Traicionando otra tradición
A mí cada vez me importa menos conocerles en persona. No tienen tiempo para la charla ocasional. Porque detrás de ti hay una cola de gente que les va a decir lo mismo que tú. Que le admiráis, que si os gustan mucho sus libros, que… Lo de siempre. Y ellos todo el día firmando y sujetando su sonrisa para alguna foto. Les estrechas la mano. Supongo que también habrá besucones o besuconas. Ellos te piden el nombre. Algunos están mayores y tienes que gritárselo. A mí Enrique Vila Matas apenas me escuchaba. Todo eso ya me pone muy poco. Pero ella quería ver a uno en especial. Una especie de Charles Bukowski peruano afincado en Miami llamado Jaime Bayly. Siempre que podemos vamos a saludarle. También presenta en televisión. Ese es otro problema. Los personajes mediáticos se llevan la tarta del pastel de los libros. Este es escritor de verdad y de los buenos. Pero uno de los invitados estrella del día era Almodovar que presentaba no se qué sobre unos cuentos que ha escrito. ¿En serio? Si el día del libro tu estrella es Almodovar vamos mal. Supongo que nos lo devolverán y para los Oscar el invitado especial será Juan José Millás o Eva García Sáenz de Urturi para compensar. Si el día del libro tienes que recurrir a la televisión o al cine vamos mal.
También estaba Pablo Rivero por ahí petándolo. Actor de “Cuéntame...” Y no le voy a juzgar sin leerlo. Pero es que este problema que ya existía, el de los personajes televisivos que arrasan el día del libro, ahora se está cronificando.
Así que paseamos. “Disfruta del ambiente”, me dijo ella. Pero el ambiente era tanta gente que asfixiaba. Si te gustan los libros, el día del libro no es para ti. Porque solo hay personas, multitudes devoradoras de tradición que compran porque “hay que hacerlo”. A mí el diez por ciento de descuento no me justifica las incomodidades. Mi acceso diario a los libros es fácil. Me paseo por librerías muertas de asco donde puedo leer tranquilamente sinopsis y primera página del libro que me interesa. En Sant Jordi solo había estanterías semivacías, guardias de seguridad controlando el acceso apabullante a la entrada de gente masiva. Y sí, yo era gente también haciendo bulto. Pero gente que no quería estar ahí.
El tema de la rosa es una historia que roza lo sexista y que por suerte no me pide nunca mi compañera. Ella detesta esa costumbre. No quiere flores degolladas en su vida. Porque si las quisiera hasta yo claudicaría y le compraría su ramo. Pero no. Ella quiere autores y saludos y apretón de manos. Pues vale, más dinero para libros.
Así que pasé más calor del que hacía, presencié discusiones absurdas porque una cola de autor interrumpía el tránsito de gente, vi gente sin dinero para un libro que quería fotografiar a su autor(televisivo, claro) y los de seguridad que no les dejaban sin pasar por caja... Volví a casa con mi Bayly y un apretón de manos de ese tipo que ya nos conoce. No me siento ni mejor ni peor de lo que era antes de verle.
Tiene que haber un día del libro para que no nos olvidemos ya de la literatura. El problema es que luego habrá 364 días donde cada vez se recordará menos. O vete a saber. No sé cómo van los índices de lectura entre la gente. Creo que se van recuperando algo pero poco se habla de la calidad de lo que se lee.
En cuanto a nosotros tuvimos un hermoso viaje apretados como en un vagón de ganado, bien asardinados. Yo no podía evitar pensar que el Coronavirus se ha vuelto a poner de moda y en esas aglomeraciones se hace fuerte.
Hubo algún que otro retraso en la Renfe. Todo dentro de lo previsible cuando la Ley de Murphy hace su presencia.
Al llegar a casa ella me dijo:
Buf, cada vez me gustan menos estas aglomeraciones. No sé si ha valido la pena.
No dije nada pero confirmé con la mente.
Me gustan los libros pero no necesito a sus escritores ni mucho menos a sus fans. Ni qué decir de las multitudes.
El año que viene, por suerte, cae en laborable.
Comentarios
Muchos besos Y buenas noches SERGIO
Así lo celebré yo.
Esta fiesta ha perdido su sentido original y se ha convertido en un enclave publicitario para masas.
