Bestiario urbano IV (segunda parte)

 

Una de esas parejas asimétricas que sin embargo parecen funcionar, la de Bombur y Cía. Claro que toda pareja ha funcionado en algún momento antes de dejar de hacerlo. Incluso las peores. Para que algo se rompa primero tiene que estar unido. Así que Wendy relinchaba mientras su hosco y diabético compañero le amasaba las nalgas.

C. les había querido endulzar la fiesta con catanias y una bebida de esas que hacen bien en llamarse Monster por el miedo que da todo ese azúcar en sangre. Y vino.Pero Bombur solo tenía bebidas light en el frigorífico y no bebía alcohol. Era diabético. La pesadilla de cualquiera que vaya de invitado a una fiesta es esa, hacerlo tan mal que parezca que lo has hecho a conciencia.

Bombur se dedicó durante la velada a hablarles bien y con educación a sus amigos y mal y con pullitas a C., claro. Hay encuentros que no se deberían dar. Eran Zelenski y Putin compartiendo mantel.

Pero se siguieron viendo después de eso. C. desde sus tendencias de izquierdas. Bombur desde sus tendencias de derechas o con sus informaciones básicas seguramente recopiladas en Twitter. Bombur asegurando que era comunista pero los rusos, así en general, eran basura(esto es muy cuñado). C. hablándole de la geopolítica que había leído en varios ensayos. Bombur razonando desde lo visto en el último telediario y poco más, enrocándose en una opinión y básicamente argumentando lo de “esto es así porque lo digo yo”, quién puede rebatir algo así...

Con la televisión tampoco se ponían de acuerdo. C. explicaba por qué una serie Marvel era un asco y el otro esperaba pacientemente a que terminase su argumentación para replicarle “pues a mí me ha gustado”. Después pasaba a hablar de “La isla de las tentaciones”, un programa que le parecía tanto o más interesante que la serie de Marvel. Yo en lugar de C. hubiese pasado a buscar otro punto de encuentro porque visto lo visto ambos iban en dirección contraria y con peligro de choque frontal.

Como Bombur sabía que C. era vegetariano con una línea roja en el Foie que es uno de los alimentos con más crueldad implícita en su proceso, le dijo:

Mañana ceno pizza, de esas que tienes en tu trabajo, que llevan Foie, están que te cagas

C. buscó fotografías de patos en el peor estado posible. Lo que les hacen para que tengamos Foie, seguro que no queremos verlo.

Bombur se agobió:

Qué asco tio, son fotos repugnantes, qué mal gusto de fotos, todos sabemos cómo se hace, no hace falta que envíes esa mierda joder.

Pero si el que se lo va a comer eres tú- le dijo C.

El otro se picó pero no le argumentó nada y C. que seguía caliente y los patos le parecían poco le envió una fotopolla negra sobre fondo blanco, según dice enorme(para que veáis que esto de las fotopollas también sucede entre nosotros, el envío de pollas digitales es un negocio muy arraigado en la cultura masculina, incluso a mí me han enviado varias). Con la polla le envió un nada críptico mensaje:

Cómete esta que es más barata y no engorda.

Y eso es todo amigos. C. le dijo que era broma pero Bombur le bloqueó. Si es cierto que el que se pica pierde, Bombur cayó a la lona derrotado.

C. asegura echar de menos esos piques. No parece que le afectaran tanto como al otro. Eso demuestra mi teoria sobre el vencedor. También se permite C. reflexionar sobre la extraña pareja. Invoca una escena de Annie Hall. Su personaje principal, Alvy, interpela a una por la calle:

-Oigan, ustedes que parecen una pareja muy feliz, ¿lo son de verdad?

-Si, si.

-¿Y cómo explican eso?

-Es que soy poco profunda y algo vacía, no tengo ideas ni tengo cosas interesantes que decir-dice ella.

-Y yo soy exactamente igual-dice el otro.

-Vaya, es muy interesante ¿Así que han podido llegar a un acuerdo?

Eso en cuanto a la reflexión sobre aquellos dos. Pero hoy tenemos dos cabezas reflexionando sobre ese montón de anécdotas que se me mandaron sin voluntad de hacer moraleja. Da igual, yo me la voy a inventar igual.

Veo un collage de situaciones que indican que no nos podemos llevar bien con todo el mundo. También que a veces no hay que intentarlo. Decía el filósofo Pascal que todos los problemas que le suceden al ser humano provienen de salir de su habitación. No quiero desmentirle, solo matizarle, pero lo cierto es que a veces también provienen de sociabilizar con quien no necesitamos, nos gusta o le gustamos, nos tolera, etc, poned lo que querais... con alguien que no nos proporciona momentos de calidad. En el trabajo no hay más remedio. En el ocio sí.

Estas situaciones en los viejos tiempos las hubiesemos resuelto en mi barrio con unas cuantas tortas y luego tan amigos pero ahora es incluso mejor. No porque no haya violencia. Es que sencillamente hay gente que no debería juntarse ni para jugar con dados y muñequitos. Sencillamente no puede ser. ¿Por qué forzarlo? Somos siete mil novecientos millones de humanos en la tierra. Seguro que alguno compatible contigo encontrarás por ahí. Recordad aquel tipo que quedó con otro para comérselo, el uno caníbal y el otro que quería ser comida. Está claro que hay de todo. Siempre me fascina esa historia, cómo resume lo que internet puede hacer hasta por los más solitarios. Te guste lo que te guste hay alguien que va a estar en tu onda y hasta jugará a rol. Al menos hasta que se aburra.

Sólo algo que sigue sin quedarme claro y ya me inquietó en la primera parte, lo de “el gilipollas” de Bombur ¿Apellido o adjetivo? Yo a pesar del calor sigo sin mojarme. Y porque llevo una temporada superamable con el prójimo pero esperad un poco y a lo mejor regresa Hyde. De momento buen verano a tod@s.