Las que han ido llegando (y dos)
Había resuelto mi primer caso como manitas. Había hecho la luz en casa de mi vecinita nueva. Me sentía como Dios. Literalmente. Por lo de hacer la luz y eso.
- Pues ya estaría bien que arreglases algo aquí y no en las casas de otras. Porque no te veo yo a ti de manitas.
En la antigua Roma los emperadores tenían un tipo que les iba diciendo lo frágil que es el ser humano y lo fugaz de sus conquistas cuando ganaban algo. Para que no se lo tuvieran muy creído. Les devolvía a lo terrenal. Yo tengo a mi compañera para lo mismo pero ella se lo toma más en serio. Si puede hacer que yo toque el fango, mejor.
Le expliqué lo vulnerable que parecía esa chica. Sola, extranjera en tierra extraña, con los electrodomésticos en su contra como en una vieja mala película ochentera que vi.
- Y tú tenías que ayudarla, claro, el caballero andante. Qué fácil es liaros a los tíos.
- ¿Por qué? ¿Tenía que decirle que no podía ayudarla como si yo fuera un pocasangre?
- Es que eres un pocasangre. No sé a qué tanto interés en la vecinita.
Esas palabras podían esconder un enigma o unos celos. Pero las dejé pasar como hago siempre. Tenía asuntos urgentes que atender. La pila de cómics sin leer era cada vez mayor.
Durante esas semanas vi a la nueva vecina casi con ternura. Un animal huidizo que saludaba con la mirada baja. O a lo mejor es que saludaba a mis pies y no a mí. El episodio de la luz se olvidó. Sólo me comentó que ya se manejaba con el horno. Que se estaba adaptando.
Un día la vi llegar con un chico. Parecía estar estableciendo relaciones con los aborígenes barceloneses. Bien. A la semana siguiente con otro. Pero no con el primero. Y luego ya iba más gente a su casa. Mucha. Con bebidas y comida basura en bolsas. Algunos y algunas ya ebrios de fuera para ahorrar tiempo.
-¡Vaya fiesta ha montado tu amiga esta noche! ¿Has podido dormir?- me dijo mi compañera.
Con tapones no suelo escuchar mucho la música. Pero algo noté sí. Y eso que me pilla algo distanciada.A cuatro pisos sobre nosotros.
Y la semana pasada, ya sí, alguien le tuvo que llamar a la policía. Su piso no me pilla muy cerca pero sí molesta a los colindantes. Nuestros simpáticos y gratuitos policías. Tuvieron que decirle a esa niña que dejase de montar fiestas en casa. Y ella parece que se opuso.
- ¡Mira, tu pobre niña indefensa!
Esto me lo decía mi compañera señalándome por la ventana a la criatura. Borracha, gritándole a la policía en la calle, con una de sus últimas parejas conteniéndola, algo asustado. Con dos coches más de refuerzo. Si hay atracos te vienen un par de policías tarde pero en caso de niña borracha montafiestas te envían media comisaría. Totalmente hecha la vecina al ambiente de esta gran y hermosa urbe en la que vivo. A esas edades se aprende rápido. Y lo malo lo que más.
Mis viejos vecinos difuntos se deben estar riendo de mí. Puede que acabe echando de menos sus pequeñas excentricidades. La nueva mosquita muerta no es ni lo uno ni lo otro.
Algún día cumpliré mi viejo sueño de escritor y me retiraré a una cabaña en el bosque.
Comentarios
Besos.
Gracias por este ratito, muchos besos!!
Me pasa algo parecido: que los vecinos de al lado se fueron (no al más allá como los tuyos), y vendieron el piso a la novia de Atila. 16 años. Fiesta va y viene y no digas nada, que la niña tiene derecho. A la próxima, 092.
También me quiero retirar a una cabaña en medio de ninguna parte, pero la verdad, los contemporáneos son fuente de letras :)
Abrazo.
Lo de la chica esa... pues no sé, viendo como está la noche barcelonesa a mí no me importaría pasar algún día por su casa.... jajjaaa, me comprometo a llevar un whisky aceptable y hasta galletitas saladas, jajjaa
Saludos.
Si llevas whisky te acepto hasta yo y monto una rave en mi casa. ¡Y galletitas saldas! Saludos
A pesar de las historias que he contado de la niña amargada, tengo mucha suerte con mis vecinos. Hay alguna cosa, pero es muy puntual, una vez al año a la que todo el mundo tiene derecho. Pero que toque una fiestera en el edificio es lo peor. Como te han dicho antes, aprovéchalo como material literario, aunque en estos casos sería mejor inventar o no escribir.
Un abrazo.
no se si tu compañera habrá sido más observadora o quizá aparte de los celos le haya agarrado idea yo simplemente pienso que una vez qu ella gente se siente cómoda, sacará lo peor o lo mejor según su educación. Sigo insistiendo que estas nuevas generaciones a veces se les da fácil todo hasta liarse a palos con alguien o con la ley jajajaja
yo sinceramente paso.
aunque es de buenos vecinos echarse la mano o ser solidarios también es de buen juicio mantenerse viendo desde la barrera porque gente problemática hasta ya se hace viral.
no lo sé
me han contado
:P
Mi compañera tiene esos comentarios pero luego se olvida en cuestión de minutos, afortunadamente. Por ese lado calma que ya necesito un poco de eso en mi vida. Saludos,Jo.
hasta aquí ,
aconsejado
por Joaquin
Rodriguez,
espero seguirte
visitando.
es el de
Mari Carmen,
gracias .
Bien por la chica y su adaptación al medio (y ya lo siento por el resto del vecindario :D)