Mi nuevo consultorio Elena Francis
Siempre
he querido tener ese consultorio. En el fondo siempre lo he hecho. Una bloguera
me dijo que en mis entradas siempre se me acerca un amigo y me resuelve un
post. Y es cierto. En muchos posts míos aparece un amigo, me cuenta su historia
y luego yo le cuento su intimidad a todo el mundo que quiera leerla. Pero lo
que nunca cuento es lo que le respondo. Bueno, algunas veces también pero pocas. De vez en cuando
prefiero dejar de ser personaje y delego mi voz en otros. Gente de mi nutrido
grupo de amistades adquiridas por diversos medios como el trabajo, los pupitres
de las escuelas, los institutos o la universidad, los amigos de mis amigos que
acabaron siendo mis amigos, el vecindario (aquí también enemigos), las fiestas, los viajes
y sobre todo el vivir en el mismo barrio en el que crecí y seguir en contacto
con mi pasado y cruzarme con todo el mundo como si esto fuera Springfield y
ellos y yo personajes de los Simpsons. Vivo en un mundo de caras conocidas y de
“Bon Jour
madam, bonjour messie” por las mañanas, al más puro estilo
de la Bella de Disney. También
están los amigos-as virtuales.
Así
que recibí la primera consulta para mi consultorio por mail. Un consultorio que
no existía pero que me acabo de sacar de la manga. De una bloguera que me lee y
a veces participa activamente. Como es
largo y yo soy corto (quiero decir que cortos son mis post para no fatigar al
respetable) lo partiré. Este es el mail que recibí. En cursiva escribo lo que
pensé mientras lo leía.
¿Y tú qué dices cuando te invitan a una boda a
la que no quieres ir?
No voy. Soy tan mezquino que he
llegado a pensar en excusarme por un tratamiento por leucemia. Y luego decir
que había sido un diagnóstico falso. No me gusta la excusa de J.: “Di que te curaste con un gelocatil”.
Pero vamos, que si no quiero ir no
voy.
Estaba yo tecleando unos cuantos
números en el ordenador cuando vi asomar a la futura “Señora de” por la puerta. Al primero que
entregó su invitación de boda fue a su querido protector. No creí que nos
invitaría a todos los demás, porque realmente salvo con dos o tres de la
oficina, nunca la he visto pasar demasiado tiempo ni tener una relación
importante. Debe ser que las invitaciones de boda ahora están más baratas porque
las repartió por toda la empresa. Como si fueran confeti, las había en todos lados.
El caso es que comenzó a pasar de mesa
en mesa repartiendo una ¿bonita? invitación. Yo, viendo que se aproximaba a mi
habitáculo, quise agachar la cabeza a ver si no me veía. Una tontería de esas
que se hacían en el cole, cuando estabas en clase y no te sabías la lección. Pretendías que el profesor no se percatase de
que estabas allí. Que igual si no lo mirabas tú, él tampoco te veía.
Ignorantes. Pero bueno, eso forma parte de la inocencia de la infancia.
Doblemente ignorante me digo yo ahora a mí misma. En eso que estaba yo bajando
la mirada hacia el interesantísimo informe que estaba leyendo, cuando la
susodicha futura esposa pasó de largo y ni me miró. Hay que ver lo
perfeccionado que tengo yo ese movimiento de ojos. Después de años practicando he consigo que
funcione. Me volví invisible.
Lo bueno de estos consultorios es que
el que responde aprende tanto como el que pregunta. Al menos yo he sentido
alguna revelación. A mí
me pasaba lo mismo en clase. Como le comenté a la bloguera, de pequeño me escondía como una rata en el
pupitre. Agachaba la cabeza cuando tocaba responder en clase. Y eso no servía
de nada. Lo descubrí cuando un profesor comentó en la universidad “Y ahora
preguntaré algo para que Sergio agache la cabeza y trate de esconderse y
entonces yo le preguntaré a él el primero”. Descubrí que agachar la cabeza no
servía de nada. Me pasé el resto de mi vida académica intentando encajar el
cuerpo debajo de los pupitres u observando desde el puesto del profesor antes
de las clases si esconderse debajo de la mesa era buena solución y realmente no
se me veía. Aunque luego no lo hacía porque ese profesor y ese año estudiábamos en un aula pequeña, estrecha,
dónde todos estábamos a la vista de todos desde el principio. No había
escapatoria. Y ahora, al cabo de los años, veo que esto de agachar cabezas es
un clásico gracias a mi bloguera anónima (anónima para vosotros-as).
