Bestiario urbano IV (primera parte)
De vez en cuando alguien me escribe por mail y me dice, “he conocido a este tipo, mira si puedes escribir algo en tu blog sobre este pájaro(o pájara pero de eso menos)”.Y es que ocasionalmente he montado historias a partir de personajillos de la vida real que sobre el papel crecen y me dan para personaje. No me vienen mal estas subvenciones a la creatividad. Ya no salgo tanto como para cruzarme con ese manicomio ambulante que siempre me elige para contarme sus cositas de loco. No en la medida suficiente como para alimentar un blog. Y si, es cierto que he hablado mucho de gente así. Son mi “Comedia Humana” a lo Balzac aunque algo distorsionada, es difícil identificarse con sus rarezas. No todos están mal de la cabeza pero sí son peculiares. Aunque ya no soy tan sangrante ni irónico con ellos. Yo mismo sería y he sido buen tema para mi propio blog. El que más o el que menos daría sus buenas entradas en una bitácora. Quién esté libre de hacer el ridículo que tire la primera piedra.
C. me envía unas anécdotas sobre un tal Bombur el gilipollas. Le llamaremos sólo Bombur, sin apellido, por si lo de gilipollas fuera adjetivo. Ni siquiera sé de donde sale este nombre tan curioso. Lo veo ideal como nombre de atracción de feria, “El gran Bombur”. Ya preguntaré.
C. me lo describe con estas palabras:
“Lo conocí una noche, habíamos quedado para jugar una partida a un juego de mesa en casa de un amigo. El tipo en su forma física es peculiar, barba frondosa, una cadena de plata colgando por fuera de la camiseta, decorada con un martillo de Thor, más ancho que alto y un extraño color de pelo entre pelirrojo, blanco, marrón y gris, pecoso, con el pelaje corporal repleto de un bello extraño, parecido al terciopelo, pero terciopelo pobre, raro....(este último dato lo sé porque un día me recibió en su casa sin camiseta).”
En la fotografía que me envía es tal cual. Está reconcentrado en su juego por lo que parece una foto robada. Podría pasar por un motero de Harley Davidson pero se le ve con el pelo más aseado y peinado que a los ángeles del infierno.
Mi amigo C. aseguraba sentirse consternado porque el tipo no tenía ninguna mala afición como beber o fumar o vicios así. No es el tipo de gente con el que le gusta juntarse a C. menos cuando se junta conmigo pero al menos yo le concedo algunas cervezas de cortesía cuando nos vemos, no quiero que se sienta mal o que piense que está con alguien de la brigada antivicio. Pero por otro lado es difícil saberlo, creo yo. Lo de los vicios. Bombur podía ser un aficionado a la masturbación. Y eso no suele dejar rastros aparentes ni se practica en público salvo en ciertas partes de oriente.
Y lo siguiente es que sí tenía una adicción. Estaba todo el tiempo inclinado sobre su móvil y ralentizando la partida. Por lo que sé del rol o de los juegos de mesa son complicados. Exigen concentración, imaginación, ambientación, estar por la labor… Pero Bombur sólo estaba por el móvil y cuando le tocaba su turno con los dados, emergía unos segundos de su hipnótico móvil y luego regresaba a la pantallita.
C. se lo dijo. Que estaba ralentizando el juego. Y Bombur se enfadó:
Pues tú eres un empanado, que hay que estar todo el rato explicándote las cosas...no te acuerdas de nada tío, perdemos más tiempo contigo.
C. admite algo de razón en eso y se autocritica. Lo que no le gusta son las maneras de este rolero tan poco amable. Empezaron mal. Si no consigues caerte bien en un mundo de dragones y enanos, no creas que te va a ir mucho mejor en el real.
Bombur lleva un pequeño martillo de Thor colgando del cuello pero su barba y su humor son más los de Odín padre.
El tipo era un conocido de un amigo de C. y no se habían visto antes aunque vivía a cinco minutos de su casa porque pesaba treinta kilos de más y le daba pereza caminar ese trayecto. Luego los perdió, vete a saber por qué. Apuesto que por motivos médicos y algún susto relacionado con su salud.
