La vida hace bullying pero...
Cada vez que veo a G., pocas veces y por casualidad, me
cuenta la vida y milagros de alguien que “se ha jodido la vida” por vete a
saber qué pecado o tontería. Su última historia era sobre un amigo suyo que
destruyó su vida por tener relaciones extramatrimoniales y no se lo han
perdonado. “Está acabado”, me dice con más ánimo vengativo que tristeza. Es
como si la gente que comete alguna debilidad mereciera ese final tan espantoso.
Joderse, destruirse, arruinarse la vida… ¿Pero realmente existe una vida que se
arruine así para siempre y sin esperanza?
Yo no le quiero contar mis aventuras porque le daría una
excusa para poner esa cara tan desagradable de santón que ha venido a redimir a
la humanidad de sus pecados. Pero tengo unas cuantas para él.
La vida te la puedes arruinar o se te puede arruinar sola.
De hecho el bullying escolar no es nada comparado con el bullying existencial.
Te levantas una mañana más contento que unas castañuelas, sales a la calle
dispuesto a comerte el mundo y en el buzón de casa te notifican un gasto de más
de quinientos euros en gas (absolutamente imposible porque apenas has estado en
casa tres días ese mes pero es un error y una gestión a realizar y ya lo supo
Kafka, la burocracia es el infierno). Y ya vas menos feliz pero continua hasta
que te llama alguien de tu trabajo. A mí que me llamen de mi trabajo ya me
molesta en cuanto que esa llamada solo es suciedad en mi tiempo libre, llenar
mi mente con imágenes de un lugar al que solo voy porque me pagan y creo que no
lo suficiente así que debería irme o hacer algo para que me echaran (aunque me
han dicho que bajarme los pantalones y cosas así supone expulsión sin derecho a
paro porque está justificado el despedirte si eres un guarro). Y como decía te llama el compañero de tu
trabajo, te pide unas horas de trabajo que no estaban en tu esquema mental, te
fastidia. Pero solo son ejemplos de bullying vital. Reales o no cada uno tiene
los suyos.
En cuanto a lo de arruinarte verdaderamente la vida, sí
tengo verdaderos momentos estrellas ocasionados por una mala gestión de mi
libido (hace tiempo de esto, ya puedo contarlo con humor), de mi mal humor o de
mi tendencia a sacudirme el aburrimiento metiéndome en algún problema.
Una vez perdí un trabajo que me gustaba y de años porque
metí la polla en la olla y me la quemé. Allí me arruiné la vida. Y luego empecé
de nuevo.
En otra ocasión casi perdí mi relación de casi años por el
mismo asunto y luego pasó el tiempo y no perdí nada pero si lo hubiese hecho
hubiese reiniciado de cualquier otro modo en algún otro lugar con cualquier
otra persona.
La otra noche veía en el programa de Risto Mejide a
Mariscal, un tipo que se arruinó tres veces por arriesgarse más de la cuenta
con los proyectos que emprendía. Estoy seguro de que la última vez se lo tomó
mejor que la primera. Uno se acostumbra a todo. Me lo dice otro amigo, “no puedo castigar a mi hija de la misma
forma porque se acostumbra y ya no es castigo”. A nuestra manera somos casi
tan adaptables como las cucarachas.
Lo que quiero decir con todo este divagar es que el fin de
una vida no lo marca una mala situación vital. Ninguna vida está realmente arruinada
hasta que no te caza una enfermedad terminal.
Pero este conocido me sigue contando un par de cuadros más
de amigos suyos que por su mala cabeza han fracasado en la vida. Escuchándole
parece que no suele buscar amistades a las que les vaya bien. Debe ser de estas
personas que se crecen con las miserias ajenas.
Cuando le pregunto por el trabajo me cuenta que le
despidieron hace un año. Pero que está buscando algo. Claro que no me engaña. Yo
sé que en el fondo ya ha tocado fondo. Está muerto, su vida está acabada para
siempre jamás. Hay personas cuya filosofía de vida no incluye ponerse las pilas
y empezar de nuevo.
Por si acaso le recomiendo que tome magnesio y que reduzca
el azúcar en la alimentación. También le voy a recomendar que disfrute haciendo
ciertas cosas agradables pero me dice que no se quiere arruinar la vida. “Claro,
claro, lo entiendo” le digo antes de irme por donde vine.
Qué malo es ver patalear a la gente en frío. Como si a falta
de padres que les resuelvan los problemas el universo se fuera a apiadar de
ellos porque son buenas personas, signifique eso lo que signifique. Pero no sé
donde he leído que pensar que la vida te recompensará por ser una buena persona
es como creer que un toro no te corneará por el mismo motivo. No digo que se
tenga que ser malo, eso pasa factura a la larga. Digo que hay que hacer algo. Algo
más que la pataleta, se entiende.
Comentarios
Nadie es un ángel, y eso va en la obra y porque no en la omisión. Nadie tiene derecho a juzgar a nadie, salvo los jueces pero bueh eso es harina de otro costal. Y sí, parece que hay gente Y digo gente , no personas, porque eso de ser feliz ( o creerse ) feliz a expensas de lo que a los demás no les sale del todo bien, es de rastreros, así de claro y alto lo digo . Sentirse bien con el infortunio ajeno, que cosa no? que clase de persona puede ser feliz o sentirse bien consigo misma?
Si lo haces mal y la cagas ya bastante tienes y si te safas pues olé por uno, por saber apañarse ... si te va bien también algo harías ( siempre malo a ojos ajenos por ejemplo bajarse o subirse lo que ya sabemos) en fin... me cabrea, me repatea y me pone un poquito de mala uva ...
Algunos le llaman envidia
y yo me digo, envidia de que? que se gana ? algo..? porque pienso de corazón que nada, nada nada bueno
en fin divago porque ... ( lo dejo aquí que todo se sabe y mejor me callo)
Un beso y buen inicio de semana!
Hay alguien muy cercano que es clon de este personaje que ve todo "una ruina".
La vida es una tragedia, vamos. Todo es tremendo.
Y no lo es. Pasas el mal momento y la vida sigue porque creo también que nos adaptamos a todo, lo cual es tremendo.
Mejor levantarse y emprender nuevo rumbo, aunque muchas veces sintamos por momentos que se nos ha arruinado la vida, que para nada es así.
No soporto a las personas que tienen ese punto de vista y te cargan de tragedia al menor mal momento que ellos creen ver desde su perspectiva.
Abrazo, Sergio.
En fin que hay modos, no lo dudo, de joderse la vida, por lo menos tantos como de recomponerla mientras merezca tener ese nombre.
Un beso
Pilar: Desde luego es algo a lo que todo el mundo que ha tenido quién le limpiara los mocos y le comprara otro juguete siempre, tiene tendencia. Una educación sobreprotectora produce estos individuos en serie. Algunos-as son inteligentes y lo superan cuando ven que la vida no responde a las pataletas(más bien al contrario, se pone más dura). El que no, pues a dar el espectáculo. Sigamos con nuestras vidas, que si están mal ya mejorarán y si están bien... mejor no pensar. Un beso
ABRAZOS