Las vacaciones no son una huida, sabes que al final tendrás que volver




He estado haciendo turismo climatológico. Me he ido al norte del país en busca de un lugar más allá del verano. Barcelona en Julio y Agosto no tiene temperaturas excesivamente altas si se comparan con otras provincias. Pero sumándole la humedad... el sudor ya va tomando forma. Yo he he estado en Sevilla o Córdoba en verano y no los recuerdo tan complicados para mí.
También he huido de las obras. Este año tenía una al lado de casa que parecía una mala broma. Una que consistía en llenarme de polvo blanco la casa, los muebles, los libros y hasta el ordenador. Era de un piso particular pero llevaba casi dos meses en ese plan, igual podían ser las obras de El Escorial o de la Sagrada Familia por duración y empeño. También otra obra en las vías del tren cerca de claro, de mi casa, centro neurálgico y punto de encuentro para profesionales del ruido. Más las dificultades para llegar a cualquier lugar del centro por líneas de metro cortadas. El verano, siempre lo digo, es para provocar el Apocalipsis en los grandes centros urbanos. Añadamos la fobia a los insectos. Existe un seis por ciento de la población que comparte esa fobia conmigo.
La hija de mi vecina de arriba también está suelta por esta época. Sale de la residencia donde le cuidan la locura. Pero en vacaciones y días festivos la oigo hacer ruidos sobre mi cabeza, desplazar muebles, tirar cosas al suelo, recibir los gritos de su madre y devolvérselos, sólo ocasionalmente la oigo cantar con una voz que sería agradable si no pensase que pertenece a ese tipo de persona (con lo que a mí me suena al canto de una psicópata en una película de terror con sierras mecánicas y cuchillos).
El hecho de que la delincuencia nos situe en el primer puesto de España y cada día desayune con una manada, un apuñalamiento o lea sobre las mil denuncias por cateristas o robos con violencia en lugares clave de la ciudad, tampoco me animaba a quedarme en Barcelona. Aunque irme supusiera temer que se me alojase algún okupa o alguien entrase a hacer una lavadora con las cosas de mi casa buscando los no más de veinte euros que se iba a encontrar dentro. Y eso con suerte.
No me gusta el verano. Me consta que hay gente que tacha fechas en el calendario para que llegue. Pero a mí me sobran los motivos para que sea mi hombre del saco. Esa historia que puedes contarme en Mayo y decirme que si no me termino la comida vendrá el verano a no dejarme dormir con sus noches tropicales. A no dejarme pensar tranquilo porque el calor me distrae.
Me fui a Asturias buscando un lugar muy adecuado a alguien como yo. Me consta que hay escritores que se lo montan mejor entre sus casitas en los bosques o en la montaña o cerca de la playa de Gijón. A comer bien incluso en lugares turísticos. Y lo hice.
Y también me fui a disfrutar lejos de un lugar con una densidad de población que quiere llegar a ser la de Tokyo. Y tiempo al tiempo porque lo conseguirán. En Barcelona vamos a morir de éxito. Somos muchos y acabaremos "mal avenidos". El turismo de borrachera se debería llamar el turismo de "mearse en la calle" (que se suma a los ya abundantes meones autóctonos)o el de tener sexo en la calle. En este caso "para todos los públicos" no significa que lo puedan ver los niños. Es más bien que a los borrachos más lascivos les importa más bien poco que todo tipo de público les observe. Tenía que cortar con lo de cada año. Y este año no tenía el apartamento de la playa. Tenía que abandonar mi zona de confort. O buscar otra. 
Nos montamos en un tren de diez horas y media donde solo por el aire acondicionado no me importó aguantarlas. Con su cafetería y sus televisores pequeños cargados de cine para todos los públicos(aquí sí, tan para todos los públicos que me daba sueño). Con la monotonía de algunos paisajes que me invitaba a leer o la belleza de otros que me sacaba de la lectura. Con la anticipación del pasar de pantalla y relajarme en otro ambiente pretendidamente más tranquilo.
Y llegamos con algo de retraso. Una tromba de agua había dejado temporalmente y fuera de combate la estación de Oviedo. Pero no demasiado. Algo más de media hora más tarde sobre lo previsto paseábamos por las húmedas calles de la Vetusta de "La Regenta". Así de primeras no me pareció tan vetusta.
Y le preguntamos a un viandante por el hotel que no debía parar lejos. El hombre no estaba seguro pero no nos encomendó a la sabiduría de otros. Se lo tomó como un reto personal. Sacó su móvil y hasta que no nos indicó bien el lugar y se aseguró de que lo habíamos entendido no nos dejó marchar. Otra de las cualidades del lugar en el que he estado de vacaciones este año además del clima, la belleza o la comida es su gente. Amables de un modo inédito para mí.
También viajaría por turismo social. Y lo digo yo que no soy muy sociable. Pero resulta que yo era misántropo porque Barcelona me había hecho así. O eso pensaba. Pero vamos que a veces no es que no te guste la gente. Es sólo que no has encontrado a la gente apropiada. O que necesitas unas vacaciones para no estar tan crispado y que la gente no te vea cara de asesino en potencia y se relaje un poco más contigo. Eso también puede ser.

