Matrix
De adolescente tenía muchos crush. Me gustaba una actriz o cantante y recortaba todas sus fotografías o buscaba sus apariciones. Miraba todos sus gestos veinte veces. Su forma de hablar, de moverse. Creo que daba el perfil de psicópata de película barata de Sábado o Domingo por la tarde. A falta de altares a los que rezar yo tenía mis propios ídolos archivados en carpetas que el adulto posterior tiró a la basura. Ya no me pasa. Bueno, casi que no, porque aquí estamos con este resto de idolatría moderada. Ya no hago recortes. Así que tengo a ese crush mío en Instagram y la miro. Pillada en su peor momento, en un descuido. Una fan se queja de que no está bien hacerlo. Se le ve una gran barriga de esas que hacen que los maleducados pregunten si una mujer está embarazada. Y a ella se la ve poco. Mascarilla y gorra que debe usar para no tener que salir perfecta a la calle donde los paparazis esperan su ración de estrellas sin maquillaje. Ellos viven para matar el glamour. Aunque los muy fans somos fieles. A mí me gusta con o sin maquillaje o con o sin barriga. Y a pesar de los muchos años que han pasado desde que hacía de bruja buena junto a la cazadora de vampiros.
Así que le doy un repaso a lo de erotomanía o mal de Clerembault y veo que no, que para eso debes creerte que los famosos también te aman a ti. Hay gente que piensa eso. Que los famosos a los que aman también les aman a ellos. Y tan mal no estoy. Porque no la voy a conocer nunca ni voy a intentarlo. Y si lo hiciera me sonreiría un momento, me pondría una firma que no necesito en un papel y adiós. Así que la veo donde puedo (y algunas de sus películas menos conocidas son de difícil digestión) y a otra cosa.
Y no pretendo conocerla. Porque si ya es difícil conocer a quién tienes a tu lado o a ti mismo, ni pienses un segundo que puedes conocer a una persona famosa por sus declaraciones o entrevistas o su arte. Soy consciente de que esta mujer es una creación cien por cien mental mía basada muy libremente en unas fotos o unas series de televisión. Es como el amor o la religión. Mentiras que nos contamos a nosotros mismos para no tomarnos la realidad a palo seco que ya sabemos que así de golpe, amarga un poco. Esta mujer es un cuento que me relato a mí mismo.
Es bueno no perder de vista que todo me lo he inventado yo.
Cuando cierto personaje del que hablo mucho últimamente me cuenta la historia de M., de cómo es ella, de lo que le sugiere y de cómo me describe hasta su forma de pensar sigo pensando que yo no conozco a esa chica en modo alguno. M. es sólo una construcción mental de Fernando. Una que habla más de él mismo que de esa vecina fiestera y esquiva que no le da lo que quiere aunque le dijo claramente y desde el principio que no estaba para darle más de lo que le dio.
Así que Fernan y mis propias construcciones mentales y las de mucha gente que cada día se levanta y sufre por asuntos políticos, espirituales o sentimentales que no existen, me hacen divagar. Ese todo está en nuestra mente.
Sólo falta el modo de asumirlo y creértelo cuando te molesta.
Cómo decirle a tus fantasmas personales que son mentira.
Fer:Me ha dicho que no me quiere volver a ver.
Yo:Qué fuerte, pues no te queda otra.
Fernan: Creo que quiere usarme de vez en cuando.
Yo: Pero ha dicho que no te quiere volver a ver.
Fernan:Sí, nunca, pero no me ha borrado de su Whatsapp.
Yo: Y te ha dicho que no le escribas. Y que ahora tiene novio.
Fernan: Un novio horrible. Pero no me ha borrado del Whatsapp. Tengo que hablar con ella.
Yo: Ni siquiera deberías volver a verla. Te lo ha dicho claro.
Fernan:No me lo creo. Aquí hay algo raro.
Yo: Sí, que tú no hagas caso de lo que te ha dicho.
Fernan: No, algo más.
Lo que he dicho. Creo que él si tiene algo parecido a erotomanía. O Clerembault que es lo mismo. Y M. ni siquiera es famosa.
A ver quién se lo explica. Que se está contando una historia a sí mismo. Y que casualmente siempre nos creemos la historia que nos contamos porque es la que más nos gusta. Pero no la más cierta. Vivimos en nuestro mundo Matrix.
Comentarios
Yo también he tenido y tengo de esos amores, pero en eso se quedan, en platónicos.
Sobre el tal Fernan y su síndrome de Clerenbault, supongo nada se puede hacer. Cuando uno quiere creer algo se agarra a lo que sea, como a lo de que su vecina todavía no lo ha borrado del WhatsApp.
Besos.
Muy buena toda la reflexión que haces. La mente es un misterio y nos enreda mucho. Y como bien dices, cómo decirle a los fantasmas mentales que son mentira. Y si lo consigues, no volver a ellos para alimentarlos.
Lo de Fernan tiene pinta de ir a acabar mal. Cuando no quieres ver las cosas y te obsesionas, es lo que tiene.
Cada cual en su Matrix, sí.
Abrazo, Sergio.
Creo que Fernan va para dos meses buscándole tres pies al gato de su rollo de una noche y yo no me atrevo a decirle lo crudo que lo tiene. Es que sé lo que es eso pero no sé como remediarlo aparte de con tiempo. Besos
En mi caso es Britney Spears, pero no la veinteañera, si no la actual, con todas sus imperfecciones del paso de los años, con su locura me gusta y se que jamas la voy a conocer en persona, pero acuña al termino que es mi crush....
Saludos
Pero siempre, acababan haciéndose famosos con los años, y eso hacía que me fijase en otro. Cuadno ya a este primero lo amaba medio mundo jajajaja.
Será que me gusta ir contracorriente? no parecer que voy con las masas?
Sea como fuera, esto ya hace años que pasó.
Que tengas una entrada de año estupenda!!!
Muaaaaaa
Y el otro, Jack Black. Ais. Hace unos días vi The Holydays por enésima vez y es que es... Sí, voy pidiendo cita para el psiquiatra mientras escribo la próxima entrada, jajaja.
Por cierto, esa pelirroja tuya, mucho mejor actriz, para mi gusto, que la rubia de Buffy y la morena de Cómo conocí a vuestra madre juntas. Pero es a una de esas que han apartado de las cámaras.
Un abrazo.
Tu crush me ha dejado pensando pero está claro que das muy pocos datos. Sobre si te corresponde o no, es imposible saberlo si no le conoces(¿Cuantos grados de separación?).
Sobre Jack Black no pienses que no te lo respeto. Sólo faltaría. Los psiquiatras todavía no han entrado en lo de tener gustos minoritarios, por suerte. Y además demuestra que todo el mundo puede encontrar un admirador. Aunque Jack black tendrá los suyos-as, es muy conocido.
Mi rojita Alyson Hannigan los tiene y las tiene mucho más fanáticos que yo. De hecho desde que hizo papel lésbico en Buffy le ha salido una legión de su sexo increíblemente activa en la red.
Un abrazo
Un abrazo.
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