Pero aún así quedaron. C. y Bombur. La siguiente vez en casa del segundo. Con su pareja. Una chica menuda, con un casi imperceptible tic nervioso en los ojos que los hacía mover de manera hipnótica para el que los quisiese observar. Bombur le daba palmadas en el culo y ella soltaba una risita nerviosa y se miraban y volvían a empezar en ese juego privado expuesto al público. Personalmente no soporto esos jugueteos seudoéroticos de pareja cuando quedo con estas. Si quieren ponerse cachondos que lo hagan fueran de mi vista pero no cuando estoy yo delante. No soy precisamente un conservador pero no necesito ver su felicidad, especialmente en su vertiente sexual. ¿Les gustaría a ellos que yo le mostrase lo bien que me llevo conmigo mismo?
continuará...
Comentarios
Bombur es un tipo peculiar, pero C también lo es, al principio pensé que hablarías de una relación de pareja del mismo sexo.
Hay una película, o quizás debería decirte, la misma película en versión país, donde ponen los celulares en la mesa, podría ser una opción y así sabrán qué tanto entretiene a Bombur en el celular y ya de paso, nos enteraríamos en una publicación tuya, podría ser.
P.D. Creo que encontré una forma de no complicarnos con los comentarios, Sergio, lectura desde la página principal y ahí mismo das a comentar, al primer intento me ha funcionado, a ver si solo me está jugando una mala broma
Sobre lo que imaginas de Bombur y compañía me hace sonreír. Esta historia tendrá poco sexo al final. Además, yo interpreté las anécdotas a mi manera. No sé si C. las verá de esa forma aunque está todo lo que me escribió. Su mail es bastante divertido. Bueno, saludos y nuevamente gracias por tus servicios informáticos.
Y la descripción del collar, no sabes las veces que he tenido esa pieza, la del martillo en mis manos y siempre la dejo porque me parece muy cutrilla...pero se ve que se vende bien 🙄 jejeje
Lo de estar con el móvil...¿Queda alguien en el mundo que no vaya o haga cualquier cosa y no lleve el dichoso teléfono? Es realmente agobiante. Bueno! Vamos a ver cómo continúa la historia.
Te mando un super abrazo!!!!
Me ha parecido curioso eso de que la gente te pida que escribas sobre alguien en concreto. ¿Cómo surgió esa «costumbre»?
En mi comentario de tu entrada anterior, aquel que desapareció, decía que había encontrado la manera de comentarte (pero no dije cual), y es la misma que ha dicho más arriba Camila. De momento me sigue funcionando.
A mí antes también me sabía muy mal que alguien estuviera más pendiente del móvil que de lo que pasaba en la reunión o quedada. Una cosa es consultarlo en momentos puntuales o contestar una llamada o mensaje importantes, otra es estar pero como si no estuvieras. Para eso te vas a ocupar espacio a tu casa.
Besos.
Siento que perdieras tu comentario de la otra entrada. Es un trozo de tu tiempo que merecía más respeto. Besos
Este Bombur promete, qué personaje, ya desde la descripción hasta lo leído.
Y sí, el nombre parece de feria, a lo El callejón de las almas perdidas.
Aquí espero más :)
Abrazo.
Hay que mencionar que no cualquier hombre es multitareas, estar en el celular al tiempo que en un juego de mesa no se le da a todos, pero también, si estás en una reunión, ¿qué hace el celular como centro de tu atención?.
Los juegos de pareja me parecen tiernos, de tiempos que ya no volverán
Me gustó conocer tu espacio, un abrazo
Lo admiro porque jugar al rol, seguir la partida más estar pendiente del móvil, es ser un multitarea del copón, aunque lo de la pantalla sea de muy mala educación.
Un abrazo enorme.
PD Yo he llevado a personajes de mis amigos al blog secundario y es muy divertido. Me obliga a hacer un esfuerzo extra para que quede compacto y con sentido.