Mi condena de tres meses a verano. Primer mes.



He estado de vacaciones. En el blog las comencé antes. No las he agotado todas, me gusta fragmentarlas para pensar que lo mejor no se ha terminado y no me toca volver a arrastrarme por un trabajo por el resto del año, que aún hay vida libre durante el curso 2017. Dejar un lugar indeterminado en el futuro cercano para volver a la parranda de la que nunca saldría si fuera rico.
He vuelto a disfrutar de la playa. Se ha vuelto un lugar común en este blog. Mi compañera no descarta sacarme a punta de pistola del país y hacerme regresar a nuestras antiguas visitas por Europa. Estaban bien. Menos cuando volaba en avión y alguna turbulencia me ponía al borde del infarto.
Tampoco echo de menos lo de ser yo el extraño en un lugar diferente, el fácilmente timable (especialmente por los taxistas, algunos de ellos, verdaderos carteristas con mucha intuición para apagar el taxímetro y cobrarte más con la intuición y el siempre inquietante “ojo de buen cubero”).
Tampoco tengo nostalgia por ese estrés de “tenemos que verlo todo”. Con esto me pasa como con ciertos cantantes en ciertos conciertos, que los veía mejor y más nítidos en la pantalla del televisor que in situ. Florencia me agotó la vista pero más las piernas, en Transilvania me volvió loco la gente que al verme solo (pero no solitario) me quiso inundar de compañía y de una semana de trasnochadas y madrugones extenuantes, en Viena mi sobrina me prestó su gripe pero bien, gracias, muy bonita; en Praga descubrí que hay gente más antipática que yo y que puede tratarse de un país completo… Y así sumo y sigo hasta llegar a este verano o el pasado dónde braceando en una playa de las siete de la tarde, hora en la que ya la gente se ha castigado tanto que me dejan la arena y el mar como si ya no lo quisieran, casi con la sensación de estar en un lugar privado, descubrí lo sencillo que es sentirse bien. Y los pocos kilómetros que necesito para lograrlo. Casi soy como un millennial, que al entender que el mundo virtual ha desvirtuado lo de ir a conocer sitios (se ven muy bien en sus dispositivos) optan por buscar sensaciones y no lugares. Supongo que habrán hecho lo de siempre. Ponerle un nombre en inglés a algo que ya conocíamos de otra forma y pensar que son sus descubridores. Pero yo no necesito nombrar a esto de buscar sensaciones agradables en vacaciones. Son “sensaciones” así que me limito a sentir y bracear por el agua.
También he descubierto que en los lugares costeros no se ven cucarachas. Así que este año me he evitado mis dos fobias preferidas, los insectos y viajar volando sobre grandes depósitos de combustible altamente inflamables (al menos de momento, mi compañera insiste en meterme en aviones y es muy convincente).
Me he sentido como el personaje de “Ciudadano Kane”. Un tipo que se hace rico y al final de su vida dice una palabra “Rosewood”, que sólo representa (alerta spoiler) el lugar de su infancia, como si lo más importante de su existencia no fuera su imperio económico y sí sus juegos en trineo por la nieve en su viejo pueblo natal. Pues yo di algunas vueltas por Europa, no muchas la verdad, y al final he regresado al mar primordial. Y me he sentido más descansado y feliz en lo de siempre que en lo otro.

Pero vamos, que en este plan pocos meneos buenos le puedo dar al blog. Las tonterías que me suelen pasar están ahí fuera.     

Comentarios

MaRía ha dicho que…
Ya sabes comienzo por el final
y te digo que siempre me alegra verte, leerte y verme reflejada en más de una de tus anécdotas.
Lo que cuenta, creo que salir de la rutina y descansar, encontrar paz , sin prisas , disfrutar del cielo, de una calle de adoquines, de un mar, de una situación en la calle, de un buen café, de una buena charla
Lugares miles, algunos he visto, si , y tb me pasa como a ti, no le tengo fobia al avión pero cuando menos sean las horas de vuelo, mejor que mejor, porque claro me pongo a hablar como una cotorra con el de el asiento de al lado jajajaaaaaaaaaa y mas de uno que ha viajado conmigo me dice
y tu hablas con cualquiera !+

bueno de todo se aprende y sobre todo de las `personas

soy de visitar ciudades para impregnarme de ellas, de pararme en cualquier rincón , de observar sus gentes y ser una mas, a veces lo logro y entonces encuentro lugares maravillosos, y bares donde tomar un café no me salga por 6 euros o mas

