Saludando a mis colegas de la red
Hola,
sólo pasaba por aquí. De hecho puede que me quede o que siga de
paso. No lo sé. He atravesado un tiempo de horror a la página en
blanco y lo sigo superando. Aún no, bueno, tal vez, no sé...
Escribo mails a mis amistades. Muy largos y animados pero poco más.
Eso también cuenta como escribir, supongo. No es que me haya pasado
nada malo. Sigo devorando libros como si no hubiera un mañana. A lo
mejor no lo hay. En los tiempos de incertidumbre que corren ya no
tenemos nada asegurado. Decía Drácula en la última serie de la
televisión inglesa que qué es eso de los derechos, que nacemos sin
derechos o que no los hemos tenido nunca. Ni los hombres ni las
mujeres. Y lo cierto es que los derechos nos los hemos inventado
nosotros-as y luego viene un golpe de realidad y te dice que los
humanos tenemos lo que nos permitan tener nuestros limitados recursos
y sólo mientras podamos. O que ganaremos siempre que las
circunstancias nos sean propicias. O que podremos reclamarle al
gobierno mientras este tenga la fuerza o sepa qué demonios hacer.
Pero que la seguridad asegurada no existe. Nos ha pasado lo mismo que
a los extraterrestres de H.G. Wells. Nos creemos capaces de
conquistar un mundo pero un pequeño virus invisible a nuestra vista
nos tumba. El baño de humildad ha sido tan unánime que incluso el
testosterónico de Trump parece un niño inquieto y desorientado.
Aunque los chinos me siguen pareciendo los más traviesos y
mentirosillos del patio de colegio (no el pueblo en general, sus
gobernantes, no generalicemos).
Yo
sólo pasaba por aquí porque he encontrado un tiempo escaso y breve
en el que a lo mejor soy capaz de acabar esta página en blanco del
ordenador. El cursor parpadea en la pantalla y me invita a escribir
algo. Me dice que yo disfrutaba escribiendo casi tanto como leyendo.
Que de vez en cuando había que regurgitar las inquietudes. Que lo
que me molestaba me agobiaba menos cuando lo convertía en palabras y
apagaba el ordenador. Todo lo escrito era ya la historia de otro pero
no la mía. Estaba bien. Espero que lo vuelva a estar. Lo estará
porque hay una voz en un lado sur-subconsciente de mi cerebro que me
lo viene diciendo. Las que escribís ya sabéis que esto no se deja
para siempre. Dorotea, Verónica, Maman y el pequeño etcétera de
abajocomentantes de este blog que han sido o serán. Las o los que
escriben y siempre vuelven a por más. A versificar, narrar o contar.
Te das descansos pero luego reinicias. Unos más largos que otros
pero vuelves.
Se me
quedaron algunas historias por contar importantes de cuando vivíamos
en el mundo antes de la pandemia.
Historias
de la pandemia supongo que alguna pero qué podría yo aportar que no
haya contado alguien ya... ¿Verdad, señorita Hyde?
No lo
sé. La mayoría de frases de esta blog se han instalado en la duda.
Creo que por una vez estoy a la moda. Estar al día significa
entender lo que dice ese programa de radio de humor, "Nadie sabe
nada".
A mí
me ha tocado el fin del viejo mundo en un impasse. Entre interinaje
de la biblioteca y esperar a ver en qué quedaba mi bolsa de trabajo
o buscando nuevas oposiciones por si acaso. Estaba trabajando en una
empresa de seguridad, en una conserjería, por hacer algo que pareciera que no era hacer nada y cobrarlo y tener tiempo para lo
mío, sin que se me caigan los anillos que nunca he llevado. Lo malo
es que me ha tocado ser esencial. Yo hubiese querido ser más
prescindible y quedarme en casa con mis cosas. Quitarle el polvo a
los libros y comics y sólo con eso ya ser un héroe. Pero me ha
tocado lo otro. Sel del tipo de "héroe" que le toca
trabajar(no somos héroes, creo que más bien somos víctimas).
