De compras por Amazon




Me gusta comprar por Amazon pero aquel plazo me iba mal. Me decía que el pedido llegaría entre las doce y las ocho de la tarde. Yo no podía estar. Y esas ocho horas me suponían casi un arresto domiciliario. Son rápidos pero eso de estar pendiente de la llegada de un simpático aunque algo explotado-a repartidor me obliga a hacer cálculos.
Le pregunté a mi compañera si iba a estar en casa y sí, “sin problema”, me contestó. Pero al día siguiente mientras trabajaba recibí un correo en el mail que decía que no me habían encontrado en casa y que lo intentarían otra vez conmigo. Pude sentir la ira a través de internet del repartidor al ver que me había saltado el arresto domiciliario de Amazon. Aunque al llegar a casa allí estaba mi compañera sonriente. La habían encontrado casi por casualidad cuando venía de la calle. Tenía el paquete por los pelos.

-      ¿No me dijiste que ibas a estar aquí por lo del pedido?
-      No pretenderás que me quede aquí todo el día. Tú mismo lo llamas arresto domiciliario.
-      ¿Y por qué me dices que lo vas a hacer si…? Da igual.

Pero aquella otra vez necesitábamos la televisión. Así podríamos sacudirnos una que no era Smart así que no se enteraba de nada y no podíamos usar el servicio de Amazon Prime Video. Podría ver televisión en streaming y quitarme el parche de pirata del ojo, dejar de usar mis discos duros de grabaciones ilícitas (mi compañera los llama las cajas mágicas, demostrando indicios de pensamiento supersticioso anterior a la era preindustrial pero sólo son eso, discos duros con películas y series ordenadas en carpetas).
No podía esperar la llegada de la televisión así que le pregunté si se podría quedar ella a recibirla y me dijo que claro, que la televisión le hacía mucha ilusión, que si 4K, que qué es eso pero qué bien porque vería el Youtube allí mismo. Me fui intranquilo. La confianza es algo que se ha de trabajar y ella se reconoce más bien perezosa.  
Me llamaron al trabajo. Era un repartidor.
-      Le he traído su pedido.
-      ¿Está en mi casa?
-      Sí pero no me abre nadie.
-      ----------
Cuando dejé de comerme las maldiciones que no quería soltar escuché una voz lejana. Escuchaba a L. hablar con el repartidor. Le explicaba que si se lo permitía dejaba un momento la bolsa de la compra en la cocina y podía pasar con la televisión. Luego supe que se había acordado de que faltaban huevos y esa emergencia tan poderosa la obligó a salir.
Pero la televisión nos gustó mucho. Aunque a veces me saca de la ficción ver hasta las arrugas más finas de gente que creía más joven. La alta definición del televisor es casi cruel con los actores y actrices. La sobredosis de píxeles lo enseña todo, es muy indiscreta.   
A L. le gustó una serie antigua, “Downton Abbey”, unos lores ingleses que a principios de siglo viven sus culebrones. Ella sólo ve series realistas. Cada vez que me ve con superhéroes o algo remotamente friki me dice “¿Te vas a creer eso?”. No, no me creo que los hombres vuelen. Pero tampoco me creo que los lores sean tan buenos y que el formato de culebrón les obligue a resolver las historias con una “pillada”. Para mí una pillada es cuando el malo ha hecho algo terrible y lo descubren porque una persona indiscreta lo escucha o lo ve por casualidad. También les pasa a los buenos. A veces les descubre quién no debe besándose y se lía parda. El mundo del culebrón te enseña que hagas lo que hagas se sabrá porque alguien te pillará por casualidad. Pero “Downton Abbey”, culebrón aparte, es una buena serie con buena ambientación, actores, diálogos, fotografía, etc. Y al menos aquí los nobles son caballerosos y amables y durante un rato ves un mundo mejor, no creo que muy real, pero mejor.
Como L. me pidió que la iniciase en el mundo de Amazon navegamos un rato entre su tienda virtual. La pestaña de “Zapatos y completos” la tenía fascinada, casi en éxtasis. Descubrió unas botas que le parecieron maravillosas. Las recibiría sin problemas al día siguiente. Se sintió feliz.
Yo me fui a dormir tranquilo y más malvado que un villano de culebrón. Que llamase el repartidor, que llamase, que ella estaría en cualquier lugar menos en casa. Iba a probar de su propia medicina.
Al día siguiente trabajé mirando ocasionalmente el móvil por si me llamaba el chico agobiado diciendo que dónde narices estaba yo o alguien o si había algún vecino al que dejarle el pedido. Pero no pasó.
Al llegar a casa me recibió una fiesta de alegría en el comedor. L. salió corriendo y taconeando fuerte para enseñarme sus botas. Estiró una de sus piernas para que observase el diseño, me preguntó si me gustaban, yo también le hice preguntas:
-      Te han encontrado a la primera. Parece que no has salido…
-      ¡Pues claro! ¡Por quién me has tomado! Estaba esperando mis botas. ¿Por qué clase de irresponsable me has tomado? No voy a dejar al repartidor en la puerta. Y además eran están botas. Si fuesen otras tonterías de las tuyas… pero estas botas… ¿Las has visto bien? ¡Son preciosas!
No dije nada. Callado y elegante como un lord inglés.
Aunque cabreado como una mona.

