Historias del viejo mundo IV



Comimos en el lugar más oscuro del restaurante italiano. A lo mejor nos equivocamos y debimos haber escogido una cantina oscura para ex-presidiarios. Como en las películas. En la esquina y vigilando la entrada mientras te cubres las espaldas. Tampoco era plan de preguntarle a P. si se escondía de alguien real o sólo era paranoia. Yo ya había decidido no darle segunda parte a este reencuentro. Porque la palabra reencuentro funciona pero si luego nos volvemos a ver no sabría cómo llamarlo. ¿Re-reencuentro? No queda bien. Era mejor dejarlo ahí. Pensar la forma de saludar efusivamente al final del día y prometer calculadamente eso de "nos tenemos que volver a ver" o no tan efusivamente por si alguien me tomaba la palabra. Luego ir olvidándolo todo hasta que alguien se sintiera lo suficientemente aburrido en la vida como para volver a quedar y el resto de nosotros-as estuviera lo suficientemente preparado como para poner una excusa convincente que no ofendiera susceptibilidades y evitar repetir algo así. 
Por supuesto M. siguió apaleando al par de víctimas que no habían masticado todavía sus mandíbulas. Atacó a V., una chica con la que viví una bonita amistad. Sólo eso. O eso creía yo. P. siempre había tenido celos de ella y M. no la hubiese tranquilizado al respecto. La invocó con sarna a nuestra mesa para hacer uno de los últimos sacrificios del día. Curioso que este sacrificio incluyera una virgen. Ya he comentado que seguimos en un mundo muy atávico. 

- Pues esa gorda de V.. sigue igual. Lo que necesita es un buen polvo pero ya morirá así, sin que se la tire nadie.

- Bueno, nunca se sabe...-dije yo por defenderla algo, a mí me caía bien pero P. y M. me miraron como si estuviera sugiriendo que yo iba a solucionar ese "problema" así que me rendí en lo de hacer de abogado defensor de nadie, si total... el juicio ya estaba hecho y todos eran culpables- No,no- les dije- Digo que todavía es joven. A lo mejor encuentra a alguien- y les conté mi habitual anécdota sobre aquel caníbal alemán que por Internet encontró un tipo que quería que se lo comieran, me parece un canto a favor de la media naranja perfecto. Bueno, la conté a medias porque M. siguió destripando a nuestra virgen del santo frikismo. 

- Pues eso, que es una gorda estúpida e infantil. Y siempre hace lo mismo. Cuando estábamos en el cine se pilló por ti- me señaló- porque estabas con P. y eras mayor que ella. Luego llegó otro tipo mayor que ella y con pareja y le pasó lo mismo. Siempre acaba igual porque no se come un rosco.  

- Y el motivo para odiarla es...

- Habla como una niña, porfi por aquí, porfi para allá. Vive en un mundo infantil y ridículo- está demostrado que la gente que está en el infierno no disfruta viendo a nadie en un lugar fresco. Ni siquiera levemente fresquito con dosis habituales de infierno. ¿Pero qué haríamos con la envidia si todo el mundo estuviera satisfecho?

Aún fuimos a una cafetería más. Yo ya sólo por el aire acondicionado. P. estaba teniendo una discusión con la camarera pero no me paré a escuchar. Creo que más que una discusión era su tono habitual de cuando le molestaba algo. ¿Yo? ¿Que M. no nos dejase hablar? No lo sé pero me hubiese gustado averiguarlo. 
Porque regresamos en el tren ella y yo tras despedirnos de M.. Y estuvo poco habladora. Aunque me dijera algo de volver a llamarnos al separarnos en mi estación. Claro que eso también lo hago yo. 
Me puse el mp3 y la casualidad o mi cerebro sugestionado encontró en "Live alone" de Franz Ferdinand una letra que hablaba de mí.  Sobre lo bueno que es vivir en la distancia los amores porque te evitas las discusiones y todo eso. 


