Ni un sólo inocente en aquel lugar maldito


Pasó hace tiempo. Hace unos mil años en tiempo subjetivo. Entendiendo que el sujeto soy yo. Pero lo recuerdo bien. De cuando trabajaba en el cine. 
De aquel lugar me vienen más anécdotas que de cualquier otro porque no era nada rutinario. Siempre sucedía algo que rompía la rutina. Y además allí tuve más romanticismo, sexo y violencia que en las pantallas donde proyectábamos. Y aunque luego no soportaba estar allí ahora no paro de regresar con el pensamiento. La memoria ha dejado lo bueno y se ha medio olvidado de los agobios, del desinterés, de la locura, de la falta de motivación del final.
Pero voy a la anécdota. Llegaron dos chicas al puesto de palomiteras. Como todos los nuevos, se encontraron con los especímenes del lugar. Los porteros comenzaron a tasarlas como carne en el mercado. Posibilidades de tener algo con ellas, cual estaba mejor, cual peor... En fin, las hormonas son otra forma de posesión infernal. 
Las otras palomiteras tenían más variedad de opinión. Unas decían que dos chicas contratadas de golpe significaba que tal vez otras dos serían despachadas. Corrió algo de pánico al despido por la zona del maíz y los refrescos de cola a precio de oro. 
La de la tienda de chuches se sentía más segura así que se limitó a preguntar que qué tal, si eran simpáticas. Las otras dijeron que sí, que lo eran. Y que eran muy trabajadoras. Y que habían aprendido pronto. 
Los encargados por esta vez no preguntaron nada. Debían estar esperando a que tuvieran más rodaje. Por más que rodaban muy bien. 
Yo por esa época no me tomaba la molestia de acelerar lo de conocer a la gente. Más tarde o más temprano, con todas las horas de brazos cruzados y charla que había por allí entre películas llegaría el momento de conocer a las recién llegadas. Solía acercarme el último a los nuevos pero me llevaba bien con todos, incluso con los encargados(al menos durante los primeros años). Ya tendría tiempo de hacer esas dos nuevas amistades. Ahora estaban saturadas. Estos trabajos que dejan tiempo para el aburrimiento son así. Las veía escoltadas todo el tiempo por los porteros salidos, las palomiteras que les enseñaban el "oficio", les preguntaban por su vida privada, laboral, etc., la de las chuches que les regalaba de vez en cuando algo para endulzarles el trabajo y de paso charlar también y claro, los clientes. Pero entre semana había pocos. 
Duraron dos días. No necesitaban más. Después desaparecieron. 
¿Qué había pasado? Pero si funcionaban bien. ¿No les había gustado la faena? Eso podía ser. A veces pasaba. Aunque también podía pasar que los encargados no estuvieran satisfechos, vete a saber. 
Pronto deshicimos el enigma.  
Eran dos espías de la empresa que habían puesto allí para vigilar quién se llevaba una "comisión" de la caja registradora. Y la encontraron sin problemas, poco se escondía. Allí lo sabíamos todos. Si los encargados hubiesen hablado con algún chivato no se hubieran tomado ni la molestia de enviar a esas espías. Teníamos una palomitera con la mala costumbre de meterse algún que otro billetito entre las bragas como paguita extra diaria. De la caja registradora a su pubis. Billetes calentitos, calentitos. Ahí se acabó su carrera delictiva. 
Yo podría decir sobre lo bueno que es ser cauto. Que el hecho de no abrirme tan pronto a un recién llegado al trabajo es un arte que me convierte en un tipo muy astuto pero qué va, para nada. Estaba despistado y hormonado como todos en esa época. Lo que sucede es que mi relación de sexo y romanticismo con una palomitera me tenía muy distraído en esos tiempos no tan muertos que dejaba la faena. 
Menos mal que las espías buscaban ladronas y no fornicadores. 

Comentarios

TORO SALVAJE ha dicho que…
Las palomiteras "topo".

Cuántos universos hay en cada trabajo...
No sé cómo no nos matamos... hemos aprendido a sobrevivir en una selva de relaciones que no son fáciles.
Cada persona es un mundo diferente y nunca sabes lo que hay en él.

Veo que supiste aprovecha bien los momentos de descanso.
Bien hecho.