Invitó
a todos, a todos toditos, incluso a aquellos a los que ha criticado. A los más
nuevos, a los más viejos, a los más guapos…. A todos menos a mí. Aludió a que se le había olvidado
mi invitación, pero por su expresión me di cuenta de que realmente no pensaba
invitarme. ¡Qué alivio!, pensé
en ese momento. “Te la doy la próxima semana”,
dijo entonces. Joder que no me escapo!, pensé después. Pero
como en esta vida nunca estamos conformes con las decisiones que toman otros
por nosotros, aunque en el fondo sea lo que queremos, a continuación
llegaron otros pensamientos, ¿Qué
le habré hecho yo a esta muchacha para que no quiera invitarme? ¿Será que lee
los pensamientos?
Ese es el gran problema humano a lo
Oscar Wilde:”Dos grandes tragedias hay en la vida. No conseguir lo que quieres
o conseguirlo”. Si
no quieres que te inviten y no te invitan consigues tu objetivo. Pero luego
tienes la tragedia de agobiarte porque no te han invitado.
Ahí hubiera quedado la cosa, si no
hubiera sido porque acto seguido, le dijo a otra compañera que le acompañase al “cuarto oscuro”. (Lo de cuarto oscuro
na de na, solo salieron al pasillo pero queda como más interesante decir cuarto
oscuro). Después de su charla de confidencias volvieron a entrar. La discreta
de la gorda de mi compañera
(la que salió al pasillo con la que se casa, y perdón por lo de gorda pero
además de lo obvio es que me cae gorda, gorda) me miró y se echó a reír sin
disimulo alguno. Yo creo que habían hablado de mí. ¿Tú qué piensas? Igual piensas que soy una
mal pensada, pero conociendo los antecedentes de la gorda que critica a todo el
mundo y su "discreción", estoy 100% segura de que sí lo hicieron
(hablar de mí, digo). Algo así como: Tía, que no quería invitar a ésta y
cuando he llegado pues como que me falta su invitación y claro le he tenido que
decir que se la doy luego, ¿tú qué
opinas?
Ahí quedó la cosa. Por cierto, me dio
la invitación la siguiente semana tal como dijo. Le dije que no podría asistir,
sin dar ninguna explicación. Ella no preguntó el motivo y le vi cierto grado de
alivio en la cara.
De todas formas hice examen de
conciencia por si en algún momento pasó
algo que había olvidado, pero nada de nada.
El caso es que “soy de mala reacción" cuando alguien me toma por tonta
o sorda. Aunque medio sorda estoy y hacerme la tonta últimamente es un recurso
que utilizo mucho para evitar males mayores. Lo que ocurre es que cuando
no es intencionado por mi parte, me lo tomo fatal. No lo puedo evitar. Aunque
quien me tome por tonta y sorda sea una persona que para mí es indiferente. Me
hierve la sangre en las venas, como dice una copla que solía cantar mi abuela.
Me enervo de tal forma que me cuesta horrores cerrar el pico y no soltar alguna
ironía. Ese día no lo hice y me quedé con las ganas. Pero hoy se ha vuelto a
repetir una situación parecida.
En cuanto a tu preocupación por no ser
políticamente correcta por llamar gorda a una gorda que te cae gorda debo decir
que es innecesario. Al ser mujer puedes autocriticar a tu sexo sin que te
llamen machista (aunque no te fíes). Yo
me paso la vida llamando imbéciles
a los catalanes por lo de la independencia pero como soy catalán nadie me llama
anti-catalanista. Dentro del grupo al que perteneces se te da un poco más de
cancha. Aunque cuidado porque al final se te enfadan y acaban pidiendo hoguera
de todos modos. No tenses mucho más la cuerda en ese sentido.
