Los celos de Pierrot
Era la oscura y lamentable época en la que tenía una amante
y millones de problemas. Todos creados y manufacturados a partes iguales por mi
mala cabeza y mis genitales. Mi amante
tenía celos de la primera dama. A nadie le gusta ser el segundo plato de nadie.
Incluso aunque lo sea y el primer plato ya estuviera servido cuando llegó.
Escribí algo sobre los celos en este blog (allá por el 2008).
Algo para divertirme un rato y olvidarme de lo que me agobiaba en la vida
haciendo el payaso en la red. Fue mi historia más exitosa. Si dejo de escribir
y miro las estadísticas no hay día que no entre alguien en este blog. Pero no a
buscar una posible nueva entrada. Eso da igual. Entran a ese post titulado “Celos
retrospectivos”. Si lo hubiese etiquetado serían más (he puesto celos en el
título de este post más gratuitamente, para provocar similar efecto pero ya
sabéis lo que me comeré). Todos los días recibe visitas. Han pasado algo más de
diez mil visitantes y cada día, de manera modesta, continua subiendo el contador.
Imagino a gente desesperada con lo que más les duele en la
vida y buscan páginas dónde salga ese sentimiento que tan mal le sentó a Otelo.
Hace poco vi que algunos visitantes incluso comentaban y al
ver que yo les respondía lo daban por actual y se animaban. Son hombres y
mujeres pero más lo primero. Ya he tenido unas cuantas historias gracias a esos
comentarios “retrospectivos”. Me han confundido con un especialista psicólogo.
Uno me pide recomendaciones sobre libros que traten sobre los celos. Me halaga
casi tanto como me desespera. Se han saltado el tono lúdico del post y se han
centrado en lo que les obsesiona, imagino. Un día me voy a hacer gurú de la
autoayuda y entonces sí que voy a ver dinero de verdad.
El primer comentarista era uno muy habitual de la época.
Creo que durante un par de meses Pierrot inauguraba la caja de respuestas al
blog. Mi tristemente famosa P., la amante celosa, siempre me preguntaba por lo
que me parecía Pierrot. Y yo tenía que vigilar con lo que respondía. Había
perdido al menos tres comentaristas porque mi amante tenía la mala manía de
entrar en sus blogs y decirles cosas como:
“Sé que eres una perra
en celo. Pero S. es mío (yo era Houellebecq en esa época, ponedme el nombre
que queráis, eran tiempos de mucho Nick, mucho antifaz y mucha tontería). Que sepas, zorra, que S. es mío y sólo
mío, puta”
Yo de eso me enteré mucho más tarde así que observaba las
desapariciones de seguidoras como un proceso normal de desinterés y despedida a
la francesa. Gente que comentaba semana sí y semana también se iba abruptamente
para no volver nunca más. Aunque una no escapó. Se quedó para decirme que
controlase a P. y me descubrió lo que ocurría, que Patry la había amenazado o
insultado por comentarme.
Pero P. o Patry, decía yo, me solía preguntar mucho por
Pierrot, ese-a comentarista misterioso que abría la caja de comentarios e inauguraba
los debates a mis entradas.
-
No sé,
parece una chica muy inteligente- me decía P.
-
¿Chica?
Puede ser un chico.
-
Sí, claro. No sé por qué habré dicho eso-dije
yo.
-
Porque es
lo que quieres.
-
No, qué
va, quiero que me lean. Para intimar me gustan solo las mujeres, quiero decir,
tú. Para que me lean me van los lectores de ambos sexos. Manías mías.
Y seguíamos con una inacabable conversación solo apta para
paciencias del tamaño de los santos. Y con los santos ya sabemos que se exagera
mucho.
Es cierto que yo quería dejarla. Pero no era menos cierto
que trabajábamos juntos. Y que ella no se dejaba abandonar. Amenazaba con
espectáculos maravillosos en mitad del trabajo (algunos cayeron y pude
disfrutar de ser portada durante mucho tiempo en la prensa amarilla de los
cotilleos laborales), venía con sus muñecas rasguñadas por cuchillas, se
convertía en un ancla en mi cuello cuando iba a entrar en al autobús de vuelta
a casa, me gritaba sus frustraciones cuando más gente teníamos cerca. Estaba en
un verdadero lío que yo mismo había enredado por dejarme llevar.
Alguien me preguntó alguna vez si P. estaba loca. Yo
respondía que hacer locuras no siempre es estar loco. En ciertos estados y
ciertas situaciones ciertas personas sin madurez actúan de forma
desproporcionada. Y ella tenía un problema y yo no sabía aliviárselo o no
quería (así que ya veis qué psicólogo de chichinabo, ni siquiera creo en esa
licenciatura).
