No tengo remedio pero sigo buscando cura
Como llevaba unas semanas entre escombros y casas aguardando el derribo no me parecía surrealista la escena. Estábamos en mitad de una calle llena de cascotes, con la mesa puesta (y muy bien puesta, añadiría, alguien había decorado el centro de mesa con rosas) y éramos diez o doce personas rodeándola e inclinándose ya sobre la comida después de una jornada de estrés, de un trabajo que consiste en imponer el orden al desorden después de la tempestad, en este caso después del terremoto. Estaban siendo semanas estas en las que me sentía como en una película de ciencia ficción post-apocalíptica o mejor, como en un comic post-apocalíptico. Alguien me dijo que dejase de mirar las cosas como un niño, que todo es drama. Yo le respondí a alguien que entonces dejaría de ser divertido.
Alguien que no me caía bien sin razón aparente pero muchísimas a nivel subconsciente y a quién yo no le caía bien se sentó a mi lado. Debía ser alguien muy masoquista. Yo suelo buscar compañeros que me caigan bien.
Venía a pincharme, a “joderme un poco” como le gustaba decir con esa sonrisa irónica que siempre acompañaba a sus tareas de tocapelotas profesional. Una de esas personas a las que no entiendo. Alguien que siempre tiene la razón, que solo cree en una verdad y que suele ser la suya, que si alguna vez le llevas la contraria es tu enemigo hasta que la muerte os separe, alguien que se toma como algo personal que alguna vez, aunque haya sido de manera amable, le hayas dicho que no opinabas como él. Y claro, luego está mi apariencia. Para algunos la apariencia de alguien tranquilo que lee libros. Pues sí, algo sí se me corresponde la apariencia con la realidad. Paso mucho tiempo pero nunca el suficiente con libros. Pero entre mi apariencia y mi verdadero yo hay una pequeña desviación en la autopista, un punto en el que me detengo antes de ser yo mismo y me dedico a contemplar un paisaje menos amable: el de mi otro yo más animal, ese al que al que tras un periodo continuado de que le toquen las narices aunque sea en sentido figurado le convierten en otra cosa muy diferente a “un tipo tranquilo que solo lee”.
Y comenzó con sus temas políticos y fascistas y cerrados. Y yo esquivé bien los primeros golpes y como no quería perder el tiempo con él le dije que no me gustaba la política. Pero él que sí, que ya esa era una opción, que ya me había manifestado antes sobre algo que era política y yo que no, que mi política alcanzaba hasta el presupuesto que le dedicase el Ayuntamiento a las Bibliotecas. Pero no. No sé si era el vino que ayudaba a su política(un vino peleón para peleones) o qué, pero él insistía mientras yo le prestaba la mitad de mi atención y el resto a los demás que conversaban sobre temas más agradables y húmedos. Y entonces el tipo me cogió del brazo(no me gusta), acercó su cara a mi rostro(me gusta menos), me enfocó su aliento a la nariz (me da un poco de asco), me volvió a menospreciar por parecer un “hombre tranquilo” (me da igual pero en esta situación sumó puntos), me dijo algo sobre que le hablase polaco para reírse un rato (que le hablase catalán quería decir, como si a mí me ofendiese algo sobre Cataluña solo por haber nacido allí, también me da igual pero volvió a sumar puntos por el tono), que cogería una porra y se la metería por el culo a los indignados (le dije que fuera a hacerlo y me dejase en paz), que si él iba a poner en cintura a los rojos como yo (no soy rojo ni verde ni lila, solo me estaba poniendo cárdeno en ese momento pero él me tachó de izquierdas por reírme con cierto cómico de La Sexta), que cantase una vieja canción de tiranos o no me levantaba de la mesa y eso sin soltarme el brazo. Y luego el vino que yo había tomado, y el mal día de trabajo y lo que me agobian los pesados. Es increíble la cantidad de circunstancias que hay que sumar para enfadarme de veras. Pero a pesar de lo difícil de esa estadística que me lleve a la rabia… ¡las causas se dan cada cierto tiempo!
Y entonces fue cuando me levanté y me solté de su brazo y con el otro en el que llevaba un cenicero (ese cenicero estaba en esa mano de manera premeditada) se lo estampé contra la frente. Así, sin pensarlo mucho, que si piensas todo queda en nada.
A los puntos que sumó para cabrearme están los siete puntos que le pusieron una hora más tarde en un hospital de paredes agrietadas como todo en este pueblo.
Por supuesto el malo de la historia soy yo. Aunque tenga razón me pierden las maneras, dicen por ahí. Pero en esta caso nadie entendió que yo homenajeaba al agredido. Que golpear a un fascista es darle la razón. ¿No están a favor de la violencia?
Comentarios
UN ABRAZO
BESOS
Un abrazo de Marpín y La Rana
Reltih, yo no estoy de acuerdo la violencia tampoco. Al menos cuando pienso.