Comentarios

Maman Bohème ha dicho que…
Jajajajaja! Como somos las personas!!!! Y la elasticidad con la que vemos la importancia de las cosas...la nuestra y la de los demás. Es buenísimo!!!
Odio lo de esperar en casa, no se porqué pero ese día precisamente te dan ganas de ir a tomarte un café como si fuera tu último día de vida. O te acuerdas que debes comprar algo y no puede esperar (como los huevos)...algo fuera de la casa te llama poderosamente... jajaja...es obvio!!!! También me ha pasado y eso me jode más, estar y que te dejen el papelito como si no hubieras estado...eso me ha pasado con correos. No aquí, en España y los cabreos que me pillaba eran de los buenos.
Yo no compro por Amazon. Bueno sí...pero libros para la tablet y ahí no tengo que esperar...

Suerte con las series...es difícil encontrar gustos afines. Cuestión de pactar una serie uno cada vez y no se vale hacer comentarios feos, desdeñosos y de "que agonía de serie...¿ Cuántos capítulos tiene? ¿Dura mucho? ¿Cuando va a terminar este tostón?"...jejeje
Creo que mal de muchos...
Yo veo todas las series y películas horribles y frikis del fin del mundo...y me critican que no veas...es lo que hay...
Me imagino tu cara y las botas...me morí!!!!!

Besotes!!!!!!! Muuuuaaaaaa
Sergio ha dicho que…
Lo del papelito que me llegaba era gracioso porque a veces el cartero decía que yo no estaba cuando sí que había estado. Lo que no quería era perder tiempo y le iba mejor dejar la notificación. Luego en mi oficina de correos me encontraba una gran cola y la gente más lenta del mundo. Porque sí, a mí me tocaban los trabajadores más relajados del gremio. O esa es la impresión que tenía después de tres cuartos esperando allí.
Sobre las series no tengo tantos problemas. A ella no le gustan todas las mías pero yo tengo varios "modos". Puedo ver algo fantástico pero también me pueden gustar las suyas más "realistas". Lo que no me gusta es que nos las tomamos como una obligación. A veces, cuando te cansas, lo ideal sería abandonarlas pero cuando vamos por la mitad ya seguimos hasta que acabe. Adquirimos compromisos con series que si se alargan ya no te ofrecerán lo mismo que al principio. Por eso lo de las series inglesas más cortas me parece buena idea. Y bueno, yo soy de los pocos que no deja el cine. Una historia que empiezo y acabo de una sentada.
Besos, Maman
Quevedo ha dicho que…
Jajaja Echaba de menos tus textos porque ese lado realista-ironico-sarcastico me gusta mucho y me saca alguna que otra sonrisa.

Pues en esto de los repartos yo he encontrado utilidad a mi suegra. La mujer que nunca ha hecho nada por nadie, con la que no se ha podido contar para nada, ahora por fin se presta al uso. Suele estar en casa y pongo su dirección. Un día incluso cambié el nombre y puse el suyo en el paquete. Qué ilusión le hizo, llamó a su hijo para preguntarle qué es lo que le había comprado. Cuando éste le contó que el paquete era mío, la pobre se llevó una desilusión. (Hay que ver lo malvada que soy)

A veces me dan pena los pobres repartidores y mucho más las tiendas pequeñas convencionales de siempre porque este "gigante" al final acabará por engullir casi todo el mercado.

