Noche de tíos
A J. su mujer le dio permiso para salir esa noche. Yo en las
relaciones soy más anarquista. Me los tomo aunque no me los den. Luego me quedo
solo y todavía es mejor. Soy libre como los volcanes o los terremotos que te
arruinan la vida. Pero es que no busco una madre en mis parejas. Tengo la de
verdad y con esa basta.
Fuimos de concierto. Mi amigo X. tocaba. Cada mes lo hace.
Su hija a la guitarra y él a la voz. Sueltan algo del blues que llevan dentro en
un garito y entre actuación y actuación tomamos algo y nos ponemos al día. También
tiene un grupo, según me dijo. Sus actuaciones son buenas excusas para salir y
hacer algo diferente.
Hacían micro abierto por Hospitalet. Pero también hacía
mucho frío. Tanto que hizo más daño que el futbol, enemigo natural de los
espectáculos.
Entramos de todos modos. Era la primera discoteca a la que
he ido nunca. Con el tiempo ha muerto y renacido varias veces, incluso en local
para góticos. Ahora no sé qué política
siguen pero un par de veces al mes dejan que cualquiera con dotes o alma de
artista nos proponga lo suyo frente a un micro, se tome los quince minutos de
fama que le prometió Warhol o más.
J. y yo nos tomamos un quinto en un bar cercano mientras
abrían el local. Es falso que el alcohol te caliente. Sólo funciona si te lo
crees.
Luego fuimos a un centro comercial y un cartel como Spam
bien situado se nos cruzó en el camino y acabamos cenando en el burguer. Dos menús
al precio de dos. Allí tuve la primera situación ridícula. Intentaba servirme
un refresco en la máquina pero no funcionaba ningún botón. Llamé a J. para
pelearnos los dos con el aparato. Pero ni por esas. No se dejaba intimidar. Me
disponía a reventar la cara de ese robot cuando un amable joven nos dijo que
había que pedir que la chica de la barra la activase. Me pregunto por qué la de
la barra me dio el vaso y no me la activó directamente. A lo mejor se pensaba
que con el vaso de cartón ya me iba a conformar. J. lo tuvo más fácil porque la
cerveza te la dan directamente.
Me serví circunspecto el refresco. No es que la vida esté
llena de obstáculos. Es que a veces los obstáculos son tan ridículos que parece
que haya alguien entre bastidores con ganas de reírse de nosotros.
Llegamos luego al local que estaba tirando a vacío. Pedimos
un par de medianas y nos resignamos a aprovechar la noche como una salida más de
charla. Aunque no hubiera espectáculo. O lo creyéramos en principio.
De entre los pocos asistentes estaba un tipo que solía leer
poesía en pasados micros abiertos. Nos temimos que si solo salía él lo
tendríamos mal. La lee como el que lee las contraindicaciones de un medicamento
en un anuncio de televisión, rápido y sin entonación. Normalmente nos lo
tomamos a risa pero es difícil mofarse de alguien en un local casi vacío y con
la jefa pendiente de que no armemos mucha bulla. Ya me veía controlando la risa
por las bromas de J. que a la siguiente mediana ya me confesó que iba un “poco
tostado”. Esa mezcla de ir con el punto de alegría y tener que vigilar que esta
no se desborde por educación, me pone en lucha conmigo mismo.
Alguien gritó mi nombre. No la había reconocido. Era B.. La
última vez que la vi fue en este mismo blog, en el entierro del padre de un
amigo. Me llevó a casa en su coche y la perdí con el punto final de aquella
última frase en que la rememoré. B. era un viejo amor platónico de instituto,
la época de las carpetas forradas y la tontería a flor de piel. Siempre tan
simpática. Ella me sustituyó en el grupo de música cuando lo dejé:
-
Así que tu eres Vicky Larraz y ella Marta Sánchez-
me dijo J. para hacer la gracia y provocar que me riera al borde de los decibelios
necesarios para que te echen de ese local que yo comparo con la biblioteca. Sólo
que en la biblioteca no controlan tanto.
Pero hablamos algo con B.. Luego llegaron X. y su hija que a
pesar de todo y muy profesionales ellos, también tocarían, y hablamos un rato
de los tiempos donde todos, nos conociéramos o no, confluimos en el mismo
instituto.