Saludos.
Sergio ha dicho que…
Toro Salvaje: Cada trabajo es un pequeño microcosmos con reglas, particularidades y hasta lenguajes diferentes. Vemos taxistas, camareros, panaderas... pero ni nos imaginamos lo que hay detrás de esas solícitas sonrisas que nos atienden.
No nos matamos por miedo a represalias pero no por falta de ganas(a veces).
Y sí, mis agotadores descansos tuvieron su dulzura. Esos momentos son los que recuperaría para mis poesías si las escribiera.
Maia ha dicho que…
En un antiguo trabajo también me encontraba rincones de sexo, hay que ver el ingenio que se cargan para hacer de cualquier huequito un espacio funcional; y aquella mujer, Marce -que no la actual- era una maravilla para el hurto.
Como te han dicho, cuántos universos hay en cada trabajo. La de historias que debiste ver, escuchar y protagonizar, Sergio
Sergio ha dicho que…
Maia: Los espacios funcionales para sexo han de ser muy reservados y dejar cierto margen a que los ruidos de fuera te alerten a ti antes que a los intrusos. En ese caso son rincones perfectos ideales para una mejor motivación del empleado-a.
Veo que el hurto y el sexo son constantes en los trabajos. Yo me decanté por no robar nada.
Sí, cada día fue una historia. Y cuando no había nada las provocábamos.
Sergio ha dicho que…
Susana Moreno: Hay espionaje en todos los trabajos. Y luego está la vigilancia oficial de los inspectores. También de todo tipo. Y aún así hay asuntos que se salen del radar.
Maia ha dicho que…
Por cierto, en ese trabajo también había espionaje, era tan demasiada gente y se prestaba para el robo, pero de esos bien estructurados que requerían tiempo y dedicación para llevarlos con éxito, enviaban chicos súper atractivos y carismáticos; y el pretexto que ponían para evitar sospechas era que estaban castigados, todo descubrían porque alguna de ellas bajaba la guardia y de ahí empezaba la investigación hasta descubrirlo todo, llegó a durar meses, casi un año. A veces extraño toda esa adrenalina. Tampoco robé, ni me involucré en escenas sexuales, pero sí muchas amigas fueron presas.
diego ha dicho que…
No podía ni suponer que, mientras yo estoy viendo la inocente "Robot Dreams" con mi nieto, armado este con un bidón de palomitas más grande que él, existan esos encuentros sexuales en rincones de la sala desconocidos para mí. Ni que la palomitera que, con una sonrisa, me ha provisto del susodicho bidón, haya ocultado en sus rincones más íntimos el billete con el que la he pagado. Cuestión de rincones. En cualquier caso, mi aplauso para ti, Sergio, por encontrar y disfrutar de esos rincones, y a la palomitera por compensar de alguna manera el escaso salario que, seguro, le pagaban. No creo que arruinara a la empresa.
Sergio ha dicho que…
diego: Ja,ja diego. Nunca sabemos lo que pasa a pocos metros de nosotros. Míralo por el lado bueno. A corta distancia pueden estar atracando o matando a alguien. Eso es peor. Y eso sin esforzarnos mucho imaginando.
A lo mejor en tu cine son todos almas puras que ya solo desean que la gente disfrute de la magia del cine.
Y no, la empresa no se arruinó porque sigue ahí. Ellos también robaban de formas más indignantes. Cobraban subvenciones(también era distribuidora y productora de cine) si sus películas tenían mucha taquilla así que pagaban e imprimían entradas falsas para inflar esa taquilla. Y las subvenciones debían ser gordas si les salía a cuenta comprar sus propias entradas. Varias sesiones vacías tenían "llenos" fantasma. Con películas infumables.
María ha dicho que…