Y yo también soy de mala reacción
cuando me tratan de tonto o de sordo. Más que hervirme la sangre pienso en como
hervirlos a ellos. Si te quedas igual cuando te insultan es que eres tonta o
sorda pero ya veo que no, ni lo uno ni lo otro (un poco sorda dices que sí pero
eso es cosa tuya y solo tuya).
El gran día ha llegado, faltan apenas
unas horas. ¿Y cómo no?, en la oficina no se habla de otra cosa: ¿Qué te vas a poner tú? Va a llover, ya
verás. Que no, que igual no llueve. ¿Y si hace frío? ¿Cuánto dinero vamos a poner en el
sobre?….
Estaba yo escuchando estas importantísimas conversaciones, pero
inevitablemente he tenido que dejar de hacerlo al tener
que ausentarme un breve tiempo porque tenía una reunión importante con un cliente (me
estaba meando para la buena verdad, pero queda mejor lo de la reunión). Cuando
he entrado de nuevo en la sala, estaban hablando en voz alta, nada de
cuchicheos, a pleno pulmón, que se enterara todo el que estaba allí.
Volviendo al tema que nos ocupa,
como ocurre siempre, la bocazas o el bocazas de turno que está criticando a
alguien siempre está de espaldas a la puerta y claro nunca se da cuenta de
quien ha entrado. Esta bocazas de turno, la gorda, como ya tiene muchas
tablas en esto de criticar, se ha callado ipso facto en cuanto otra compañera
la ha mirado y alzando sus cejas le ha hecho un gesto de cállate que nos han
pillado (como tenga que describirte el gesto nos dan las uvas del próximo año, así que espero que más o menos te hagas
una idea). Yo he pillado algunas palabras antes de que se hiciese el silencio
absoluto y lo poco que he escuchado ha corroborado los pensamientos que tuve
ese primer día.
¿Y en estos casos tú como actúas?
a.
Te haces el tonto como si no te
hubieses enterado
b.
Le sueltas alguna en plan: por mí seguid, no os cortéis.
c.
Bailas una jota o haces una reverencia
d.
vuelves a tu reunión con el cliente.
Creo que la mayoría de las personas
elegimos la respuesta a.
Yo siempre he sido más de querer
bailar la jota pero no sé ni sardanas así que me quedo con la a, como todo el
mundo.
continuará una entrega más...
Comentarios
En cuanto al cuestionario, la a) mezclada con la d) supongo.
Un abrazo, doctor.
En fin, no se puede salir airoso de ninguna de las maneras...
Se casó el hijo de mi esposo, el mal rato empezó cuando al llegar a la casa del novio para las fotos, todos tenían el adorno floral para la solapa del traje excepto la de mi esposo; nadie me supo dar razón del porqué, pero la novia no lo había dejado. Acudí a la letra a)
Ya en el banquete como es lógico estábamos sentados en la mesa principal con los novios, los padres de la novia, la ex de mi esposo con su pareja y nosotros. Todo transcurría muy bien hasta que empezó la dichosa costumbre de repartir presentes. Pues bien, hubo ramos de rosas para la madre de la novia, la madre del novio, porta-retratos con fotos de los novios para las abuelas, y no sé que más cosas más, pero para mí que hasta participé en un baile que estuvimos ensayando por meses y para mi esposo que les regaló el viaje de luna de miel a México no hubo ni las gracias.
Después que regresaron la novia fue a mi casa con la foto y la rosa marchita disculpándose y diciendo que se había olvidado porque ese día estaba muy nerviosa, pero que raro que de los demás no se olvidó y que esas cosas aparecieron luego que vio los detalles que tuvimos con ellos.
Mi esposo dice que yo soy una tiquismiquis y como es su hijo pues ahí todo sigue igual, por mi parte yo sigo reunida con el cliente y que no me vuelvan a invitar a nada!!! jajajaja
Besos BEP
No se me hubiese ocurrido nunca que podías afrontar este reto, pero lo cierto es que te ha salido estupendamente esta primera consulta.