X. y su hija salieron a tocar. Demostraron el peso de sus
más de cien conciertos a cuestas. Yo en ese momento estaba observando que B. había
cambiado en los dos últimos años. Como si se hubiese activado una orden
interior que la había hecho engordar hasta no haberla conocido a la primera. Sigue
aparentando menos años de los que tiene pero me había confundido. Su cabello sin
embargo, le llegaba por debajo de la cintura. Como siempre. Parecía tan irreal
como un dibujo Manga o Anime. Mientras le observaba el final de la melena ella
se dio la vuelta y me vio mirando hacia allí, debió pensar que le observaba el
culo y se alejó para sentarse alejada de nosotros. Yo pensé que era la segunda
situación ridícula de la noche pero me la reservé para mí mismo y la “disfruté”
en silencio, concentrándome en mirar el gollete de mi botella tirando a muy
avergonzado.
El “poeta” nos estaba lanzando sus versos sin alma desde el
escenario. J. se reía ya claramente de él y yo no sabía dónde meterme. Estaba
jugando al “te imaginas”. Todo el rato me decía “¿Te imaginas que nadie le
aplaude?” “¿Te imaginas que sales tú a cantar David Bowie con él y todos se
quedan callados y todavía eres peor que el “poeta mierder” este? “ “¿Te
imaginas…?” Y así todo el rato. Y lo peor es que sí. Me lo imagino todo. Soy capaz
de imaginar a cualquier persona haciendo el ridículo. Incluyéndome a mí mismo.
El poeta, después de lanzar varias consignas políticas para
parecer más comprometido se sentó y cada vez que tocaba alguien levantaba los
brazos y hacía como que dirigía una orquesta para demostrar lo bien que se lo
pasaba. Eso lo hacía más patético. Aunque a J. le hacía mucha gracia. Pero él
llevaba una cerveza de más muy estratégica. Y hablando de estrategia, los
frutos secos que nos regalaban para fomentar la sed no ayudaban. Le hemos
perdido la costumbre a lo de beber. Honestamente, no se nos puede sacar. Es eso
o dejarnos salir si solo bebemos agua mineral.
Pero fue divertido. Luego nos fuimos despidiendo todos.
Muchos tenían que madrugar más de la cuenta.
Hace poco leía en el blog de una amiga que su vida es como
una linealidad, una rutina que le hace ver todos sus días iguales, todo es
tedio para ella.
Creo que la vida adulta es más o menos eso en nuestras
sociedades. Por eso incluso una noche como esta es necesaria de vez en cuando.
Ridícula y tonta pero en líneas generales refrescante y divertida. La vida es
lo suficientemente larga como para producir mucho aburrimiento si no la administras
bien.
Todo esto lo escribo porque de eso hace casi un mes. J.
sigue castigado y sin permisos. Una pena no haber visto la escena de cuando
llegó a casa dos horas tarde y borracho. Eso sí que hubiese sido divertido.
Aunque como todo, visto desde fuera.
Comentarios
Sobre, J. y sus castigos, sé que hay algunas personas que "abandonan" a sus familias el fin de semana y quizás es necesario atarlas un poco, pero de eso a que por llegar un poco pasadito le quiten los permisos... no entiendo. Ni lo de los permisos ni que se los quiten. Con eso me he quedado de tu post.
Por cierto, ¿J. es aquel con el que ibas de paseo por las tardes a Mediamarkt? Solo por contextualizar.
Besos.
Lo peor es que esta madurez a veces nos lleva a una aburrida rutina diaria (como decías del blog de tu amiga) y no nos damos cuenta que nos vamos metiendo en ella hasta que estamos hasta arriba, nos agobiamos y nos cuesta salir...
En fin, un brindis por más findes interesantes :)
Bss
En cuanto al resto de la historia coincido con Sylvia y Dorotea no entiendo lo de los permisos pero ojito que soy la primera en pedirlo jajajajaja Sería INCAPAZ de salir por ahí de discoteca con mis amigas sin avisarle primero a mi marido y para ser sincera, sin contar con su visto bueno, vale, ya lo he dicho!!!