Jaja nunca conocí ese mundo que narráis de trabajos a tiempo parcial mientras imagino estudiabais. Salvo por las pelis. Es algo que siempre me ha llamado la atención, cómo en EEUU todo el mundo conciliaba sus estudios, con trabajos de este tipo y aquí en España, era muy raro, al menos en mi mundo. Sí que debía ser curioso ese ambiente que tan bien narras, donde las hormonas y la pillería campaban a sus anchas, buscando cualquier resquicio para expandirse jaja ¡Os mandaba espías el jefe! Está claro que no se fiaba de sus trabajadores.. ahora todo eso lo arreglaría colocando unas cámaras. ¡Mira que somos curiosos los humanos! porque no hay sitios donde guardar lo que sisaba esa cajera para hacerlo ahí, supongo que pensaría que sus bragas sería un lugar inexpugnable, aunque con el ambiente que describes, no parece que costara mucho llegar a ellas jajajaja en fin, has hecho una especie de mini peli de tus recuerdos en ese cine.. tampoco tengo muchos recuerdos del cine, fui poco, ahora voy menos de lo que me gustaría, porque meencanta el cine. Presiento que tú viviste muchísimas películas personales ahí.. la oscuridad de las proyecciones son escenarios propicios para todo tipo de aventuras y no precisamente de indios y vaqueros..; ) Mira, una de las cosas por las que me gusta ir al cine, es esa parafernalia previa de aprovisionamiento… cubo de palomitas, vaso gigante de CocaCola y a ahora menos, pero antes, una bolsa de gominolas inmensa, meencantan las guarrerías.. Salía siempre con el estómago revuelto de tanta porquería jajaja me ha encantado tu crónica, aunque me he quedado con la intriga de saber a qué te dedicabas tú en el cine mientras observabas las maniobras de los demás jajaja mil gracias.. Un beso… Ah! y por cierto, al hilo de lo que me has dejado allí, no creas que he escrito ficción, ni nada. Nunca había escrito nada hasta tener el blog.. aprendo sobre la marcha aquí con vosotros, sois mis maestros y no es broma : ) En fin, que disfrutes de la proyección de este finde a ver si tienes suerte y al sol, a nosotros nos han castigado a la penumbra de esta lluvia que no cesa.. os la voy a transfundir, que sé que vosotros la necesitáis mucho y aquí terminaremos siendo ranas : )
Sergio ha dicho que…
María, pues creo que la última vez que lo visité por curiosidad estaba plagado de cámaras. En realidad estaba tan cambiado que ya no era el mismo. Sólo quedaban dos palomiteras resistentes de las que conocía. El destino, o las circunstancias o ellas mismas habían decidido eternizarse en ese puesto tan "divertido". Y el operador claro, creo que pronto se jubila.
El jefe antiguo no estaba. Y no sé si se fiaba o no de sus trabajadores. Yo charlaba con él tranquilamente y lo veía relajado. El problema vino cuando me dijo que no le solían cuadrar unos mil euros mensuales de caja entre tienda de chuches y de palomitas. Creo que ahí empezó a sospechar algo. Y no es que fuera el jefe. Era el gerente o eran los encargados(figura que no existe como tal en cines pero se les llama así de todos modos a los responsables, yo mismo lo fui un tiempo, un responsable más bien moderado). Pero estos tenían que dar la cara en las oficinas de la empresa que era grande y tenía producción, distribución y cines propios. Y sigue teniendo todo eso según creo aunque no se como les va, los cines se han fusionado con otra empresa. No sabemos de quién partió la idea del espionaje. Puede que de uno de los responsables y luego el gerente diera el visto bueno.
Yo me encargué de todo. Pasé películas(poco porque fue en los últimos tiempos y las máquinas se me daban mal), hice de portero rompe-entradas(pasaron muchos vips por allí como Mesi, Luis Enrique, gente de Tele cinco... También de encargado en la oficina. Pero de portero fue lo mejor. Romper entradas, acomodar ocasionalmente y luego nada, pasear y cuidar de mi uniforme. O quitármelo frenéticamente. Un beso.
P.D. Pues me sorprendes con lo de los cuentos. Pensaba que era otra de tus aficiones.
Sobre la lluvia la tengo ahí fuera sonando todo el día. Nos ha llegado por fin. No me quejo. Incluso aunque aunque haya elegido un fin de semana. Que siga sin parar todo el tiempo que quiera.
Jo ha dicho que…
Lo del perfil bajo viene bien jajaja aunque en ese mundo del cine tras las palomiteras debió tener su encanto hasta que lleharon los recursos humanos prohibiendo miles de cosas con estatutos y romances prohibidos en el trabajo