Comentarios

Susana ha dicho que…
Me encanta Asturias. Un beso
Sergio ha dicho que…
A mí también me ha encantado. No conozco a nadie que le disguste. Un beso
Verónica Calvo ha dicho que…
Tampoco me guste el verano.
Madrid, lleno de obras. Mi calle no se libra. Termina una y empieza otra. Los vecinos, igual.
Es una pena lo que está pasando en Barcelona. Ada Colau promete más seguridad... ¿cuándo?
Yo huyo al norte en breve.

Abrazos, Sergio.
Sergio ha dicho que…
Ya me imagino que Madrid como capital no estará muy lejos de lo de barcelona. Ada Colau parecía tener ganas pero no preparación política. Enhorabuena por tu huída al norte. Eso sí que lo envidio. Abrazos
Dorotea Hyde ha dicho que…
Odio el verano. Amo Asturias. Me encanta. Es una tierra muy parecida a la mía, pero con sidra (aunque no soy muy de sidra). Supongo que conoces El sur, la película de Víctor Erice. A mí me pasa con el norte lo que a ellos con el sur. Suspiro todo el año por volver. Me alegra que lo disfrutaras.

Y coincido contigo, S., las ciudades grandes son difíciles para vivir, nos hacen comportarnos de una determinada manera para que la multitud no nos trague. Puede que seamos un poco menos sociales que otros, pero es pura supervivencia. Así que llegas al pueblo o a la ciudad pequeña y te ves cambiado simplemente porque la gente se comporta de otra manera. Aunque si soy sincera, yo no aguanto a la gente de mi "ciudad".

Un abrazo.

Sergio ha dicho que…
Espero que esa querencia nuestra por lo opuesto al lugar en el que vivimos no responda a desear lo que no conocemos, solo por eso, porque no lo conocemos. Lo digo porque me encontré algún asturiano que se iba a ir a Cádiz en busca de un clima más cálido. Decía que no le gustaba su tierra en invierno. A mí Asturias me parecía objetivamente maravillosa pero a él le parecía objetivamente maravillosa Cádiz. Y seguro que Cádiz tendrá lo suyo también pero el clima... no sé. al final todo es más subjetivo de lo que parece. Buscamos lugares que no se parezcan al lugar en elq ue lo estamos pasando más o menos mal pero no sabemos nada de sus inconvenientes. No es lo mismo ser turista que ser habitante, obviamente. De todos modos no me pienso negar esos bonitos sueños que me aportan las tierras visitadas en las que lo he pasado bien. Saludos
Mario ha dicho que…
También he estado en Granada este año, que se me ha olvidado decírtelo en el comentario anterior. Te recomiendo Cantabria, aunque puede que ya conozcas la región. He sentido lo mismo, disfrutado lo mismo, comido y bebido casi lo mismo que cuando visité Asturias. Además, aprovecho esta reseña para añadir que la sidra natural me encantó. Yo, que apenas bebo, a lo sumo un vino blanco Rueda o blanco y punto, el caldo asturiano, bueno, cantábrico, me gustó tanto que este mes de agosto, en Comillas, por ejemplo, comí y acompañé la comida con una botella y pico de sidra. Después, durante la visita guiada no me enteré de mucho y mi compañera se molestó mucho porque no dejaba de preguntarle muchas cosas de las que habíamos visto... Si algún día vas a Santander, dímelo. Te diré un sitio para comer y otro para leer. Pero gana a los punto el de comer, créeme. Nutrirme ahí como buen turista ha sido una de las experiencias viajeras de mi vida.

Me gustan los recorridos en tren. Este verano he estrenado el AVE Granada-Barcelona. Demasiado rápido. Soy de los que disfrutan a bordo, en verano sobre todo. En seis horas y pico pasé de desayunar un pionono a comer en el restaurante asador de Lugo, en Sants...

Por cierto, el otoño comienza hoy o mañana. Qué alegría.

Abrazo ¡!

Recomenzar ha dicho que…
No sé nada de España solo la conozco a través de los españoles que hablan de ella
la visitan
la admiran.
Me gusta el verano aquí y con aire central liviano.
Prefiero nuestro invierno que es una primavera que se abre a la vida
Me gustan tus entradas
maduras llenas de magia
te dejo con un abrazo guapo
para tu corazon salvaje
Hasta pronto

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