Conmigo que no cuenten.
En cuanto a Jaime Baily me ha hecho reír muchísimo con sus libros.
Me encanta su sentido del humor.
Recuerdo ahora mismo lo que me reí con "Los últimos días de la prensa"... es que lo volveré a leer porque es muy divertido y gracioso.
Saludos.
Así que cartas a los escritores. Mi compañera hace lo mismo. Y me ha sorprendido que a veces... ¡Responden! Un abrazo, Joaquín.
Ya me imaginaba que no podrían contar contigo en esta o en fiestas así. Eres un gran desmitificador de festivos. Aún tengo frescos en la memoria tus versos de Semana Santa. Saludos
siendo
cansino .
Hace años que no voy a los tenderetes que montan las librerías. Lo siento por los autores que tienen que someterse a ese mercadeo pero soy de las que cuando quiero, voy, miro, me dejo aconsejar por el librero y compro con tranquilidad.
Lo de la florecica mustia que acompaña... pues no la necesito.
El próximo año, mejor. ;)
Saludos,
J.
Ya disfruto de los libros y la lectura durante el resto del año como para necesitar pasar ese mal rato todos los años.
Besos.
Un abrazo.
pero bueno ya siendo realistas y con esa visión tuya mucho más práctica y alejada de oropel y ensoñación con que siempre desde las gradas lo vi ja
te doy toda razón
lo de las flores mutiladas es un atino pero .. nonono... yo estoy encontrando hasta de las flores de plástico!!! jaja
siempre me quejo de ello cuando a veces he divisado alguna n un pobre florero sucio y descuidado en un cementerio.
me provoca indignación ... y claro similar es la indignación cuando son tan caros ya los libros
:P
en fin..
que san Jordi distinto me has hecho reflexionar, con razón viene a cuento eso del titulo de tu blog.
lo podría usar con casi todo
ramos de flores
precios de libros
y hasta cementerio llenos de flores de plástico
:P
La Feria de Madrid sí la recuerdo bastante mejor. Eran varios días y no estaba tan cargada de humanidad. Veía a los autores pasear a mi alrededor más tranquilamente, con menos bullicio. Aunque hace hace tantos años que a lo mejor también ha cambiado. Pero esa sí la disfruté mucho, puede que la que más. Miré tranquilamente libros de todo tipo y me llevé un montón de cosas. Tal vez extender la festividad a feria de varios días atenúe esa sensación de colapso que he tenido este año en Barcelona.
¿Vergüenza de qué? Ja,ja. ¿De que aún te queda esa ilusión? ¡Mejor para ti!
Pero lo que estoy viendo es que hay una cierta división de opiniones entre si es disfrutable o no este tipo de fiesta. Y al final es más una cuestión de gusto. O de estado de ánimo. Hay que tener ganas o estar de humor para pasarlo bien. Si lo estás, adelante, disfrútala. No hace daño a nadie. Tal vez a los que tengan que trabajar ese día o a los servicios de limpieza. Pero en general todo ambiente festivo es poco dañino. Otra cosa es que se celebre durante unas horas en un espacio reducido y con tanta gente. Eso es lo que me molestaba más y me hacía preguntarme "para qué", como tú bien has visto. A mí me gustó más la fiesta que explicabas hace poco en tu propio blog. a pesar de que lo mío son los libros, la multitud no. Saludos
Cada vez voy menos a la Feria del Libro de Madrid por todo lo que cuentas. Voy si no hay más remedio. Este año me toca y ya estoy mentalizándome, no te digo más.
Un año quien lo petó fue Belén Esteban. Y otro año, Mario Vaquerizo. Sobra cualquier comentario por mi parte :)
Y que verdad: luego las librerías se mueren de asco.
Un abrazo.
Lo de la rosa me parece también muy bonito, aunque es cierto que las flores me gustan tanto, que prefiero regalar una maceta antes que cortar las flores.
Jaime Bayly fue mi ídolo por un tiempo, cuando leí "fue ayer y no me acuerdo".
No obstante, cualquier fiesta que haya libros, bienvenida sea.
Bayly estuvo cordial y simpático. Con los lectores es más amable que con la gente a la que despelleja en sus libros.