I want to live alone
because the greatest love
is always ruined by the bickering
and the argument living
So I want to live alone
I could be happy on my own

Live the rest of my life
with the vaguest of feeling

Wherever you are
Whoever is there
you know that I’ll be here
I’ll be here
wishing I could be there

Wherever you are
Whoever is there
you know that I’ll be near, I’ll be here
wishing I could be there


Y así acabó todo. Conmigo pasando otra noche en blanco. yo creía que la edad te volvía más fuerte pero no acabo de verlo claro. 
Debo decir que todo esto aún me dejó un epílogo inesperado. Porque todo lo que esperas siempre está esperando a que dejes de esperarlo para suceder. Y sucede de un modo inesperado. 

Comentarios

Dorotea Hyde ha dicho que…
Qué dos arpionas! XD Aunque por momento me recordaron a mí hablando de mis compañeras de trabajo, así que creo que debería poner un punto final a mi comentario aquí. :D

Extraña la despedida de P. Suponía que después de la marcha de M. iba a comportarse e otra manera, pero se ve que estaba muy centrada en sí misma y en sus cosas.

Si hay epílogo, lo leeré con gusto.

Un abrazo.
Devoradora de libros ha dicho que…
Me hace gracia lo de que lo que necesita es un buen polvo... no voy a negar que un buen polvo puede mejorar mucho la situación, el estado de ánimo y un sinfín de cosas más, pero de eso a cómo hemos llegado a creer que puede ser la solución a muchos problemas, no sé de dónde lo hemos sacado.

No sé si la edad te vuelve más fuerte, dicen que sí más sabio, lo que creo que pasa es que te hace ver las cosas de otra manera, tomártelas diferente y darles una importancia que en otro momento no le hubieras dado, o sí.

Besos.
Verónica Calvo ha dicho que…
"está demostrado que la gente que está en el infierno no disfruta viendo a nadie en un lugar fresco."

Hay quienes deberían escuchar lo que dicen y aplicárselo.
Lo del polvo, recurso fácil y de misma aplicación.
La edad, dicen, nos apacigua. ¿Lo crees, Sergio? Algo creo que sí, aunque no a todos o todas (parezco alguien del gobierno dando un comunicado: todos, todas, señores y señoras...).

Espero el epílogo escuchando esa canción.

Abrazo.

Sergio ha dicho que…
No, perdona pero tú tienes más clase hablando de tus compañeras. Y al menos hay siempre un motivo argumentado. Sin contar con que se trata de literatura. En esta cita era criticar por criticar, casi asesinar de palabra. Y sí, P. es sorprendente siempre. Ya "epilogaré", claro. Un abrazo
Sergio ha dicho que…
Me parece que esa expresión del polvo se pierde en la noche de los tiempos. Y empezó en algún lugar muy patriarcal y en la boca de algún hombre que no amaba a las mujeres. Algunas mujeres que tampoco se aman entre ellas la usan del mismo modo. Decir que necesitas un buen polvo es como decir que u éxito o tu fracaso se define por que resultes atractiva a alguien. Solo para follar. En fin...
Lo de la edad sí. Pero hay miedos que también percibes mejor y que antes no tenías porque desconocías el peligro. Creo.
Besos
Sergio ha dicho que…
Sí, sobre lo del polvo ya he respondido lo que pienso. Recurso fácil y malintencionado.
Claro que pienso que la edad nos apacigua. En realidad lo experimento. Es una realidad. Tiene cosas positivas y negativas. Aunque me gustaría llegar al estado de los jubilados que realmente pasan de todo. Aún estoy estudiando para eso. Pero ya me falta bastante menos.
je,je la canción. Creo que soy yo el que ve la relación. o la fuerza involuntariamente.
Un abrazo
Recomenzar ha dicho que…
que belleza de entrada me has fascinado
que los dias te traten super muchacho
un abrazo
Sergio ha dicho que…
Gracias, Recomenzar. Lo mismo para ti siempre.

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