Mara: Tu paciencia no sé si es más grande o menos que la mía. Ni siquiera se si la elegimos. A lo mejor si yo tuviera menos paciencia como tú no me hubiese calentado tanto como para usar un cenicero como arma y lo hubiese arreglado con un par de gritos o así. Mejor reaccionar pronto que tarde ya que si lo haces tarde puede ser cuando ya no pienses, como yo. La denuncia no llegó por lo que dije más arriba. Nadie quería hacerle de testigo(le dijeron que dirían lo contrario de lo que habían visto) y hasta que se ganaría otras denuncias por otros asuntos. No cae bien el pobre.
Y menudo regreso. Es interesante conocer los límites de uno mismo pero puede ser conveniente evitar que colmen el vaso de nuestra tolerancia. Ojalá no te lo vuelvas a cruzar, ni a él ni a otros similares aunque dada su abundancia es harto improbable. Aún así suerte.
No me gusta la violencia, pero mientras te leía iba pensando en cómo ibas a cerrarle la boca, al ser posible sin dientes.
Lo mejor el silencio del desprecio, pero que poquito relaja, ¿verdad?
(Un hombre tranquilo también termina con pelea ;)
Besos
Yo le hubiera dicho en catalán: "Sembles una canalla" y así él no sabría si lo estabas insultando o como traduce la frase, lo tratabas como lo que es, un niño.
Me alegro de que las cosas no hayan pasado a mayores...
Besos mágicos y buen inicio de semana
Muchas veces la ignorancia hacía estas personas es lo que mas les duele, aunque es tan dificil a veces que no es de extrañar que acabara así el asunto.
Que rabia me da la gente que disfrute tocando los huevos.
Espero que a la próxima sepas enfrentarte de otra manera a una situación similar y nos lo cuentes.
Me cae fatal la gente q te encasilla sólo por ver un determinado programa de TV, por vivir en un determinado sitio, etc..
Besoss!
Pilar, como se que eres una persona pacifica o por lo menos razonable y no dada a la violencia (creo que casi nadie por aquí lo es) es especial tu apoyo.
Siempre intento ver algo bueno en la gente pero no siempre acierto a conseguirlo como en el caso de este individuo.
Neko, es curioso como todos asegurais no defender la violencia física, ni siquiera yo que la ejerzo 1,7 veces al año (lo he contabilizado con la estadística) pero nunca la busco. A veces me la encuentro porque me muevo mucho, conozco a mucha gente o me doy a conocer demasiado y sin callar lo que pienso(aunque nunca insulto a nadie ni le digo que lo que piensa es más estúpido que lo que pienso yo). Suelo resolver mis disputas como me recomendaba Anegline más arriba y cuando las resuelvo como ene ste caso con un cenicero siento que he fallado en algo porque hay un después dónde me suelo arrepentir. Sí, mientras escribía transmití la rabia que sentía al papel y lo habéis notado muy bien pero cuando he salido bien de esta y veo las cosas fríamente... No me siento orgulloso de mi arranque de furia. Siempre espero que no haya una próxima vez y a veces hasta consigo evitar algunas. A ver si bajo la media.
Vanessa: Cogí el cenicero porque no tenía más a mano el centro de mesa y por no estropear las rosas. Y porque no pensé mucho. La gente pone etiquetas todo el tiempo. Nosotros a veces también lo hacemos sin querer. Se hace por no pensar. Cuando no piensas nada de nada te conviertes en encasillador profesional. Pura pereza mental.
Pero sé de lo que hablas, cuando por tu apariencia, por tu forma de hablar o de estar o por lo que sea, alguien se cree con derecho de meterse contigo. Suele resolverse con un par de palabras o con un par de miradas (no de amor precisamente) pero cuando insisten e insisten... ufff. Difícil situación.
A l@s tocanarices dan ganas de eso, de reventarle las idems... pero siempre es mejor no hacerlo. O si se ha hecho saber que es mejor no volver a hacerlo.
Es una pasada leerte. Es un placer venir aquí y posicionarme contigo. Puntuar, puntualizar y decirte que yo, de ser yo, en un receso entre cura y cura, le arranco la cabeza después de que tú, amigo, se la hayas punteado y puteado con ese golpe y ese goce supremo, o algo así.
He estado unos días fuera de mí. Esto quiere decir que mientras he viajado en coche, en AVE, en cercanías, mientras he paseado las aceras, no he dejado de pensar en las ganas que empiezo a tener de escribir. Mis historias se me adhieren a la piel de la memoria, o posan ese germen en mi cabeza y empieza a crecer, a hincharse con los riegos sanguíneos y con los riesgos de los pensares. Ahora, ya te digo, están a punto de brotar, de salir, de pedirme ver la luz y las sombras que mis ojos distinguen.
Pero eso será otro día, de aquí a cuando sea…
Porque llego aquí, y a otros blogs que compartimos, y la boca se me hace letra. Y sólo sirvo para admirar y comentar y dejar en un estado suspensivo y suspendido mi literaturiedad. En mí se cumple la máxima aquella de no escribir hoy lo que puedas “hacer” mañana.