De los taxistas me acuerdo sobre todo en Tunez, regateo, regateo, regateo y al final por la cuarta parte de lo que pedían, es decir antes de montarte al taxi, preguntar cuanto a ? y después de estar como en un mercado del medievo , salir por cuatro perras la carrera

Por suerte aquí anochece muy tarde, por suerte me permito el lujo de disfrutar la playa hasta la nueve de la noche, donde todo es calma y el sol besa siempre, su mar

un beso
Sergio ha dicho que…
María: Tú si que me das envidia con tu mar todo el año. O esa es la impresión que me da. Aunque este año he comprobado casi con terror que el temporal de este pasado invierno destrozó un paseo marítimo por la mitad que ahora está en obras. No sé si estoy preparado para ver olas gigantes arrasando la costa. Me gusta el mar cuando lo vivo en con bandera verde.
En términos menos apocalípticos yo me estoy quedando muy parado en esos rincones del mundo que dices. Pero usando la visión periférica del google maps. No doy para más. Aunque si tengo que volar lo hago. Sería un fracaso para mí que el miedo al avión me impidiese ir a algún sitio. Este temor lo llevo controlado, más o menos. Si es por Europa o aledaños y no pasamos de dos o tres horas la cosa no es tan grave. Sudamérica de momento ya me parecen palabras mayores. Por ejemplo.
Saludos. Espero que Agosto nos vaya incluso mejor. Pronto regresaré por tus escritos. Tú tienes la inspiración más continuada.
Un beso
Maman Bohème ha dicho que…
Ahh!...vacaciones tranquilas! eso es lo mejor. No ir de un lado para otro a toque de silbato. Está bien, hay mucha gente que necesita verlo todo, ya que sabe que quizás nunca volverá a ese lugar...luego te quedan las fotos y muchas veces ni recuerdas dónde fueron tomadas porque pasaste a velocidad relámpago.
Ves...a mi nunca me gustó viajar. Bueno, ahora tampoco. Hay dos o tres lugares del mundo a los que sí me gustaría ir, pero no moriré si no voy nunca. Los viajes largos siempre los odié...y fíjate tú...12 horas de avión me separan de los míos. Estoy fatal (y sin estar de holidays!)...
Para mi, las vacaciones son para descansar el cuerpo y la mente...si puedo estar tumbada todo el día leyendo o mirando las musarañas, mejor que mejor. "Haciendo nada". Eso es para mi tomarse unas vacaciones. Pero, evidentemente, cada persona se toma su tiempo libre a su manera. Me maravillan esos que se tiran dos días de avión...y te lo dicen con una gran sonrisa...soy incapaz.
El mar siempre se agradece...no veas como lo extraño. Ir al trabajo en auto cada día y ver el mar a mi derecha mientras conducía...Siempre pensé que era algo que debía guardar como un tesoro. Ese privilegio. Esos diez o veinte minutos, aunque hubiera tráfico eran buenos. Uno se pierde mirando ese horizonte.
Ahora, aquí sólo hay ruido y asfalto.
Suerte que mis vacaciones están al caer...y regresaré para descansar.
un besazo Sergio!
Sergio ha dicho que…
Maman: No basta con verlo todo en ese tipo de viajes. Habría que entender mejor lo que se ve. Aunque no se vea todo. Mejor poco y bien e inolvidable que mucho y olvidado. Ese estrés de "quiero verlo todo" lo hemos pasado todos los que hemos ejercido alguna vez de turistas. Le encuentro poco placer. Se parece a trabajar. Y las vacaciones no son para eso. Pero allá cada uno con su capacidad para el esfuerzo personal. No dan diplomas por hacer gymcanas por las ciudades que se visitan ni por lograr todos los objetivos que te marca una guía turística. Y si te sales de lo que te sugieren puedes encontrar una tarde muy alegre en un lugar que sólo habrás visto tú y los lugareños y será una buena experiencia(procurando no entrar en callejones oscuros ni barrios con elevadas estadísticas de robos).
A mí también me quedan dos o tres lugares que me gustaría visitar. Cuando me obliguen a volar los pondré como condición.
Espero que tus vacaciones sean muy fructíferas. Seguro que algo contarás en tu propio espacio. La desconexión del trabajo siempre es inspiradora.
Un beso, Maman, se te echaba de menos.
Verónica Calvo ha dicho que…
A veces apetece salir y darse la paliza para verlo y conocerlo todo, y otras, quedarse en la playa y no hacer más ná. Todo está bien, se trata de disfrutar y desconectar.
Me has quitado las ganas de ir a Praga, pero sigo con el alma en Transilvania.
Siento decirte algo ya que se trata de una fobia que yo también tengo: las costas son lugares infectados de cucarachas. Pasa que algunos ayuntamientos costeros toman medida y otros parecen que las llevan con orgullo.

