Incomunicados
He pedido un café con hielo y me llega un cortado. A veces sucede al revés y sigue siendo un error. Falta de entendimiento. Levantarse con el pie equivocado. O no. No entiendo de supersticiones de podólogos.
Salgo con mi sobrina. Ella me eligió a mí. A su abuelo lo tiene muy visto. Yo, además, estoy más en sintonía con su idea de la diversión irresponsable. Además le preocupa algo: “Tito, ¿Sigues enfadado conmigo?” Hace meses me rompió accidentalmente un disco duro externo. Decido explicarle la verdad por la que nos hemos visto tan poco desde aquel accidente. A los niños es mejor no mentirles. Ni necesario. Afrontan los hechos bien y rápido, son ágiles en la adaptación a la nueva realidad: “Yo sólo me enfade en ese momento contigo, cuando te cargaste el disco duro. Pero si no nos hemos visto más es porque mi problema es con tu madre. Por otro asunto. Tú solo eres una niña de ocho años y no te hago responsable. Aquello está olvidado”. “Ah, vale”, responde contenta. El egoísmo práctico de los niños. Ni siquiera pide explicaciones o “clemencia” para su madre. Si la cosa no va con ella todo está bien. Sólo era un malentendido entre tío y sobrina por no verse o por no hablarlo. Si la sigo queriendo que se joda su madre. La adoro.
Ya en mi piso mi silenciosa compañera me ha escrito un mensaje a bolígrafo sobre una nota junto al ordenador: “Respétame por lo menos. Que tus perras no llamen a mi teléfono”. Parece que alguien, puede que una bloguera que sabe mi dirección a la que no le dí el teléfono llamó a casa. No me queda claro. Otro malentendido. Pero da igual. Me voy a la costa y acabo allí mis vacaciones. Sólo pero con libros. Antes dejo otra nota “Aún no tengo perra que me ladre, ni siquiera sé quién ha llamado pero no me hago responsable, no le he dado el número de casa a nadie”.
Alguien me presenta una mujer porque piensa que quiero una nueva relación. La mujer no tiene nada que ver conmigo. Yo debo explicarme mal porque se lanzan algunas indirectas eróticas que me molestan. Lo remata todo pidiéndome el teléfono. Le doy uno falso y luego hablo a solas con el amigo que me la ha presentado. Enfadado. Uso la palabra mamporrero. El argumento que polla y tristeza son enemigas. Lo remato con “pregunta antes de implicarme en el mercado de la carne con prisas. Antes de venderle el alma a alguien por un polvo prefiero aclarar mis ideas”. También el “yo sé buscarme lo mío, gracias”. Mucha dureza para unas buenas intenciones equivocadas.
Pido un frapuccino de Mokka sin nata en mi franquicia preferida. Me llega con la montaña blanca habitual y me deshago de la nata en una papelera usando una caña. Dediqué una vez un post a este problema mío con Starbucks y la nata. Casi he perdido la batalla. Y eso que tengo una voz grave.
Según estadísticas nos equivocamos dos veces cada siete minutos de conversación.
Según la ciencia el cerebro no percibe más que una porción leve de la realidad. Y la que percibimos se malinterpreta o no se habla o hay problemas de comunicación.
Me tomo el frapuccino semidesnatado a mano y observo una feliz pareja. Digamos que una pareja aparentemente feliz. O digamos que una pareja feliz en teoría refutable.
Comentarios
De ser yo tu compañera silenciosa...no te habrías librado con un simple nota al lado del ordenador (que ésa (ponerlo junto al pc) es una buena indirecta)
Me ha gustado muchísimo tu post, sobre todo porque me hace reflexionar por enésima vez sobre la materia, que para mí es un tema recurrente. De hecho creo que por no saber expresarme y/o comunicarme contigo como es debido, metí la pata en el comentario que te dejé en tu post anterior, si es así, aprovecho la ocasión para disculparme.
Un besazo cargado de energía positiva y feliz fin de semana
no sé si es cosa mía, pero me están gustando mucho tus últimas entradas. son como más reposadas, sinceras, detalladas y sobre todo siempre me dejan con algún tema en la cabeza, de esas buenos, para reflexionar y darle vueltas un rato.
totalmente de acuerdo contigo en lo referente a los frapucino moka sin nata, aunque los de caramelo tampoco le tienen nada que envidiar.
un abrazo.
Y digo ellas, porque hablo claro.
Será por joder o porque yo no soy de aquí y hablamos idiomas distintos utilizando las mismas palabras.
Ya no me preocupa. Me da igual, a lo mío, asumido está que me importan un carajo y que prefiero el silencio a tanta estupidez.
Qué manía tienen con presentar personas cuando nos creen tristes o al borde del precipicio.
¿Ves? harta estoy.
Y hay quien se extraña de que algunos vivamos de espaldas a casi todo...
Abrazos
Aina: No se me escapó el voluntario o involuntario gesto de poner la nota junto al PC y su ironía. Si fueses tú y hubiese explotado hubiesemos hablado (aún a gritos)y algo que hubiéramos ganado. Las conversaciones con notas no comunican bien. Comprobado.
