Un mundo en cada persona
Salgo temprano el Domingo. Ronda de cafés para todos menos
para la de trece años, mi sobrina.
Esperamos a mi padre que ha decidido unirse a la
manifestación. Mi madre dice que vale, que aprueba, pero que defiende la patria
leyendo un libro en casa porque le da palo arreglarse. Y porque tampoco es que
sea de salir mucho, le pasa como a mí pero en peor.
Mi cuñado llegará pronto con su armamento de cuñado. Es
perfecto como opinador. Y esta situación es un no parar. Pero creo que esta vez
ya estamos un poco cansados del tema. Incluso aunque nos manifestemos. Todo lo
que digamos será utilizado en nuestro aburrimiento. Porque todo se ha dicho ya.
Tuiteo un poco en plan conductor dominguero, con insultos de ida y vuelta. Me
relaja. En notificaciones me han llamado facha (otra vez), gilipollas y dos
tipos quieren que les chupe la polla. Literalmente. Creo que son homosexuales
activos así que decido hacerme el interesante y no responder, dejarlos a la
expectativa, como su presidente republicano cuando habla sin decir nada. Se añade
un tercero que dice que me den por dónde sabe que me puede doler.
-
Deja el móvil- me dice mi hermana- ¿No viene L.?
-
No, está en el polideportivo- miento, estamos en
el mismo piso pero separados nuevamente por diferencias autistas del estilo España-Cataluña
aunque no es la política la causa, claro.
Mi padre aparece con su capa de bandera española. Mal
empezamos. Yo voy a manifestarme de una manera más suave, de civil. A mi padre
y a mi sobrina les une en cambio el look carnaval. Da igual. Casi todos irán
así. Yo de todos modos sigo con mi alergia a lucir distintivos.
Terminamos los cafés. Hago una elipsis y aparecemos en
Barcelona a las diez treinta. Ya hay mucha gente y trapos al viento. Como la
guerra pero sin muertos y con mucho festejo. Todo son vivas. Se supone que
desde el viernes estamos en una república pero sabemos que eso sólo existe en
la mente del que la deseó.
Empieza a sonar Manolo escobar y miro con preocupación a mi
padre. Sé que para eso es peor que yo con David Bowie y puede empezar a cantar,
amenaza con hacerlo. Hora de largarme. Pero si me alejo mucho corremos el
riesgo de extraviarnos. La mani es apretada en plan lata de sardinas. Cerca de
las doce del día es difícil avanzar a un lado u otro. Pero veo a un par de
vecinos y me dicen que ahora son exindepes y me dicen de tomar algo y les digo
que sí.
-
Nos llamamos y quedamos luego- le digo a mi
hermana y compañía.
-
Pero…
-
¡Viva España! – y con esa respuesta que no deja
responder desaparezco. Por cierto, Manolo Escobar aparece desde varios lugares,
no sé quién lo reproduce ni de dónde llega pero es difícil esconderse de su
fantasma sonoro.
Nos tomamos una cerveza, arreglamos la patria con la
facilidad que da no tener la responsabilidad de hacerlo realmente y llamo a mi
hermana.
-
¡Estamos en Zara!- quiere decir que están a esa
altura del paseo de Gracia. Voy para allá.
Veo un grupo de falangistas que asustan más de lo que
convencen. En esta mani hay de todo. Como en todas, supongo, pero me molesta
gritar cerca de esos tarados. Hay algo que está mal. Y que me hace sentir
sucio.
Vuelvo a mirar twiter y una chica asegura que soy un
imbécil. Le explico que un insulto no es un argumento y pregunta que si soy
gilipollas. No tengo tiempo para responderle ni ganas. Pongo cuatro tonterías
más por la red del pajarito y me voy en busca de mi hermana. Pero casi no puedo
moverme. Aquí ya no vas, te llevan. Es mejor dejar que pasen las proclamas
desde el escenario y esto se deshaga, tampoco durará tanto.
Lo vivo como un día de fiesta. A veces grito con la multitud
que te recarga de energía falsa borreguil y otras veces me acuerdo de mi madre
tan ricamente sentada leyendo el último libro que le presté. Miro twitter una
vez más y veo gente que también se acuerda de mi madre. Un saludo para todos,
amigos.
