Segundas partes
Aquel año en el festival de Sitges, el primero para nosotros, fue el mejor. Vimos tres películas, hicimos carreras de fondo de cine a cine para no llegar tarde a las sesiones, nos asaltó un loco manchado de sangre en la cola de una película que resultó ser Santiago Segura promocionando un corto, conocimos en persona al director Peter Jackson, pasamos un poco de frío de madrugada y por último perdimos el tren, estos dos últimos puntos sumados a las carreras no fueron tan divertidos. También pasamos hambre.
En nuestra imprevisión juvenil mi amigo y yo no caímos en llevarnos algo para la cena.Por eso salimos de la última sesión de cine fantástico con un apetito no menos fantástico. También un poco somnolientos tras un día más largo que sus horas, intenso. Y todo estaba cerrado. El pueblo comenzaba a desconectarse de sus visitantes y se iba a dormir más allá de las dos de la madrugada.Todos los locales estaban cerrados. Todos salvo aquel bar de mala muerte junto a "El retiro", el cine más vetusto de los que pasaban películas. Un local mugriento y mal iluminado que hacía su Agosto en Septiembre u Octubre, durante el festival. Algunos posters de cine colocados en sus paredes mostraban la adhesión a la causa friki como en ciertos Cybercafés pakistanís estos muestran su adhesión al terruño e integración colocando banderas culés.
Muertos de hambre y casi zombies, pedimos la carta pero esta solo incluía a esas horas bocadillo de tortilla así que aceptamos el trato. Y esa noche, con el magnífico ingrediente del apetito devoramos el mejor plato de nuestra biografía gastronómica. Nunca lo hemos olvidado. Han pasado los años y sigue siendo motivo de agradable recuerdo. El bocadillo de tortilla (francesa, ni siquiera de patatas, algo rápido a base de usar un huevo, una sartén y un cuchillo para cortar el pan). Muy probablemente pasarán los años y estaremos en nuestro lecho de muerte y si uno visita al otro todavía podrá hacerle recordar sin problemas ese bocata de madrugada, esa maravilla culinaria. La satisfacción de una necesidad desgarradora es un placer inmenso.
Regresamos el año siguiente. Queríamos volver a experimentar ese placer que sólo conocían en Sitges (ahora se suelen disfrutar otros, me parece que es gaylandia). Pero ya nada fue lo mismo. La novia de mi amigo ya lo demostró cuando sentados a la mesa del local mugriento, con algo de asco en el rostro, nos mostró un trozo de cáscara de huevo que se había mezclado con la tortilla y luego en su boca. Las prisas no son buenas para los cocineros cascahuevos. Y luego está que es muy difícil repetir la felicidad. No le podemos pedir bises a los momentos. Estos llegan sin aviso y se disfrutan y luego ya puedes disponer el escenario del mismo modo que algo te fallará. El bocadillo perfecto ya sólo existía en nuestra memoria.
Esto me viene al recuerdo, y no estoy seguro, cuando recuerdo esas veces en que he intentado empezar relaciones de cero, ya lo contaba en estos posts melancólicos últimamente. Buscar segundas o quinientas partes de la misma historia con alguien para sentirnos como en los principios de nuestra relación. Y nunca ha sido posible. Siempre ha aparecido la cáscara de huevo entre la tortilla o el pan para romper la ilusión. Segundas partes...
Comentarios
Pero entiendo muy bien lo que quieres transmitir porque a todos nos ha pasado alguna vez.
Yo no tengo buen recuerdo de Sitges, mas bien todo lo contrario, no por el lugar en si, aunque la verdad que yo me sentía que no pintaba nada allí, el sitio es bonito pero las circunstancias en las que pasé allí mis vacaciones de una semana de un mes de agosto no fueron las mas propicias para disfrutarlo y recordarlo con buen sabor..
Besos, S.
Reempezar de cero con quien ya tenemos episodios a la espalda es un ejercicio complicado, que tiene a no salir bien, pero empezar, sin más, empezar una nueva relación es otra cosa.
Es atreverse a volver al mismo lugar para escribir otra escena, o buscar nuevos escenarios.
Además el recuerdo querido alcanza en la memoria dimensiones que no se corresponde con la realidad.
Me gusta leerte melacólico, sé que suena cruel, pero ese estado es tan prolífico...ya que disculparás.
Un abrazo de vuelta
Yo de Sitges tengo buenos recuerdos casi siempre. Pero es que al final no son las ciudades las culpables de lo que nos ocurre allí. Yo le tengo cierta manía a Castelledefells pero si hago balance también me ocurrieron cosas buenas allí. De hecho tengo un post dónde hablo de ese pueblo y del tsunami que le deseé durante un tiempo(más o menos en broma) hasta que se redimió porque tuve una buena experiencia. Si te quedas mucho tiempo en un lugar tendrás de todo, bueno o malo. Depende de ti, de la gente que te rodee... Pero imagino que todo esto ya lo sabes. A saber qué te ocurrió esa semana del mes de Agosto en Septiembre. Mira que me llegas a dejar intrigado siempre que puedes. Un beso.
Pilar V.: Es malo cuando esperas repetir. Es bueno porque aparecen nuevas experiencias con las que no contabas y tal vez sean mejores. Nadie nos avisó que nos esperaba ese bocadillo estrella en mitad de la noche cuando la diversión del festival había pasado. En la vida son esos acontecimientos imprevisibles y agradables los que más se disfrutan. Su contrapartida son las tragedias repentinas pero en esas mejor no pensar.
Si te gusta leerte melancólico vas a tener varias tazas porque llega Otoño, época que amo pero que a la vez me hace pensar así. Te vuelvo a desear buen regreso a tus quehaceres aunque ya vengo de hacerlo en tu blog.
En cuanto a tu entrada, tuve esa sensación en algunas ocasiones. Siempre los recuerdos superan a la realidad, los magnificamos. Intentar revivir experiencias anteriores, desencanta. Simplemente iniciar una nueva, igual supera lo anteriormente vivido.
Un besote y gracias por permitirme entrar.
Gracias a ti por entrar y dejar constancia de que has estado
comentando. Un beso.
En el caso concreto que narras, con novia de amigo por medio, era obvio que la segunda visita no tuviera éxito, ya que nosotras nos fijamos en detalles que son vitales y tal vez para los hombres no son importantes.
Me alegra mucho que ya podamos comentar, porque de momento es la única manera que tengo de comunicarme contigo.
Besos BEP
Lo de la tortilla no fue por la novia del amigo. Más bien es que ya no teníamos tanto apetito y todo se veía en su realidad. Además, la cáscara sólo le tocó a ella.
Comentarios abiertos y barra libre. Y periodicidad del blog por decidir.
Nunca consigo ver bien qué es lo que chupas en la foto. El tipo de caramelo, digo.
Besos.
que sea diferente no debería significar necesariamente menos bueno. se puede disfrutar de una forma distinta. al fin y al cabo, también recuerdas las segundas veces y en algunas ocasiones incluso con una sonrisa tonta en la cara.
a todo esto, y ahora que están los comentarios abiertos, felicidades por tu producción literaria estival. sospecho que a partir de ahora ya nunca más voy a quejarme por lo de que escribes poco.