Ves cómo sacas lo más profundo de mí??? jajajajajaja
Besos
En cuanto a los permisos hay una fina línea entre pedirlos o avisar de que vas a salir. También hay una consciencia muy subjetiva de si estas saliendo mucho o poco. Este es un tema que daría para escribir mucho más y seguramente ni yo llegaría a una conclusión clara. Hay que ver cuanto necesita salir uno de los dos lados de la pareja, cuanto sale, cuanto necesitas que se quede contigo, cuanto... No tengo ni idea. Sólo sé que cuando me siento tratado como un niño o un tonto me mosqueo y ya salgo más de la cuenta y hasta sin ganas, por molestar. O sea que al final me comporto como un crío. Así de lamentable soy. Pero es que cada vez trabajo más tiempo y vivo menos. Necesito escapar un poco. Y mira que me tomo pocas licencias. Pero algo sí. Besos
Y tanto que noches así son necesarias. Me pasa como a la mayoría de adultos y a tu amiga: que los días parecen ser repeticiones del aburrimiento y lo plano en estado puro.
Así que estas pequeñas salidas rescatan.
Lo de los micros abiertos da para mucho. Mejor me callo :)
Abrazo.
Quizás, todo sea algo de género, los hombres cuando salen les mola beber y llegar hasta las orejas de alcohol. No sé. Se divierten así. Ya te digo, tengo dos hermanos y los dos son parecidos y tengo algún amigo y todos tienen el mismo plan. ¿Es malo? ¿Es bueno? Depende de cada uno y de lo que soporte tu pareja.
Pero yo me he quedado con los permisos...es triste que una relación, en la mayoría de las relaciones, la pareja se base en un "hacerlo todo juntos" y como estamos juntos ya no hay vida allí a fuera...Nos quejamos del machismo, pero el machismo lo aceptamos tod@s con esa manera tan horrible de pensar qué es una pareja.
Creo que las parejas son eso, un par, un dos, cada uno independiente del otro,cada uno libre para tomar sus decisiones, cada uno con su vida. Y uno, libremente quiere estar al lado de alguien para compartir vivencias, no para estar en ninguna cárcel. Evidente, si prefieres salir caaaaada fin de semana con tus colegas, algo falla. Pero todos deberíamos tener una vida a parte de tu pareja y eso no quiere decir que la dejes de lado, ni que la quieras menos, ni que seas un crápula. Eso quiere decir que tienes la confianza y la madurez necesaria para vivir de a uno y compartir de a dos.
Pero, hay mucha gente que cree totalmente lo contrario.
Me parece patético eso de los castigos...
Ah! y otra cosa...si este texto fuera en femenino y la "castigada" fuera una fémina, te aseguro que tendrías cientos de comentarios...
Da para pensar un poco.
Como siempre, yo a mi bola.
Un besito!!!!
Ah!:
Me parto con los anónimos Sergio!!! yo ya pensaba que era J. otro día de fiesta, pero supongo tú lo hubieras reconocido...jejeje...No sé, pero debe molar un montón eso de hacer comentarios anónimos en los blogs y dejar mensajitos baratos. No puedo entenderlo, pero vaya, para gustos colores...
Sobre tu comentario me gusta tu actitud. Creo que lo suscribiría al cien por cien. Y lo de beber pues es así aunque a veces salimos por el barrio y entre semana para ir al mediamarkt, otra cosa de la que ya hablé por aquí. Sin alcohol ni nada. Y a mí tampoco me da el cuerpo para eso. Si bebo mucho o seguido me sienta mal, soy un mal bebedor. Y los refrescos tienen demasiado azúcar.
Así que libertad, claro. Castigos cero. Aunque si te pasas es que algo falla. Perfecto resumen el tuyo.
P.D. J. me dijo algo parecido a lo del anónimo en persona y cuando me vio. Fue algo como "¿Por qué cojones no dejas de hablar de mí, pedazo de subnormal?". Pero los hombres también hablamos así entre nosotros. Y luego ya pasamos a otro tema.
Besos
Solo un apunte
O una declaración
....
Salir contigo no es aburrido.. Nop
Vamos q como no tengo ni pido permiso a nadie para salir , si me cruzo contigo no te escapas
Jaaaa
Eso si, a mi q no me pidan ayuda para la máquina de refrescos q mi mente ya trabaja bastante para descifrar lo q desea mi paladar
Buena semana!!!
Adoro esos días y pese a que ya no voy de discotecas, a mi esos momentos no me los quita nadie.
Yo tampoco soy de pedir permiso ni de que me lo pidan, es cuestión de entender que tu necesitas tiempo con tus amigas, pero tu pareja también, así que todos contentos.
En cuanto a los frutos secos... jajajaja nos tienen cogidos por ahí, porque yo además junto con mi vino siempre tengo que masticar algo, así que o me ponen algo o me veo comiendo media ración de lacón jajaja.
Un abrazo!
https://similocuramedeja.blogspot.com.es/