Driving your girlfriend home
Morrissey, la canción que titula este post, 1991
Como esta
semana tuve algunos días libres y en casa estábamos de morros L. y yo,
aproveché para salir con una amiga a enviarnos mensajes de voz sin móvil en una
cafetería.
Quedar con
una amiga supone dar muchas explicaciones a mi compañera, mucha burocracia de
la pequeña mentira por mi parte. Informes muy elaborados también que expliquen
que no va a pasar nada entre alguien que tiene vagina y yo que tengo lo opuesto
(o su complementario, depende del caso). Incluso cuando salgo con J. que es del
sexo masculino no me libero de atraer sospechas como establecí varios posteos
atrás. Si salgo solo por la puerta soy culpable en potencia de adulterio. Me
alegra no tener perro o gato. Podría ser sospechoso incluso en casa.
Aunque yo
insisto. El problema no es la tensión sexual que se establezca con una amiga.
El problema es más bien destensarla. Ahí sí sería más culpable de algo como por
ejemplo de ser débil. Ir a tomar café no es por tanto fiscalizable. Yo incluso vine
más tenso de lo que me fui.
Pero no
tenía que dar explicaciones. Estábamos muy disgustados. Y yo vivía ese
intermedio conyugal como unas vacaciones. Sólo me molestaba vigilar los movimientos
de L. con el oído o entreabriendo la puerta para que no nos cruzásemos en el
pasillo. No me apetece verle la cara en esos casos. Ella parece vivirlo de otra
forma por cómo me observa, más crispada. Consigue que el asco y el odio se den
la mano a juzgar por su expresión. Y qué bien sabe L. recriminar con miradas.
Yo lo intento frente al espejo y no recrimino ni la mitad de bien.
Así que salí
con S., una amiga con la que comparto inicial y amigo (bueno, él es su pareja).
Ellos también estaban de morros ¡Danger, danger! ¡Alta tensión! Menos mal que
ojos recriminadores que no ven, recriminan menos.
Nuestra
conversación se la comió en buena parte su monólogo. Pero estuvo bien. Es
imaginativa sacando defectos. Y cruel. Y muy buena haciéndolo con humor. Fue un
auténtico festín del cotilleo, lástima no poder compartirlo con la señora
Teresa. S. me informó de intimidades sexuales patéticas de mi amigo, hizo hincapié
en sus manías(sexuales o no), habló de su inseguridad, de sus celos, de sus arranques
de rabieta infantil, de su comportamiento patriarcal hardcore (le pide vasos de
agua cuando acaba de salir de la cocina y se sienta, sólo por verla moverse,
dice). Yo asentía a casi todo pero sin pronunciarme en exceso. Pero ella quería
que me mojase. Venía a por todas. No es un buen desfogue si tu contertulio no
te da la razón. Así que le di dos respuestas:
1. Carraspeé ganando tiempo, desvié la mirada y dije “bueno, es un asunto complicado…”
2. Le dije algo como: “Tu pareja, mi amigo… por lo que cuentas acabo de entender que es escoria. Habría que escucharle a él también pero en principio y con los datos que tengo el tío es una auténtica mierda. Una auténtica revelación en el mundo de los hijos de puta. Normalmente insultamos así, “hijo de puta”, con mucha prodigalidad. Pero eso está mal. No debemos juzgar tanto al prójimo. Un hijo de puta de verdad es tu pareja. Con él sí que juzgamos con acierto. Es como el malo de una mala película donde los malos son muy malos y los buenos muy buenos, no tiene matices, sólo es basura que camina y respira. Déjalo si no dependes de él. Y luego denúnciale. Eso si es tan terrible como lo pintas y todo esto no es producto de tu enfado. Dicen que hasta los pederastas merecen un juicio justo pero este tipo no. Mejor contrata a alguien para que le dé una paliza y luego le enseñe formas increíbles y nuevas de usar una escoba que ni tú que le odias querrás saber. Habrás empleado bien el dinero con el sicario. Mucho mejor que con las reformas de la casa. IKEA o un atajo de paletas pueden cambiar tu hogar pero no a tu marido. A tu marido lo puedes cambiar haciendo que le rompan las piernas. Te sentirás mejor. ¿No crees?”
Lo cierto es que os quería hackear un poco el cerebro con mis bonitas imágenes. De las dos respuestas sólo le di una y pensé la otra.
Hablamos un
rato más, nos reímos, tomamos tanto café que lo que me quitó el sueño esa noche
no fue ella si no la cafeína… y al final, como en la canción, nos despedimos.
Me ha
llamado hace poco para decir que él está cediendo un poco. Vete a saber en qué.
Después de lo que me contó es como si me dijera que Hitler había cedido un poco
por matar más rápido.
En cualquier
caso yo hice bien en solo carraspear y usar la respuesta corta. A estas horas
ya se han arreglado esos dos. Y sé perfectamente contra quién habrían hecho
causa común de usar la respuesta larga.
Es difícil
aparentar ser una buena persona si vas diciendo por ahí lo que piensas.
Comentarios
Un abrazo. Y espero que todo mejor: esguinces, L., contador y demás.
Todo mejor y a la espera de que se estropee por otro lado. O mejor no. Cuando va bien hay que olvidar que no siempre será así. Un abrazo
ABRAZOS
Hay que tener medida. Es para decirla que qué hace con él después de escucharla, pero claro, el torrente de palabras puede ser tremendo.
No es cuestión de ser, parecer o dejar de ser buena persona si dices lo que realmente piensas. Quien no quiera exponerse que no pregunte.
Qué complejo puede ser todo. Y qué cansado.
Abrazo, Sergio.
Verónica: Es una regla no hablada que parecemos entender casi todos. Aún así siempre encuentras la historia de alguna amiga o amigo de pareja en guerra que tuvo la brillante idea de hacerlo. Es un clásico de las tonterías que no se deben hacer y se hacen porque hay gente para todo. Un abrazo, Verónica.
Y aún siendo más que prudente a nadie le gusta saber que otros conocen sus miserias.
Ya voy volviendo, qué gusto encontrarte.
un beso
Sobre lo otro lo tenemos claro. Especialmente delicado es ser el que ha escuchado ciertas cosas que el otro no querrá que yo sepa. Cuando alguien te hace confidencias te puede estar entregando una maldición. Ser culpable de escuchar. Qué culpa tan tontorrona.
Un beso
Tan cierto, como que ahora te escribo, sonrío y pienso... cierto, claro que he llegado a la conclusión de que hace tiempo dejé de ser o de aparentar ser buena persona por decir lo que pienso jajaja
viste por eso no dejo que nadie comente en mi casa , se me desata la sin legua y armo un cristo :P
ademas te digo algo , que me aplico de los amigos jamás se habla para mal, y no es demagogia es lo que siento, por eso a pocos les llamo amigos jajaja
besos S disfruta del finde !
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pshhh si fuese tu amiga sin duda te pediría consejo y no un carraspeo, eso tenlo tb claro.
Tu caja de comentarios ha decidido la elegancia y saltarse los comentarios negativos que pudieras hacer. Eso es autocontrol. Pero también puedes podar a los exaltados y cortarles. Me preguno qué narices les molestará de lo que haces. No hay nada ofensivo en tu blog. Besos