:)

Me ha custado mucho este post dera que ando sin emoción y hasta sin ir al cine

Besos


Sergio ha dicho que…
Jo: Yo creo que lo de los romances en el trabajo ya estaba prohibido en esa época. Y lo de robar ni te cuento. Eso siempre ha estado prohibido. Incluso fuera del ámbito laboral. Por lo menos desde que hay propiedad privada. El problema es que siempre hay gente que se ampara en los escondites y los trucos o subterfugios... hasta que les pillan.
Yo también he dejado de ir al cine y no se por qué. Ese lugar siempre me ha gustado como espectador pero últimamente no aparezco por ninguna sala. Cualquier día se acaba ese sector.
Cuídate y levanta pronto el ánimo. Besos
Tatiana Aguilera ha dicho que…
Y es que las hormonas a determinada edad provocan que las personas busquen y encuentren los lugares más curiosos para desatar los instintos. Pienso que el morbo a temer que los descubran provoca tanta adrenalina que resulta atractivo para ambos. Me hiciste recordar cuando trabajaba en una empresa la cantidad de sabrosas anécdotas entre gerentes, jefes y secretarias. Siempre existen lugares donde no llega la cámara de seguridad y…

Abrazos Sergio
Sergio ha dicho que…
Tatiana Aguilera, pues dejaremos esos puntos suspensivos tuyos como una invitación a desatar la imaginación. Tu historia confirma eso de que todos los trabajos tienen una trastienda de historias extralaborales donde la gente trata de sentirse más cómoda en el trabajo poniéndolo, eso sí, en peligro.
La edad, claro, eso también. La juventud no sabe ni lo que significa riesgo. Abrazos
Devoradora de libros ha dicho que…
Pensaba que eso de enviar espías al trabajo solo pasaba en la televisión, pero ya veo que no.
Está claro que cada gremio, cada trabajo, es un mundo a parte, pero incluso sabiendo esto nunca te imaginas qué pasa de puertas para adentro.

Besos.
Sergio ha dicho que…
Devoradora de libros, pero es que aquí no los mandaron sólo por ser muy desconfiados. Ya había un nivel de robo alto. Eso hace salar las alarmas. Si el nivel de descuadre se mantiene en niveles bajos n pasa nada pero hay gente avariciosa que ve que no pasa nada y va a más y al final lo pierde todo, hasta la reputación o el trabajo. Aunque no conocí a nadie allí al que le importase la reputación. Gatos jóvenes todos. Besos
Cabrónidas ha dicho que…
Lo que cabe preguntarse, más que otra cosa, es por qué decidieron poner como espías a dos tías y no a dos tíos. Hay todo un estudio sobre eso mismo y la elección depende del gremio a espiar. Tampoco nos sorprendamos demasiado. La mafia empresarial espía siempre a sus esclavos y trata de anular al subversivo. En la empresa donde vendo mi tiempo también hay.
Sergio ha dicho que…
Cabrónidas, creo que la mujeres inspiran más confianza que los hombres. Y luego está, por encima de todo, lo del gremio a espiar. Efectivamente lo has adivinado. Palomitera. No había palomiteros. Bueno, yo lo fui cuando fallaba alguna palomitera pero de manera ocasional. Los hombres eran o éramos porteros. Todo muy bien delimitado. Y no me sorprende que tengas espías. Cada trabajo tiene los suyos. O sus chivatos.
Dorotea Hyde ha dicho que…
Me has hecho pensar, Sergio, en que seguro que también hay algún espía en mi trabajo, quizás no en mi departamento, pero seguro que sí. Lo que sí puedo asegurar es que ha habido más de un despido a gente con las manos largas. En vez de robar en la caja, lo hacía con facturas falsas aumentando poco a poco las cuantías hasta que la cosa reventó.

Y sobre lo del sexo en el curro, el otro día me contaron que en el edificio nuevo, gigantesco y con mucho movimiento, hay quienes se dan un festival en los baños. Por primera vez en todos estos años que me cuentan un cotilleo de ese nivel. Estábamos todos los de la clase de inglés emocionados (sí, para eso sirven también).

Un abrazo

PD Me encantan tus anécdotas del cine. :)
Tot Barcelona ha dicho que…
Buen día:
Vendo de casa de María, obvio decir que me ha recomendado esta página.

Leído con atención, decir que ese "método", en circunstancias similares, hube de ponerlo en práctica en cierta fábrica, donde lo que desaparecía era dinerillo de las carteras de los obreros en el vestuario.