A las dos y media siento que la multitud me desata. Grito un
poco “¡Viva España!” cuando vuelvo a pasar cerca de falange o los de VOX (no
vaya a ser que al verme sin bandera me crean republicano y me suelten una
hostia o me pateen un rato en el suelo).
Estoy hablando con mi hermana por el móvil otra vez pero ya
la veo a lo lejos, cerca de la Rambla.
Cuando me acerco veo con horror que mi padre ha empezado a
animarse con Manolo Escobar que no se rinde. Y baila. Y mi sobrina le secunda.
Está claro que en el objetivo general de una manifestación
coincidimos muchos. En los matices no.
Comentarios
Por eso mismo, por los matices.
Porque veo que no soy ni carne ni pescado...porque no me gustan los argumentos ni de unos ni de los otros. Me quedo siempre con trozos de los dos bandos. Y eso me hace estar en medio de todo.
No sé cómo explicarlo Sergio. Soy catalana y me gusta mi tierra. Y siempre lo he dicho, me siento más catalana que española. Mentiría si dijera lo contrario, no me preguntes cuál es el sentimiento y el porqué, pero es así. Pero no me gusta, odio, el fanatismo. De cualquier tipo. El fanatismo ensucia cualquier causa.
Hay fanáticos animalistas también, por eso durante un tiempo también dejé las protectoras. Cualquier sentimiento que se desborda, pasa a ser negativo. Y yo huyo de todo eso. Me duele.
Y con este tema, que nos ahoga, que nos sobrepasa, ¿dónde está la razón?
El sentimiento "banderil" y de "patria" está psicopatizando a la sociedad...no me gusta nada.
Todo son insultos si no piensas como "ellos". "Ellos" catalanes y españoles.
Yo me siento catalana, menos española, pero no quiero irme de España.¿Puede ser una opción? Quiero pertenecer a un país donde hay muchas comunidades distintas, con idiomas distintos, gente distinta y costumbres distintas, dentro del mismo territorio. Cada uno con su particularidades. ¿Por qué debemos elegir?
Esto es una mierda. Sinceramente.
Me niego a entrar en el juego. Sigo callada ante videos, mensajes, notícias fraudulentas y comentarios de unos y de otros.
Es una tristeza.
Te mando un fuerte abrazo Sergio!!!
muchos besos! y...no pelees por política...como le dije a mi hermano en una charla hace unos días, cuando me dijo...bueno, da lo mismo...le dije que la próxima vez que tuviera un problema o quisiera hablar de algo, llamara algún político...a ver si lo atendían...
Nadie nos atenderá cuando empiecen los problemas de verdad. Sólo los que tenemos a nuestro lado. Independientemente de sus creencias.
Al final, cuando los problemas vayan a ser gordos, los que tenemos al lado, los de toda la vida, van a seguir a nuestro lado. Si somos inteligentes.
Un abrazo.
Pero sí, es el fanatismo el que lo estropea todo. El amor te ciega. Y si es a la patria te ciega más.
Ya he hecho las paces con el indepe del post anterior. Di el primer paso. Y no me arrepiento. Al final me he sentido más libre así que del otro modo.
Al final, mi patria son los libros, los cómics y David Bowie(y algunos-as más). Es difícil sacarme de eso.
Los políticos huirán y como tu dices, tendremos que sacarnos nosotros de nuestros propios problemas. Un abrazo.
Sobre los de mi familia mejor que se lo tomen así. La verdad es que lo de ayer fue bastante festivo en general. Yo ni vi los destrozos que hubo en algún lado de la ciudad. Son los de siempre, que tienen que sacar a pasear el animal que llevan dentro. Estoy a favor de la protección de los animales pero de estos no, a estos que les zurzan. Por lo demás el día a día de Barcelona no es demasiado diferente. Ahora mismo el Paseo de gracia es como siempre. La gente sigue igual. Tanto que ya he tenido que esquivar al argelino pesado que cuando voy con gorra no me conoce y me viene a explicar que ha perdido el tren. Un abrazo.