Espero hayas desconectado mucho, disfrutado y recargado. Y me alegra tu vuelta :)

Abrazo.
Sergio ha dicho que…
Verónica: Lo que me dices sobre las plagas es una información que me interesa especialmente. Había llegado a pensar que algo en el ambiente las aterraba. El barrio de interior en el que estoy fumiga en Mayo o Junio pero en Agosto es difícil no verlas salir a tomar el fresco por la noche.
No pierdas las ganas de ir a Praga. Es bonita. Y que la gente sea reservada no significa que no sienta algo por dentro aunque no lo exprese mucho por fuera(supongo). Transilvania sí, claro, tienes que rendir homenaje a Anne Rice o mejor y más claramente a Stocker. Un abrazo
Pilar Abalorios ha dicho que…
Hoy me pillas sentada en la terraza de mi casa por tres semanas, con una chaqueta sobre los hombros y perdiendo la mirada en las estribaciones de los picos de Europa, mientras mi costillo prepara el martirio brasero de la cena de hoy, es decir, disfrutando sensaciones, cerca pero lejos, sensaciones en verde, en fresco, en silencio buscado y mar al fondo.
No engaño a nadie adoro viajar más lejos, perseguir piedras, caminos y rutas que otros hollaron, pero... también este dejar estar, dejar ser...
Un beso
Sergio ha dicho que…
Pilar: A ver si te crees que el retrato que me pintas y la forma en que lo haces no me resulta atractiva. Suena relajada, suena bonita, esa chaqueta sobre los hombros está lejos del calor bochornoso que tengo yo(Barcelona tiene temperaturas baja pero se suda por la humedad), etc. Así viajo yo también. Llego, miro sin prisas algo nuevo. Lo otro de viajar y reviajar... Tal vez cuando haga vacaciones en temporadas frías. O cuando mi costilla busque ella sitios más fríos. Disfrutadlo muchísimo. Besos
Dorotea Hyde ha dicho que…
A mí me pasa como a Maman Bohème. Aunque si lo pienso no estoy segura de lo que me pasa, no sé si es que no me gusta viajar o si es que me da pereza. Ya viajo cuando voy a trabajar, así que lo que necesito para desconectar es irme a mi tierra (y eso ya es un viaje considerable) para poder ir a todas partes a pie, aunque luego me lleven siempre en coche y tenga que hacer bici para mantenerme en forma. Qué ironías tiene la vida.

Espero que lo hayas pasado bien y que te queden días pendientes por disfrutar.
Sergio ha dicho que…
Bueno, es buena distinción. Yo tengo claro que lo que no me gusta del viaje es mi propia pereza. Por televisión sí veo documentales o leo libros de cualquier país.
Esa ironía es muy normal. El ejercicio controlado que haces cuando quieres y detienes cuando quieres de hacer bici es diferente al de hacer maletas complicadas, los viajes con sus esperas eternas en aeropuertos, colas frente a museos, caminatas de horas por lugares que no conoces y te obligan a casi buscarte la vida(esto es cansancio psicológico también)... Pero bueno, como siempre, no hago apología de lo mío. La opción contraria es respetable. Saludos

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