Un saludo
Salut
Sergio ha dicho que…
Dorotea Hyde: Mira tú por donde. Y eso de que las anécdotas estas sirven para el cotilleo es totalmente cierto. Recuerdo que había como un periódico oral diario por el cine. Con sus noticias internas a toda plana en las que a veces te llegaba un chisme ajeno o comprendías que ese día el protagonista del chisme eras tú. Una corriente de información extraoficial que se distinguía porque se comunicaba en susurros o con miradas sospechosas a los lados. Y con risitas.
En un trabajo del nivel del tuyo es más sorprendente que quede tiempo para el sexo pero no tanto que se envíen espías. Si se hace por poco dinero, es seguro que se hará por más. Estamos hablando de facturas falsas contra una caja de las palomitas de un día laborable donde había días muy flojos, al cine se va poco en esos días. En tu trabajo debe haber topos más astutos que zorros.
Y me hace gracia eso de vuestra emoción en las clases de inglés. Cuanta salsa le echan esas habladurías a la rutina. Un abrazo
Sergio ha dicho que…
Tot Barcelona: Sí, por la casa de María ya te había leído. Es un punto de encuentro muy frecuente y transitado.
Que desaparezca dinero de las carteras de los empleados me resulta un giro de guion extraño. Aunque una vez me robaron de la cartera en un gimnasio, acabo de recordar esa anécdota. Las taquillas abiertas son una mala idea. No digamos el no tenerlas. Hay que ver. Los mamíferos humanos siempre parecen estar más cerca de sus instintos primarios que de los trajes y la buena educación que hayan recibido. Salut.
Prozac ha dicho que…
Jajaja. El final me ha encantado.

Tiene cierto punto de romanticismo eso de trabajar de portero/acomodador de un cine, y es un buen puesto para poder observar y analizar, y bueno, para follar también, según parece jajaja

Mejor que pongan espías a que hagan acoso y derribo con preguntas a los compañeros para sacarles información.

Cada trabajo es un submundo con sus peculiaridades y sus intrigas.

Un beso, Sergio
Sergio ha dicho que…
Prozac: No, si romanticismo un montón, eso puede incluso puede sobrepasar a lo otro si los sentimientos empiezan a ganar terreno a la carne, todo puede pasar.
El tiempo de trabajo donde hay más ocio que ocupación es así. Como una cárcel donde a los presos se les vigila poco. Acabas regresando un poco a los instintos primarios.
Lo de hacer preguntas a los trabajadores también se llegó a dar. El gerente me dijo una vez que me aplaudía la discreción, que nunca hablé mal de un compañero. Aunque eso daba a entender que muchos usaban ese confesionario para hablar más de la cuenta con el jefe. Y él debió usar a menudo esa información con mucho gusto.
Un beso
Sylvia ha dicho que…
Jajajaja el próximo día que vaya al cine voy a mirar con otros ojos a las palomiteras y al personal.
Si es que la vida real ya es muy intensa y llena de historias. Imposible aburrirse :)
Bss
Sergio ha dicho que…
Sylvia, se agradece saber que sigues por ahí y por aquí.
Si vas al cine, efectivamente, busca esa película oculta en el hall del cine. Seguro que la hay. Besos
Recomenzar ha dicho que…
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Sergio ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Verónica Calvo ha dicho que…
Lugares propicios para el sexo, lugares inesperados, insospechados. Me recuerda a un poema de Ángel González.
Lo de mandar espías está a la orden del día. Hace años en un trabajo también faltaba dinero y también mandaron un espía. Fue cosa de un día. Y como en tu caso, con haber preguntado... Yo llevaba muy poco tiempo, pero era un secreto a voces que la persona sospechosa se iba al bingo todas las noches.
Los cines, cuántas historias podrían contar.

Abrazo, Sergio.
Sergio ha dicho que…
Verónica Calvo: Hay un setenta por ciento de la gente que ha escrito por aquí con historias sobre espías en el trabajo. Y por lo que veo también hay ladrones. Aunque el caso que cuentas es casi obligado. Un ludópata no tiene mucho espacio en su cerebro para la reflexión. Tiene un problema añadido. De echo, sus robos parecen más una consecuencia de su necesidad de jugar que otra cosa. Un abrazo.

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