Desde Zaragoza creo que no nos compete posicionarnos a favor o en contra, tan solo ante el derecho a que lo hagáis sin problemas y con normalidad, legalidad y consecuencias.
Lo de Manolo Escolar me mata, pero no sé si tanto como la simplificación de o piensas (que es mucho decir de algunos)como yo o mereces las barbaridades que se me ocurran.
En fin todo parece en calma, visto desde la distancia, ojalá no sea el ojo del huracán venga la tormenta después.
un beso
Saludos.
Matices, los hay, inevitable. Pero lo importante es el objetivo/sentimiento común.
Hay situaciones en las que hay que echarse a la calle porque de no hacerlo, ganará el otro lado.
Y hablo de lados, porque es lo que hay. Hemos retrocedido muchos años, pero claro, este país está en manos de quien está y entre este y los anteriores, se ha llegado a donde estamos.
De todas maneras Cataluña tiene que ser escuchada y por fin habrá elecciones.
Falta de diálogo y de vuelta a Manolo Escobar... así somos.
Un abrazo, Sergio.
Sobre el referéndum se debió hacer hace tiempo. Cuando ya parecía que demasiada porción de pueblo lo quería (aunque se ha invertido mucho dinero público en dirigir a ese pueblo, este tema daría para otro debate).
Si, todo en calma. El govern está haciendo el ridículo y eso nos beneficia. No se puede hacer el mártir tan fácilmente. Y el otro no tiene que liarla a porrazos para hacerle doble mártir. Bien. Besos
Pitt: Yo estoy haciendo el ejercicio de higiene mental de charlar tranquilamente y desprejuiciadamente con indepes. Me cuesta. Pues imagina los políticos que tienen la mirada puesta en el contador de votantes. Difícil.
Verónica: Estoy totalmente de acuerdo contigo. Como siempre. Como ves, aunque menciono esos matices, sé que el mensaje que tenemos que lanzar debe salir a la calle y verse. También da que pensar que orientaciones políticas tan distintas se unan en una marcha. Falta encontrar un objetivo que nos una a todos. Pero sin excepción esta vez.
Tú lo has dicho, así somos. Más parecida Cataluña a España de lo que le se piensa. Conozco bien los dos lados y no son polos tan opuestos. Un abrazo.
El día de la huelga general, mal llamada "aturada de pais" iba en el tren a una manifestación en Barcelona, en apoyo de los compañeros de UNIPOST que están a punto de ir a la calle. Bien, mi tren media distancia quedó varado, perdón, menos literatura y más realismo: quedó atracado a grito armado por una veintena de personas en la Montcada. Ya ves, unos manifestantes políticos impidiendo que otros llegaran a tiempo a una concentración en defensa de los puestos de trabajo. Esos, los de las vías, los que cortaron, los que gritaron contra un país que es el suyo aunque no quieran que sea el suyo, esos, digo, también me dan miedo.
Llegué muy tarde, pero llegué. Cortamos simbólicamente la calle Mallorca durante diez minutos, nada más, no vaya a ser que la rabia policial se batiera sobre nosotros. Cuando nos quedamos sobre la acera, más o menos una centena de personas, se nos acercaron las cámaras de televión y nos preguntaron qué pasaba. Algún representante del colectivo de UNIPOST respondió que protestábamos contra el intento de liquidación de la empresa, por los puestos de trabajo, y etc... Pero no dejaron acabar la frase y espetaron algo así como: "ah no, si no es tema procés, nada, seguimos buscando" y se largaron a la caza y captura de una noticia interesante.
Vaya rollo te he metido hoy en estas dos entradas tuyas. Pero es que me tiras de la lengua y uno está también sensiblero.
Yo no hubiera coreado a Manolo, ni lo hubiera bailado, pero seguro que hubiera disfrutado viendo disfrutar a tu padre y a tu sobrina siguiéndole los pasos.
Lo dicho; lo escrito por ti lo enmarco...
Un abrazo, amigo (amigo es una licencia literaria, conste, pero licencia amistosa...)