Creo que cuando te invitan por bienquedar, te hacen flaco favor porque dejan la pelota en tu tejado, y en un entorno no elegido como el laboral a veces es muy difícil marcar la diferencia entre amistad y mero conocimiento. Es de esas veces que casi dan ganas de acudir al evento para tener información de primera fila.
Un beso,
Anoche soñé que me casaba. Un dramón enorme, quizás hasta escriba un post sobre ello porque estaba implicado un compañero del curro, y eso siempre pega bien con mi blog. El caso es que creo que soñé con ello influenciada por este post tuyo jajaja. Demasiada coincidencia :D
Besos
maloles: Que sí, maloles, yo he salido airoso muchas veces. El primer no cuesta un poco pero los siguientes ya son como tu marca de la casa. La gente los ve venir y hasta te los disculpa. Creo.
Pilar: Creo que el consultorio sería más creíble y beneficioso con tus consejos. Los míos no tienen ni la buena intención de ayudar. Es como contarle tus problemas a un borracho o un pastillero. Yo no tomo ni lo uno ni lo otro pero la respuesta es parecida. Pero qué te voy a explicar con la de años que llevas pasando por aquí y entendiendo a la perfección lo que hay. Un beso
Buenísimo lo que te pasó en la Universidad, jajaja. Y qué decir de la frase de Oscar Wilde, me encanta este hombre.
Respecto a las bodas, si yo hubiera podido ni hubiese ido a la mía. No me gustan. Aunque parezca increíble, me aburro sobremanera.
Opino como Pilar, en tu primera consulta has estado muy bien. Igual pido cita para una consulta ;-)
P.D. Así que la gente va obligada a las bodas. Qué bien que a mí no me apuntan con pistola para ir a ninguna. Y con este malvado comentario me despido hasta otra.
A partir de ahí no soy nada correcta con las invitaciones, les digo que no voy a ir, que muchas gracias. Si se ponen tontas/insistentes les digo lo que voy a hacer: te digo que sí voy. El día de la boda te llamo y te digo que me muero de mal de panza, no voy y tienes que pagar el cubierto. Tú misma.
Para paliar el mal sabor de boca, les digo que me inviten a un café con el paso de los meses y me enseñen las fotos. (eso me lleva un hora, es más barato y me abstengo de ver a la peña borracha).
¿Cómo actuaría yo en la oficina? grrrr...depende de mi día...pero puede ser que les saltara con un seguir por mi no os cortéis...y sonreiría a lo chucky...es que hay veces que no sé disimular lo que me molesta...
Un besazo!!! como siempre un placer leerte!!!
ABRAZOS
Reltih: Tú eres medio punky, reltih. Yo también pero con un estilo más disimulado e íntimo, je,je. Saludos
Si pudiera adjuntar una foto a este comentario, te mostraría dónde estoy y lo que estoy haciendo. Bien, esta cafetería es la mar de chula, regentada por unas chicas la mar de chulas (y excelentes baristas) con un gran ventanal que te ofrece una vista chula: personas que corren para entrar en misa y otros que corren porque hay una marcha deportiva organizada por una casa de deportes a la deriva. De vez en cuando me digo que tendría que hacer alguna vez lo mismo. Lo de ir a misa, no, lo de correr. Siempre propongo y nunca dispongo mis pies sobre la calzada en modo "corre y no mires atrás"
Anoche abandoné el sofá cuando finalizó el último capítulo de una serie que me tiene enganchado. Y no es erótica, qué raro. Es de la casa Blanca, y de un Kevin Spacey que se aferra al poder a golpe de juego sucio. Ya ves, como la vida misma. Pues eso, que abandoné el sofá y antes de sumergirme en mis sueños y onanismo amatorios varios, me prometí leerte hoy, con detenimiento. Y contestarte como ahora estoy haciendo, entre sorbos, buenas vistas, excelentes camareras que me tratan con mimo, y también con tranquilidad.