Hasta que P. me dijo un día:
-
Pierrot
soy yo. Estaba un poco celosa de esas guarras que te escriben y que se creen
tan listas y me hice pasar por una comentarista tuya para saber cómo me
responderías. Quería comentarte y ver si yo daba el nivel. Estar al mismo nivel
intelectual de esas que te escriben- los hombres estaban libres de su ira y
bueno, eran pocos, creo que leen menos.
Y sí, yo sigo defendiendo la cordura de P.
Pero bueno, algún problemilla tenía.
Comentarios
a ver, a ver , ayer me pensaba pedirte consejo
hoy ya no sé ( o si) pero mejor me guardo la ropa a ver si me va a aparecer alguien sospechoso por mi casa ( ahh jajaja no pueden matarme, asesinarme ni na .. viste por eso no dejo que me cometen jajajaja)
Yo loca, bastante
tonta un pelin
solo el justo para seguir riéndome conmigo misma
Besos Sergio
pd/ veo que eres de mi época bloguera tb yo escribía por el 2008 con otro nick y si eran otros tiempos, no sé si mejores o no... sencillamente otros
(obvio)
ABRAZOS
María: No, estas y estáis fuera de peligro. P. debió perder la dirección de este blog. Y ya no le importa. Le cambié el título varias veces y perdió de vista el sitio. La última vez que la vi ya estaba bien, tranquila, me contó sus problemas con su nueva pareja. El tono del post que escribí sobre esa última cita ya era el de dos ex que charlan como amigos y les va mejor de lo que nunca les fue como pareja. Y de eso hace ya cinco años aunque a mí me parezca que fue el otro día(el blog también me recuerda a modo de diario cuando hice las cosas). P. ya no llama ni escribe mails a cada minuto. Eso es que le debe ir bien. Yo por si acaso no la llamo. Ni la tengo en redes sociales.
A mí tener trolls que insulten me demuestra que hay gente muy motivada por ahí con mis historias pero ya no me caen de esos. Si los tuviera les dejaría insultarme siempre y cuando no se repitieran. Me puedes llamar payaso una vez por post pero a la segunda te lo censuro por redundante.
Menos mal que tu blog no se cruzó con el mío en 2008. Muy mal tiempo para comentar nada por aquí en esa época, je,je. Sólo con despedirte con besos ya te hubiesen crucificado. Pero ya pasó.
Besos
Reltih: Lo de su inteligencia no sabría decir. Desde luego no era tonta, en sus momentos estables no, desde luego. Y el desequilibrio fue un momento de su formación como persona que tenía que pasar, creo. No sé si ya habrá dejado atrás su gusto por los excesos. Abrazos
No, loca no estaba, pero sí tenía un problema, como bien has escrito, porque quien actúa así está diagnosticado, pero este no es el tema del post.
Hace poco comentaba con una amiga cómo ha cambiado el mundo blog. Todo cambia y se refleja por estos lares.
Amor y celos, grandes pasiones, motor de vida, todo eso tan manido pero que ya ves, sigue teniendo vigencia por las estadísticas.
Lo leeré.
Abrazos.
Lo de los celos y los sentimientos sigue igual, claro. Me siguen llegando almas desesperadas por lo de los celos. Me sorprende mucho. También, y es todavía más siniestro, por uno sobre el suicidio. Los sufrimientos del espíritu son universales y parece que eternos. Saludos
De aquella época lo que me viene a la memoria es una historia que los dos contaron en sus respectivos blogs, cada uno como la vivió y la sintió, ahí supe quien era P y la relacioné contigo, como dice MaRía, eran otros tiempos...
Feliz fin de semana y espero que ya todos tus males estén curados.
BEP
Recuerdo esa historia. Te puse un comentario avisándote de que había otra versión en su blog para que contrastases visiones.
Aquellos males están curados. Ahora supongo que tengo otros pero de momento no son graves. Por eso, tal vez, escribo menos. La rutina no da para mucho. Buen fin de semana. Me agarro a tu positivismo mágico para intentar pasar un buen fin de semana yo mismo.
Aunque el tiempo pasa por y para cada uno de nosotros y las mismas realidades nacen para personas diferentes.
Comprobar que no eres el único ser que sufre "eso" es una forma de alivio, quizás tonta como dice el cruel refranero, pero alivio.
Loca ella?
Cómo mucho dispuesta a dejarse arrastrar por su pasión sin límites.
un beso