Capturado por un captador



Es cierto que te he mentido. Una mentira piadosa. Cordial. También defensiva o elusiva. Porque yo iba hacia mi trabajo cuando me interceptaste carpetita en mano. Me mirabas fíjamente a los ojos. Me sentí como los perros que no aguantan la mirada humana ni aunque les sujetes la cabeza. Una mirada calculada y aprendida en tu cursillo rápido de una semana para ser captador. Una mirada que en otro contexto sería la de un psicópata. Porque nadie mira con tanta intensidad ni durante tanto rato ni tan fijamente ni con esa perenne sonrisa de dientes en la boca. Por más que tus ojos no reían, sólo hacían cálculos y me escaneaban. Escrutaban mis posibilidades como pardillo. 
También me llamaste por mi nombre después de la presentación muchas veces. Más que mi madre. Cada frase la puntuabas con un Sergio. Ya desde el principio, cuando abriste diálogo y me plantaste en la cabeza la imagen de un niño desnutrido al que sólo yo podía ayudar. Lo primero que te enseñan es que hay que hacer sentir culpable al interlocutor para que no escape. Lo segundo dice que la gente es narcisista y le caes mejor si la llamas por su nombre de pila. Así que Sergio por aquí y Sergio por allá. Aunque a mí no me caías nada bien. Porque te dije que tenía prisa, eso era cierto, y ni me escuchaste. La palabra imposible no existe en el mundo del coaching de ventas. Te situaste frente a mí cortando mi avance con tu cuerpo. Esgrimiendo mi culpa y esos niños desnutridos. Y yo te respondí que ya ayudaba a una ONG así que me preguntaste que cual y te lo dije y asentiste y respondiste que entonces debía seguir con esta otra. Porque era la tuya y supongo que porque era en la que trabajabas tú. 
Insistí con las prisas. Argumento débil para vosotros. Me acorralaste contra una farola. Más descaradamente de lo normal. Y mal hecho. Mi apariencia pacífica es muy engañosa. Yo ya me estaba irritando. Ahí comenzó mi mentira. Te dije que "vale" pero ya a la mala. DNI falso(sólo le doy mis datos a la policía y con reservas), teléfono...
Pero dijiste de hacerme una perdida. Eso era como decirme farsante a la cara. Y yo lo estaba siendo pero no hacía falta decírmelo. Porque tú no me dejabas avanzar ni moverme y yo no te llamé a tí secuestrador. Así que te dije que el móvil no lo llevaba encima. Pusiste mala cara. Ahí se te cayó un poco la sonrisa. Ahora sin dientes. Me pediste entonces los datos bancarios para colocarme una suscripción a esa revista a la que no quería suscribirme. Después he leído en un periódico que algunos captadores han intentado vendersela a indigentes por la calle(los más faltos de escrúpulos, no hablo de todos los captadores ni de todas estas empresas). 
Pero yo ya estaba harto y me aparté suavemente. ¿Mi tarjeta bancaria? Ni hablar. Mi obrita de teatro ya estaba acabando. Era realmente hora de abandonar el escenario, tenía trabajo. Te aparté suavemente porque cada vez que hacía el intento de moverme tú me lo taponabas con tu cuerpo así que te tuve que coger de los hombros y echarte a un lado. Y entonces tú viste que una parte de mi móvil sobresalía de mi bolsillo. Me llamaste mentiroso a mí, que ya estaba más allá de las apariencias y que el enfado por tu capacidad de abducción ya había sobrepasado los límites. Dijiste que sí llevaba el móvil. Te viniste arriba en plan Sherlock Holmes. 
Entonces yo no te dije todo lo que me gustaría haberte dicho pero que sí acabo de escribir. Sólo una parte. Aunque esta resume lo escrito más o menos bien. Te dije que tú te lo habías buscado porque hay maneras y maneras de abordar a la gente y la tuya era la de los piratas. Pero insististe con lo de que te había mentido así que antes de largarme te dejé con este pensamiento.  

- Te he mentido porque la otra opción me pareció un poco desagradable. te he mentido porque si no te mentía, en cuanto he visto que no estabas por la labor de dejarme, te hubiese mandado a tomar por el culo pedazo de pelmazo pero como veo que debes de estar acostumbrado a que te manden allí cada día y no vas a necesitar GPS pues ya sabes... ve cogiendo el camino. 

Comentarios

Verónica Calvo ha dicho que…
Yo aguanto que me desgasten el nombre cuatro veces. Ni una más.
Me he sentido identificada con lo leído. Yo no aguanto tanto, más que nada porque no me fío ni de mi sombra. No digo que todo sean timos, pero no entiendo que se den datos bancarios en la calle ni por teléfono. Será que si quiero algo, ya sea colaborar, cambiarme de compañía o lo que sea, lo busco y contacto.
Te diré que hay una parejita apostada en la entrada de un centro comercial por el que paso a diario. Cansada del acoso (porque te aseguro de que lo es), doy un rodeo. Dicen ser de Unicef. En fin.