Bueno, he podido ver el mundo que siempre soñaba. Uno donde hay tan
poca gente que no me peleo con nadie. Uno donde la gente vive en su
casa y sin molestar. Durante un par de días ese mundo parecía tan
hecho a mi imagen y semejanza que me sentí como Dios.
Ahora
que ya voy asimilando la situación sigo con lo de siempre. Buscando
el momento para manosear literatura o viñetas, ese momento que me
gustaría eterno. Mirando más preocupado mis reservas en la
estantería que en la nevera. Recordándome arrodillado como Charlton
Heston frente a la Estatua de la libertad en "El planeta de los
simios" cuando llegué a la biblioteca y estaba cerrada. Y las
librerías también. Arrodillado y gimiente frente a mis templos
censurados temporalmente. Ahí ya me dí cuenta que me habían
quitado el cargo de Dios. Que Dios debía ser otro porque en mi mundo
no se cierran esos lugares santos.
Lo que
yo decía, baño de humildad para todos. Y mucha incertidumbre. Pero
yo sigo abonado a la payasada, no os penséis.
Comentarios
Hoy, trump, se volvió a lucir, con eso de que pongan a los contagiados a la luz y les inyecten desinfectante. Mengele ha vuelto. Este señor da para crear un personaje en una novela, o para muchos post tuyos. Ya sabes que no perdería ninguno porque siempre te espero.
Por aquí, más o menos como tú.
Pocas ganas de escribir y leer por internet. Tirando de viejas lecturas que siempre son buenas retomar, y haciendo uso de ebibio.
El virus nos ha puesto a reflexionar, desde luego, no solo a nivel personal, a nivel político también, por si no lo habíamos hecho ya desde hace años.
Algo invisible nos ha demostrado que somos iguales y que las fronteras, tan defendidas hasta con misiles, son vulnerables e ineficaces. Mírale, campando por el mundo a sus anchas.
Sergio, para los (des)gobernantes tenemos más obligaciones que derechos, aunque a Drácula no le falta razón (sonrío).
Un abrazo enorme.
Pues sí, Trump prometía darnos momentos tragicómicos. Lo que nunca soñamos es que la situación también fuera absurda como el mismo presidente. Pero vamos, que el Covid va a acabar con muchos presidentes. Es un marrón para cualquier político tratar con una pandemia ingobernable.
A mí la relectura siempre me ha gustado. Cada vez más. Pero tenía una pila importante de lectura y todavía "resistiré".
Un abrazo y un cuídate mucho, que nos haces falta
Bss
Besos.
He visto que hay otra entrada, me voy ahora mismo a disfrutarla.
Un saludo y mucho mucho ánimo.
Tú lo has escrito a la perfección! Cuando uno escribe se siente mejor, deja sus problemas o su angustia o lo que sea que sienta ahí escrito...y ya está...se levanta y está un poco mejor. Quizás por eso volvemos una y otra vez.
Me hizo sonreír, porque a mí me pasó igual, en el principio de la cuarentena no ver a nadie por la calle. Ni un coche, nada...un silencio...y cuando paseaba a mis perros (mujer con suerte) transportarme a esas películas del fin del mundo donde el prota anda solo por medio de la calzada...yo me sentía igual...Por un lado me sentía feliz, por otro me angustiaba pensar que pasaría...Igual jamás me creí que todo esto nos haría mejor personas. Está claro que quien es cabronazo se le acentúa y quién es bueno sigue siéndolo. Aunque también creo otra cosa, que nadie es lo uno o lo otro del todo...todos pensemos de un hilo para pasar de bando según lo que nos pase.
Pero bueno...te juro que los 15 primeros días fui la más feliz del planeta...poder dormir a la noche si los coches ni los gritos de la gente me maravilló!!!
Espera que me faltan más entradas por leer...😊☺️