Así que, felicidades, y un abrazo.
Mario
Tú lo ves desde una orilla del río y yo desde la otra orilla, aunque a veces se seque el río y lo veamos desde el mismo lado.
Besoss!
¡¡Fijate¡¡...
resulta que desde hace tiempo me tienes como seguidora...y como si tal cosa...¿te lo puedes creer?...YO...¡pasando desapercibida¡...
Saluditos.
En cuanto a los remedios, tal vez estés equivocado... ¿Y si no eres tu el que necesita remedio sino estos individuos, y los pasotas acojonados que no hacen nada para evitar que lleguen a más? ¿Quien tiene que poner remedio a las cosas, el tipo que va tranquilo y no se mete en nada, el belicoso que busca camorra, o el imbécil que le hace la ola al último?
Generalmente estos tipos chulescos se amparan en que nadie les para los pies y en que saben que la gente es intimidable. Nadie les planta cara, nadie les ha dicho nunca que así no... Lo que hiciste fue simplemente cortar de raíz algo que no debería haber crecido nunca. Y la prueba está en que nadie quiere declarar en tu contra. Una persona agresiva se gana antipatías y que la gente le denuncie... No veo agresividad en lo que has hecho Houellebecq, veo defensa personal, que es distinto. Y veo que el resto de gente también lo veía, pero que nadie había hecho nada hasta que tú tomaste un cenicero y dijiste claramente que hasta aquí. El remedio lo necesitamos todos los que consentimos que haya personas que puedan cruzar lineas sin ninguna oposición ni mensaje claro de que por ese camino no.
No te felicito porque supongo (o mejor, sé) que estas cosas le dejan a uno muy triste... Pero no busques remedio para ti, que no lo necesitas. Siempre habrá personas como la que describes, pero lo que no sé es por qué nos empeñamos en dejarlas hacer libremente...
Vanessa: ¿Sola? Como podrías estar sola en asuntos tan humanos y naturales como los que aportas. No soy el único que se identifica. Tal vez sea uno de los pocos a los que no le importa admitirlo.
Me gusta cuando dices que no me felicitas porque estas cosas le dejan a uno triste. Qué buena conocedora te siento del asunto. Así me hizo sentir brevemente. Eso acompaña.
Creo que tal vez lo que me sucede es que jamás he conocido a gente que me agreda verbalmente de esa manera tan bestial, porque físicamente jamás he levantado la mano a nadie, pero en el aspecto psicológico creo que hubiera sido mas agresiva que tu.
en otro yo del que no estas demasiado orgulloso es algo que me resulta familiar.
Soy chica pero humana...
No debo alentar la violencia porque es el camino mas rapido de evitar a esos mosquitos toca-cojones pero en realidad
luego no te sientes mejor.Y si le ignoras y evitas el conflicto tampoco te sentiras mejor (porque por dentro seguirás
en ebullición) pero al menos evitarás males mayores.
Se que todo esto ya lo sabes...pero quizás si tienes muchas de estas frases diferentes en la cabeza resonando puede
que así la próxima vez que te toquen los cojones no saltes o el cenicero este mas lejos ;)
Mantiene una inocente y amistosa conversación con un conocido al que no veía desde hacía mucho tiempo y éste se lo agradece golpeándole el cráneo con un cenicero,tras lo que huye del lugar de los hechos.
Las fuerzas del orden buscan por tierra,mar y aire al desaprensivo autor de la brutal agresión.Se cree que ha sido visto en las selvas del Congo en compañía de un tipo con dos pelos y bla,bla,bla...
-Pero mire que llega a ser burro Houllebecq.
-Tuve que hacerlo jefe,tuve que hacerlo.
* * *
Y bueno,ahora sólo faltaría una fotografía de la víctima.Pero como no tengo ninguna lo dejaremos aquí.
Un saludo,Hou.
Peter.
Luego me he identificado contigo porque en varias ocasiones me he encontrado en una reunion social perdiendo el tiempo con alguien q no solo me impide estar con quien realmente quiero estar, sino que ademas solo pretende hacer danio (no tengo acentos, ni enies: estoy en Noruega).
Y luego no me he identificado con ninguno, porque no tengo los huevos para romperle la crisma a nadie (y, quiza, siendo generoso conmigo mismo, porque no me gusta nada).
Tuve un amigo que no lo era, q me envenenæo (y supongo q yo a æel) durante mucho tiempo. Acabe mandæandole a la mierda de la forma mas correcta pero firme que pude. Nuestros comunes amigos me reprocharon (y me reprochan) q lo hiciera.
Me ha gustado la entrada. Me veræas mæas por aquæi.
Cambiando de tema creo que me has dado muy sana envidia diciendo que estás por Noruega. No soporto el calor y aquí empezará pronto. Y bueno, lo de la ñ no molesta, se entiende perfectamente. Saludos desde España que se empieza a calentar, en muchos sentidos.
See you soon!
Peter.