un niño es convertirse en retrasados mentales muy evidentes.
Y no, no es esto una crítica, ni mucho menos. No sé el bebé pero
yo al cabo de un rato me olvido de la vergüenza ajena y me empiezo a
reir. Piensan que intento hacerle gracias a la niña pero en realidad
me río de la tía abuela. Es fantástica su interpretación de vieja
loca y me lo estoy pasando muy bien con ella.
Cuando ya ha pasado el
evento G. me mira y me sorprende con algo que no esperaba de alguien
tan joven y ya no me río: "¿No es mona mi sobrina? ¿No te
gustaría tener otra igual?" Ni igual ni parecida. Los que
somos un poco "monguers" no deseamos procrear para no
extender nuestra perniciosa semilla por la tierra, la naturaleza es
sabia. Pero no le digo eso. Sólo le pregunto a mi vez si quiere ella
que vayamos al cine o a su casa que no hay nadie y hacer simulacros,
ojo, sólo simulacros, de engendrar hijos. O a lo que le de la gana
pero yo estoy cambiando de tema. Una pequeña parte de mi
inteligencia la suelo invertir en hacerme el tonto.
Y no pasa nada. Sólo es
algo anecdótico y a ella le da igual. El problema no es ese. Aún.
El problema es que yo
recuerdo la única relación más larga, auténtica, sincera y
verdadera de mi vida y me doy cuenta de cuanto la extraño. Y las
palabras de esa persona tan importante que me dijo hace poco: "Tu
y yo tenemos un vínculo muy fuerte. No es fácil romperlo. Si
quieres empezar de cero yo estaría dispuesta. Pero esta vez bien.
Creo que no te entendí ni te presté la atención que merecías en
su momento pero sí me he dado cuenta de lo mucho que te echo de
menos y te necesito" Y eso no importaría si yo pensase
distinto pero es que más o menos pensaba igual que ella. Es difícil
renunciar a quién le has dedicado tanto tiempo. A quién quisiste
tanto, aún quieres aunque sea de otro modo y a quién te sigue
queriendo.
Tal vez por eso se me
fuga la mente cuando estoy con quien no debería. Con quién he
decidido que es un callejón sin salida para mí.
Ahora ve y explícaselo.