Aunque este año con la subida de precio yo me doy de baja y voy a volver al metodo de compra tradicional a ver si con lo perezosa que soy para ir de tiendas, disminuyo también mi consumo.

Saludos

Pd.- Los hombres no sabéis el poder que tienen los zapatos y complementos. Y si hablamos de unas botas ya ni te cuento. Yo entiendo perfectamente a tu compañera ;-)
Sergio ha dicho que…
Usar a alguien que siempre está en casa está bien. Pero en eso se me adelantó mi hermana y no quiero saturar a mi madre que recibe paquetes casi a diario. A ella no le importa pero igualmente paso. Y tampoco pido paquetes cada día. Puedo asumir el riesgo de marear a los repartidores algún día que otro, que tengan que venir dos veces a mi casa para encontrarme. Alguna vez podrías hacer que el regalo a tu suegra fuera real. Así la incentivas. Un refuerzo positivo puede ir bien. Nada caro, sólo un detalle. Claro que depende de lo bien que te caiga. El comentario de que nunca ha hecho nada por nadie me indica que regular.
No, los hombres no entendemos lo de los zapatos. Sé que es real y vuestra fascinación es casi generalizada. Extrapolo vuestras sensaciones con los zapatos a lo que yo siento con otras cosas que me gustan. Pero los zapatos y las botas, más o menos bonitos-as, no me consiguen cautivar la atención más de tres segundos. Pero vamos, que mejor eso que los diamantes y las perlas(o ya puestos los estupefacientes).
No me daré todavía de baja de Amazon porque quiero seguir viendo la televisión en streaming. Es más barata que otras plataformas. Y si amplia su catálogo será muy buena.
Saludos, nos vemos en tu instagram por ejemplo.
Verónica Calvo ha dicho que…
Downton Abbey, qué recuerdos :D
Me enganché a la primera temporada en su tiempo. Luego me dio pereza seguirla.
Yo lo llamo estar prisionero en casa, que es tu término pero más mundano. Me gusta más arresto domiciliario, con tu permiso, me paso a este.
Al menos, Amazon, reparte en la misma franja horaria, al menos al menos en mi zona. Pero no hay que confiarse, que la Ley de Murphy nunca falla. Basta que tengas una urgencia, como la de ir a por huevos, y se presente.
Espero que L. disfrute la serie y sus botas y tú de la nueva tele.

Abrazo, Sergio.
Sergio ha dicho que…
Yo creo que sí acabaremos "Dowton Abbey". Y en menos de dos meses al ritmo que llevamos. Ella se ha hecho adicta a esta familia y ya no ve otra cosa. Aunque imagino que el final no será muy misterioso. Una apoteosis de bodas y poco más.
Y sí, gracias, todos disfrutando de sus objetos materiales. Un abrazo
Zhura ha dicho que…
Así que eres de los míos!!!
Yo creo que les estoy pagando la universidad a los hijos de Amazon y a todos sus repartidores.
Pero los paquetes que yo pido son más pequeños que una TV, así que siempre me los hago traer al trabajo, que si no estoy yo, está algún compañero, y así no me llevo el chasco de pensar que tengo el objeto en cuestión y enterarme de rebote que se lo han vuelto a llevar.

un abrazo!!
Sergio ha dicho que…
Pues algo sí estarás ayudando a esos chicos aunque se lo tengan que ganar con el sudor de su frente. Creo que de Amazon somos ya muchos. Comprar cosas con un click es fácil pero encima ver opiniones de usuarios que te avisan con estrellitas de si vale la pena, eso vale mucho. Un abrazo
Mario ha dicho que…
Sergio, hoy voy al cine después de no sé cuánto tiempo. Vamos a ver la película "Downton Abbey" A mí me gustó la serie, a mi pareja también le gustó. Y los dos creemos que la película nos gustará finalmente. Así que allá vamos, a ver qué nos depara tanta gentileza británica.

Yo soy de comprar por Amazon. Y por lo general el repartidor nunca encuentra a nadie en casa, ni al gato, y acaba llamándome para decirme que está abajo, pegado al interfono y siempre acaba dejando el pedido en el bar de la esquina. Yo le digo al del bar que lo invite a un café, que yo lo pago. Y el paquete, entonces, me sale unos tres euros más caro; porque pago el café del cartero y el que me tomo cuando voy a recoger mi envío. En fin... tendré que revisar las cláusulas amables que tengo concertadas con Amazon.

Feliz domingo, Sergio

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