Me encanta haber iniciado este recorrido dominical contigo. Después de leerte, de escribirte, de terminar con el último libro que me queda del detective Marlowe, escribiré mi columna que alojo bajo una foto mía en Instagram y que, al mismo tiempo casi, subo a Facebook. Digo yo que podría hacer lo mismo y publicar mis cosas escritas domingueras en el blog, que para eso lo tengo. Hoy me he dado cuenta, en el tuyo, que llevo desde enero sin añadir nada. Tendré que solucionar ese tema.
A lo que iba;que te he leído con tranquilidad. Dos entradas. Y en las dos asoma la palabra pulmón. Y en las dos he disfrutado. Y en las dos el viento de tus letras me ha vuelto a mecer. Es increíble, o lo eres. Un observante con memoria que es capaz de transcribir lo que siente y habla y opina de su compañero, que no amigo, que está a punto de entrar en quirófano y que se pone a hablar de pollas y de pijamas que se suben y le incomodan la capacidad de cazar ovejas y narcotizarlas para que él pueda descansar en paz. Pero un descando suspensivo y una paz abreviada, porque en menos que canta un gallo delator, estará otra vez contigo, preocupado por su polla o la tuya o la del resto de la humanidad masculina y buscando un pija que no se le suba, el pijama digo, cada vez que asalta la cama. En fin, tiene miedo. Todo el mundo lo tiene cuando cree que la última cena puede ser la última cena de verdad. Yo, sin ir maś cerca, cada vez que me he operado de una hernia la he lidado parda... Menos mal que la última vez me atendieron unas enfermeras en prácticas, chicas a las que les quedaba mucho por aprender, que me destrozaron el brazo recolocando la vía. Pero las perdoné, estaba en sus manos, qué manos, y en sus ojos enfermeros, qué ojos... y en el resto de su académica anatomía formativa, o algo así, qué académica anatomía, madre mía...
A tu no amigo, que sí compañero, le deseo una pronta recuperación. Que ahora que pienso, ya debe estar en un lugar o en otro. Y todo habrá ido bien, seguro, porque de lo contrario, hubieras escrito sobre el hecho o el deshecho...
Y en escrito sobre el deposito el comentario, qué decirte, yo también hubiera escogido la opción A. Pero no sé, no sé, puede que la B no sea mala idea. No sé, siempre ando dudando, así que seguro que estaría ahí, con cara de lerdo, sin saber qué hacer, cómo reaccionar, a dónde dirigir mis inquietudes de ese tipo. A la boda tampoco iría, fijo. No me gustan las bodas por compromiso. Bueno, todas las bodas son un compromiso para los que contraen esa enfermedad. Quise decir que no me gusta que me inviten, por compromiso a un casamiento.
He acabado el primer café mientras te leía y redactaba este comentario bilineal.
Sergio, como siempre, un placer leer tu cotidianidad. Tu día a día escrito.
Un abrazo. Y ya sabes que si vienes a Girona, en esta misma cafetería te invito a café. Verás qué las vistas merecen la pena y, sobre todo, la alegría...
Abrazo.
Mario
También te confieso que sigo House of cards. Entre muchas otras. Pero esta la confieso con orgullo. O sin vergüenza.
Fernando sigue esperando por su pulmón. Las listas de espera ya son casi para toda la vida en Cataluña.
Y en cuanto a tu idea del blog ya era hora. Me parecia raro que no escribieras nada. Yo es que instagran solo lo conozco de oídas y por facebook paso de tanto para recordar si alguien cumple años. Tengo amistades que se ponen muy nerviosas si no me pongo al dia con su nivel de decrepitud y les felicito por ello.
Yo acepto lo del cafe. Si paso por alli me pido sobredosis. Asi se adereza una buena charla.
De momento saludos. Escribo desde un mobil. Mal soporte para montar frases. Al mebos para mi. Un abrazo.
Y en esos casos, los que aún no me conocen acaban por hacerlo, y los que me conocen sin sorpresa alguna saben que soltaría la b) y sin sorprender a nadie... y luego seguiría con la d).
Te leo desde hace un tiempito en lo de Pilar V, y hoy me atreví a pasarme por aquí.
De puntillas...
;)
Saluditos.
Y que les den.
Abrazos