Paisajes mentales: Borrachera II

Seguimos bebiendo en otro chiringuito. Alguien ponía una moneda en la jarra y el que tomase el último trago y se la encontrase al fondo del recipiente, dejaba de pagar la siguiente ronda o quedaba automáticamente invitado por el grupo. 
Yo llevaba esas noches buscando por la fiesta a una chica. Era una compañera del instituto a la que dejaría de ver porque ya terminábamos las clases y se bifurcaban los caminos entre opciones universitarias o laborales. Creo que estaba enamorado de ella. A esa edad caía sin ton ni son en esa enredadera de sentimientos irracionales. Porque no es que tuviera mucho o poco en común con ella, es que ni siquiera la conocía demasiado (ella se sentaba en pupitres alejados del mío y apenas habíamos intercambiado alguna palabra). Es curioso también que sólo yo la encontraba guapa. De hecho todos los colegas del instituto aprovechaban para comentar algo hiriente sobre ella cuando podían. Yo aproveché para escribir una letra para una canción al piano de mi grupo de música de entonces que se titulaba "Los ojos del amor" y que por supuesto ahora no me atrevería a leer ni por encima. 
Esa noche me la encontré. A la sólo bella para mí. Afortunadamente yo todavía estaba entero. El alcohol sólo empezaba con sus efectos, ralentizado por la cena fuerte y calórica. 
Teniéndola delante no supe qué decirle. Sólo me agencié los besos del saludo intentando guardarlos en el recuerdo como un tesoro de la memoria(y aquí siguen al cabo de los años). El diálogo debió ser escueto. Yo mirando nervioso a cualquier lugar menos sus ojos y moviendo como por un tic una pierna, seguramente la izquierda que suele traicionarme(y no es la peor parte del cuerpo que me puede traicionar). 
Ella más adulta y más mujer y llevando el peso de la conversación o lo que fuera y pensando vete a saber qué:

- ¿Qué tal?

- Bien... Aquí...- diría yo mirando el pasar de la gente. 

-¿Te ha quedado alguna para Septiembre?

- Sí, bastantes por culpa de aquellos esguinces que me hice. No pude ir los dos últimos meses al insti y eso se ha notado pero las aprobaré. 

-¿Te estás preparando la selectividad?

-Sí, no necesitaré mucha nota. O periodista o pedagogo, ya veré...- cómo se podrá estar tan incómodo con una persona que te gusta tanto... 

- ¿Pedagogía? ¿Te gustan los niños?

-Sí,.sí... bueno, ya nos veremos por la "sele".

-Claro-  me dio dos besos más que también he conservado hasta ahora y no hay por qué perderlos   

Regresé hasta el grupo de monos:

- ¿Quién es esa fea? Hostia, tío, qué puto asco... 

- Una compañera del instituto, vamos a por más cerveza. 

-Vale.

El caso es que yo ya estaba contento. A ciertas edades se es más idiota y esa es una gran ventaja, que los idiotas son más más felices. 
Antes, alguno de nosotros se peleó con el otro a puñetazos. 

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