Abrazo, Sergio.
Cabrónidas ha dicho que…
Me he encontrado en esa tesitura. No recuerdo el nombre de la ONG. Aquel día no tenía prisa y decidí hacerme lo que llamo "el loco nazi". En fin, animaladas tipo: mueran las razas impuras; viva la hambruna negra; hurra a los atentados a mestizos; vosotros también lo pagaréis aunque seáis blancos. Aberraciones de ese tipo. Se dan cuenta de que te ríes de ellos y te suponen chiflado, y créeme, te dejan a los cinco minutos, si no antes.
Sergio ha dicho que…
Y yo que pensaba que el modo nazi ya lo estaba adoptando yo. Lo tuyo parece un nivel de maestro avanzado todavía alejado de mis posibilidades pero es tentador que te dejen en 5 minutos...
Sergio ha dicho que…
Yo no suelo aguantar tanto pero es que lo normal es que no sean tan absorbentes como este. Aquí estamos hablando de un tipo que no te dejaba avanzar. El equivalente a esos vendedores antiguos que dicen que te ponían un pie en la puerta para que no les pudieras cerrar. Casi agresivo. Lo de tener parejita cada día y que sean los mismos es muy sospechoso. Suelen rotar. Evítalos como al diablo. Un abrazo
TORO SALVAJE ha dicho que…
Por donde voy habitualmente están esos psicópatas captadores.
Truco infalible.
Auriculares puestos... ni se acercan y si alguno lo hace le señalo el auricular a la vez que con la otra mano lo alejo de forma enérgica.
Siempre voy con auriculares por la calle pero no por los captadores sino escuchando música.
Saludos.
Sergio ha dicho que…
Yo también llevo auriculares. Y curiosamente los uso para lo mismo que tú, la música. Pero este captador era un sociópata. No había barreras para él. Saludos
Manuela Fernández ha dicho que…
Brillante, brillante y simpático.
SAludos.
Sergio ha dicho que…
Gracias, Manuela. Saludos
Sergio ha dicho que…
Con todo lo que pasa últimamente en blogger no te eches la culpa tan apresuradamente por lo del comentario. Dejémoslo en misterio o así.
He oído que mucha gente que pensó que no se imaginaba lo de acabar suscribiéndose se veían a sí mismos firmando el formulario. Hay algunos muy hábiles. Y claro que no hay nada de malo en aportar a una ONG. Estoy de acuerdo básicamente en todo lo que dices. Pero a estas alturas soy yo el que busca sus causas. Y también sé hasta donde puedo llegar. Pero no más. Saludos
Dorotea Hyde ha dicho que…
Yo ya no dejo que se me acerque ni uno/a. Desde un día que iba enfermísima, con fiebre altísima, que no me llegaba un pañuelo ni para empezar y se me acercó uno a pedirme un pañuelo y se rió en mi cara porque no lo necesitaba sino que era solo una excusa para pararme. Lo mandé a la mierda. Ese fue el último. Colaboro con ONGs, pero yo hago el depósito cuando quiero, les dedico mis horas cuando quiero. Pero justo a la del tipo del pañuelo no le he vuelto a donar... Es curioso que estén pidiendo para lo que están pidiendo y qué gente tienen para hacerlo.
Un abrazo.
Mujer de Negro ha dicho que…
Tienes paciencia infinita, Sergio igual yo, pero estas situaciones las corto antes de iniciar, he sonreído por un momento pero luego, visualizar la escena me ha parecido estresante, pecas de buenísima persona
Un abrazo
Sergio ha dicho que…
Gracias. Aunque no me considero tan bueno. Ni tan malo. Este fue uno de mis días buenos con una persona a la que no me sacudí tan fácilmente como el gesto de espantar moscas o mirarle a los ojos o la prisa. Este era otra cosa. Un abrazo mujer de negro.
Sergio ha dicho que…
Hay varias anécdotas que he leído en artículos periodísticos sobre el tema muy salvajes. En estas circunstancias, cuando me sucede una de estas, me gusta saber con quién trato. Y sí, lo tuyo del pañuelo pasa. Y cosas peores. Piensa que lanzan la gente a bulto, como si fueran espermatozoides. Sólo sobrevivirán unos pocos y durante un tiempo. Esos harán el negocio. El resto son carne de cañón sin preparación. Y no todos con el mínimo civismo o educación deseables. Un abrazo

Entradas populares