Tomando café
Como en una
historia de Mario,
entré a buscar café. Esa mañana tenía cita en el Ayuntamiento para hacer unos
psicotécnicos. Esos test requieren estar atento así que usé la cafeína como
amuleto contra el despiste. Una vez más.
Entré en una
famosa franquicia cafetera. Buen café pero malos precios. Pensé en pedir una
hipoteca para pagarme el expreso oscuro que vibró tembloroso en su taza cuando
me lo dejaron en la mesa junto a la bandejita sobre el ticket con el precio.
Pero olía bien. Y sabía mejor. Estaba tan bueno que me pregunté qué era eso a
lo que había llamado café hasta ahora, la forma en que mi pasado cafetero
quedaba reducido a una sucesión de tazas de agua sucia del cubo de fregar.
Hasta el azúcar parecía estar de más, casi una herejía, ni lo necesitaba. Y por
más que el café es un buen aliado de la acidez de estómago y el reflujo, esté me
sentó mejor que el Almax o el Omeprazol. O yo me autosugestioné con eso. Si en
el paraíso hubiera cafeterías esta estaría en su guía Michelín del más allá.
Y me empezó
a hacer efecto. La sacudida mental más el estómago vacío me engendra
ensoñaciones y muchos flashbacks.
Recordé lo
que hacía en tiempos más ingenuos en esas cafeterías. A lo mejor no disfrutaba
tanto del café pero igualmente lo pasaba bien. Casi de manera involuntaria
había entrado en un local que tenía una porción de mi historia que recordé como
si hubiese pasado ayer.
Parafraseando
a Sabina recordé mis “juegos de manos, a
la sombra de esas cafeterías en verano”. Todo lo importante que me pasaba
era subterráneo, pasaba por debajo de la mesa. Aunque no sé si engañábamos a
nadie. No desde luego a las señoras y señores mayores que nos llamaban guarros
a la salida. Por más que no me gustasen los lugares públicos para lo íntimo.
Pero ella era más de dónde surja y lo malo es que le surgía en cualquier lugar.
Hasta cierto punto era envidiable. Era capaz de abstraerse del entorno y pensar
en lo suyo. Yo no era tan despreocupado así que me quedaba con la ingrata tarea
de pasar vergüenza por los dos. Supongo que ella amaba o deseaba mejor y sin
peros. Y yo me dejaba querer…
Al fondo del
local vi una pareja representando mi vieja obra de recuerdo, más o menos, a lo
suyo y toqueteándose como para asegurarse de que el otro era de verdad. Ella
intentaba frenarle un poco y él no se daba por aludido. Aquí los papeles
estaban invertidos pero era la misma historia. Qué gran distancia hay entre el
corazón que desea con fuerza y el que no. Parecen mundos alternativos solapados
en el mismo espacio y tiempo.
Yo terminé
el café y el recreo de la memoria. Tocaban los psicotécnicos. Y no me fue mal
aunque nunca se sabe. No al menos hasta que te dan los resultados. Casi decidí
regresar a celebrarlo con otro café pero no me apetecía pedir otra hipoteca
para pagarlo. Y mi cuota de Dèjá Vú estaba más que cubierta de momento. Ningún
tiempo pasado fue mejor a no ser que te estés haciendo viejo. Nos engañamos
mucho con otros tiempos. Pero la vida nunca ha sido especialmente fácil, lo
mires como lo mires. Es sólo que con el tiempo le perdonas los disgustos que te
dio. Yo en aquella época ya quería que pasase todo para sólo tener que
recordarlo. Es tan cómodo sólo recordar…
Comentarios
Supongo que como todo, con el tiempo se te pasa (o al menos eso espero), hay ciertas cosas a ciertas edades que prefiero no presenciarlas en un lugar público.
Yo no soy de café, la cafeína del café me afecta un montón (la de la coca cola en cambio no), soy capaz de estrangular o de reírme mucho o las dos cosas a la vez jajajaja (depende de la persona que tenga delante)
Respecto a lo de que cualquier tiempo pasada fue mejor... pienso como tú, no es cierto.
Yo he pasado malos momentos para dar y vender y hoy por hoy, soy feliz.
Supongo que endulzas las cosas o se te olvida como lo viviste y quedan recuerdos algo edulcorados o que prefieres terminar de recordar de otra manera.
Cada uno se engaña como puede, supongo.
Ahora solo queda esperar a los resultados de esos psicotécnicos.
Suerte!!
A mí el café también me afecta pero no mato gente, sólo me despeja y diría que hasta me pone creativo. Es el equivalente a una droga pero sin abusar. Por la tarde ya no tomo o me arriesgo a pasar la noche en blanco.
Gracias por los buenos deseos. Cruzo los dedos y si no... Seguiré intentándolo. No soy excesivamente pesimista.