AnniE: Interesante que digas eso porque después de escribirlo pensé que había estado un poco idiota al escribirlo. No sé por qué pero tuve la impresión no totalmente evidente de que así había sido. Eso puede significar que sí te entendí y no me entendiste tú. O mejor todavía, que lo que escribí no tenía sentido. Y me acerco más a esto. Creo que no tienes que disculparte de nada, más bien todo lo contrario. Pero te aseguro que a veces, cuando no me dejo llevar por mi reciente recurso del somnífero para dormir, sé comunicarme más o menos bien. Y tú no eres precisamente una persona a la que no se la pueda entender o se exprese mal. Ni mucho menos. Un beso agradecido por las buenas vibraciones.
hilia: Hace semanas que contemplo la posibilidad de abandonar el frapuccino y cambiarme al caramelo por eso de encontrar experiencias nuevas en mi vida. No es broma. Es un salto importante en mi vida cafetera al que no me atrevo porque siempre me vence la apuesta segura del frapuccino. Lo conseguiré. Mis entradas... Cuando lleguen a la mitad de las tuyas ya me daré por satisfecho.
Verónica C.: Pues mira, eso me ha pasado a mí con algunso vecinos. Que el exceso de explicaciones me consigue incomprensiones enormes. La gente se lía con la acumulación de frases. Mira en los juicios que hasta esos señores tan cultos y con toga te obligan a ser específico y no irte por los cerros de Úbeda. Es por eso que estoy depurando el estilo con la poesía. Nos hace breves y dos veces buenos. O eso dice el refrán. El otro problema de la incomunicación es que efectivamente, ya somos varios los que vivimos de espaldas a casi todo.
Hola Sergio,
Me encanta esa frase de el egoísmo practico de los niños, es muy acertada.
Un beso, te leo.
UN ABRAZO BROTHER
Demasiadas veces emitimos señales en el espejo y no entendemos cómo no nos entienden, otras sabemos que no hay modo de encontrar la clave que desentrañe el conflicto pero seguimos intentándolo.
Lamentablememte dejamos los ocho años atrás.
Un abrazo
Reltih: A veces hasta pensamos cosas equivocadas sin comunicarnos pero ese es otro asunto. Un abrazo.
Pilar: Veo que eres conocedora de las reacciones y pensamientos erróneos. Es un consuelo tonto pero alegra nos er el único. De todas formas tienes razón, se sigue intentando porque a veces sí hay comunicación.
Sobre los niños, ahí siguen, dando claves para que hagamos mejor las cosas. Un abrazo.
Sin embargo, el emisor, cuando percibe que su mensaje no está siendo correctamente recibido o genera dudas, suele preguntar: ¿no lo entiendes?.
En ese momento comienza la incomunicación, porque al receptor ya le importa menos lo que quieras decirle. Y entonces cruza sus brazos, sus piernas y pone una mesa u otra barrera de por medio, su expresión se vuelve adusta y se necesita que transcurra un tiempo para volver a sintonizar ambos la misma frecuencia. A veces unos segundos o toda la vida, depende también de otros factores.
¿Me he explicado razonablemente bien?, jeje
Un saludo Sergio.
Por cierto, te he encontrado parecido (platónico, supongo) con Geoff Dyer (Yoga para los que pasan del yoga).
Aunque creo que quitándole lo de las drogas! jajajaja
Ah, y soy Maloles (de desangrandoatardeceres y eso).
Un beso!
Besos.
malaleche: Siempre puedo dejarlo un tiempo pero luego vuelvo. Sabía que eras Maloles porque ya te conocía con este nuevo seudónimo. El libro que mencionas lo he oído mencionar pero no lo lo he leído. Parece interesante incluso con drogas.
Ohma: Alguna vez y por casualidad a fuerza de malentenderse entenderé algo.
Angèline
En cuanto a lo de tu compi...joder!Lo de "una de tus perras" suena por un lado mal, en plan "tío de que vas? tienes un harén o que?" y por otro suena bien ...más que nada porque adoro los animales y quizás tu compi se refería a que la "cachorrita" que llamó era dulce e ingénua... jeje
Bueno esto último era pura coña...ya se que tampoco tenía que decirlo pero de alguna forma tengo que rellenar algo más este cuadrito de "Haga su comentario".
Lo del Starbuck...Sinceramente he sentido envidia.He obviado el incidente de la equivocación porque adoro la nata, y ahora no puedo comerla porque he decidido cuidar un poco este cuerpo irreemplazable que me han prestado.Y esa envidia se ha convertido en una mueca de tristeza cuando he leído que tirabas la nata!!!!Que sacrilegio!!
En fín...buen post, como siempre...sigues enganchando...me gustaría saber como lo haces,porque eres el único blog que sigo y aun no me cansé de leerte.
Gracias por hacerme olvidar mis "no tan buenos momentos" cuando te leo.
;)
Bueno, pues nada, saludos en este día tan lluvioso que tan poco hace por animar.
(espero que no me malinterpretes;)
Lo de tu sobrina me ha hecho muchísima gracia. Son geniales los niños.
A mi también me encanta esa cadena pero donde yo vivo no hay, de manera que cuando viajo me vuelvo loca cuando veo una a lo lejos.
Mi favorito es uno que hay en Madrid en Alcalá (creo), cerca del Museo Thyssen. Siempre que voy a Madrid me reservo un rato para estar allí sola.
Besos y deseo que pases un buen fin de semana,... por lo menos tranquilito
Adoro la facilidad de los críos para adaptarse y esa sinceridad que resulta en ocasiones cruel.
Datos curiosos los de las equivocaciones en las conversaciones. Creo que yo supero esa estadística, sobre todo últimamente que no presto demasiada atención a mis interlocutores. Y no lo hago por nada en especial, es simplemente que mi mente de repente parece esfumarse. A veces me preocupa por si es el inicio de alguna enfermedad y otras pienso que simplemente es todo el estrés que llevo acumulado.
Lo que de verdad me gustaría saber es el motivo por el cual perdemos algunas cosas buenas que tenemos de niños.
Espero que la situación haya mejorado. (y tu alimentación también :-)
Pd. ¿Habrá más entregas de esta saga?