Coincido con vosotros, no creo que cualquier tiempo pasado sea mejor, o sí, pero no como sentencia. Mis abuelos siempre lo decían, pero el pasado había sido el de la guerra, el hambre y la represión. Claro que eran jóvenes, y seguro que eso pesa más que vivir cómodamente con una pensión, rodeados por la familia de tu hija, pero viejos.
Un abrazo enorme y suerte con las pruebas.
Lo de tus abuelos es normal. Pero en cuanto a nosotros tengo que decir que yo en una época donde no conocía la crisis tuve grandes momentos de infelicidad y en otros donde sí hubo crisis algo de felicidad. La economía es un factor pero no el único que te da la felicidad.
Muchas gracias. Suerte es lo que necesito.
Qué sería de los que amamos el café sin esas cafeterías que, además, nos sirven de punto de observación para escribir.
Por cierto, la historia de Mario, muy buena.
Abrazos.
Me quedo con tu párrafo de conclusión y "Esa vida a la que perdonas los disgustos que te dio..." es absolutamente genial.
Bss ;)
has vuelto a ser el que eras
cuando escribes de algo que te sale de las tripas
me encantas
eres un excelente escritor
aunque cuando haces reseñas eres también super bueno
mil besos
Un saludo, un placer encontrar tu sitio.
También tuve una amiga que se masturbaba con juguetes. Pero no juguetes eróticos, no, nada de aparaticos fálicos, no, qué va. Lo hacía con muñecos y figuras que habían resistido al tiempo. Un día escribiré sobre ese tema porque, entre otras cosas, hace bastante tiempo me pidió que escribiera sobre ella y sus gustos o sobre mí sobre ella y mis gustos. En fin, todo se escribirá, cuestión de tiempo.
Te saludo desde esta cafetería. He acabado mi texto de hora y pico con café exquisito (aquí serías feliz por razones varias; las vistas de fuera, y las vistas de dentro, el sabor, el color...) Digo que he terminado de escribir, pero no he querido subir el texto a la red hasta leerte. Me debía tus entradas desde hace semanas. Y aquí estoy, café en mano, agradeciéndote todo lo que vives, todo lo que confiesas y todo lo que despistas...
Un abrazo, Sergio.
Y feliz entrada de verano.
La historia de tu amiga que prometes escribir tiene un trailer de lo más sugerente. Esta sí que te puede sacudir el ya agitado espacio literario de tu instagram. No me la pierdo. No me pierdo ninguna pero vamos, que la espero con especial interés.
Seguro que me gustaría tu cafetería. Estuve mirándola por el google maps para memorizarla por si vuelvo a pasar por Girona y te localizo por allí. Y además tiene mis peores tentaciones azucaradas. Muchas gracias por estar siempre por aquí. Y dejar comentarios como textos que le dan enjundia a todo esto. Un abrazo
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Yo soy de soñar futuros. El pasado sólo se asoma para decirme qué hice bien o qué hice mal. Para recordar cosas buenas de personas o para que me piquen diversas cicatrices. Pero lo hago sin añoranzas.
Lo bueno está ahí y me hace sonreír pero no anhelar ni desear que vuelva. Las cicatrices me hacen seguir hacia delante aunque me entorpezcan muchas horas del presente pero es lo que hay. Así que mi talón de aquiles son los futuros soñados. Algunos se cumplen otros se quedan en el camino, otros te defraudan. No sé. Ojalá todos supiéramos cómo hacer para vivir mejor y con más intensidad el momento. Estoy tan enfurruñada con eso que me he comprado "El poder del ahora". Aunque si te soy sincera, soy tan escéptica con esta temática. Pero vaya! quizás aprenda algo que no sé y pueda poner en práctica.
Sobre el café...qué te he de decir...los desayunos o el café de la tarde son mis preferidos. Prefiero desayunar que ir a comer o a cenar. Es mi comida preferida se mire por donde se mire. Y si es un lugar lindo y que hagan buen café...pues eso que también dejaría mi sueldo allí. De hecho, cuando tengo un mal día aquí, me voy a desayunar. Y ni que sean diez minutos mi humor pasa a ser regular o mejor...jejeje!
Sobre lo de querer más o mejor...no sé qué decirte. ¿Cuál es la intensidad del querer? No está mal tampoco dejarse querer...a veces sienta bien.
Te mando un besazo!
Yo también soy escéptico con esos libros. Aunque a mi manera usé esos libros. La "memorias de Adriano" es un libro de un romano estoico que contaba su vida de emperador y daba consejos sabios sobre la vida. Me sentía bien leyéndolo. aunque luego fracasaba de nuevo en los mismos puntos porque me olvidaba o no empleaba bien la sabiduría sobre el terreno. Creo que al final solo los años nos tranquilizarán un poco. Entres los 50 y lo 60, cuando ya empiecen a no importarnos las cosas, seremos más felices. Lo dice la ciencia. Siempre que estemos bien de salud o económicamente,claro.
Un besazo también para ti. Hoy te brindaré mi primer café ahí donde estés.
Me dejas pensando
pensando en la vida...
mientras afuera el calor crece