Historias del viejo mundo III
Conseguimos
un par de minutos de charla para P.. Resultaba difícil introducir su
participación o la mía allí. Era como si estuviéramos en una
viñeta de cómic y el bocadillo de las palabras de M. nos ocultase a
los que solo escuchábamos. Pero al fin P. habló y nos contó otra historia de tragedias.
Desde una óptica más tranquila y optimista. Estaba con un tipo
mayor que ella(y me miró con una sonrisa tras añadir "claro").La
acababan de echar del restaurante donde trabajaba por montar un pollo
tan grande que había saltado a la fama al ser definida como "una
maldita mal follada" en las críticas de google. Le sugerí que eso era denunciable
pero aunque claramente se referían a ella por el incidente que
contaban, la crítica no daba el nombre de la "mal follada".
En fin, esas críticas de google me parecen perversas. No sé si te
puedes defender de ellas pero parece que estás expuesto a que
cualquier cliente tenga un mal día y te lo haga pagar con una reseña
así de gráfica, sea cual sea tu establecimiento. P. también nos
contó que la estaban echando del apartamento donde vivía con su
pareja. Y esta estaba en Italia. No llegué a saber ni cómo ni por
qué estaba allí. Si por trabajo o por darse un tiempo. También nos
habló de otra pareja que había tenido:
- El karma existe- me volvió a mirar- Me pusieron los cuernos.
Y
contó una historia sobre lo que le había hecho otra pareja
anterior. Yo no quise decirle que eso más que hablar del karma
hablaba de lo difícil que es para los hombres mantener su fidelidad.
Al menos la sexual. Pero ante las preguntas que se me ocurrían no
pude hacer nada. Nos calló la nueva avalancha de verborrea de M. sobre
nuevas víctimas. Fue un ataque definitivo. Ya no se calló en todo el día. Al menos alguien se estaba desquitando de su mala
vida.
M. todavía vivía colgada del ex que le conocí hace años. Su
monólogo al respecto nos cuenta sobre la actitud que nunca debes
tomar cuando alguien ya te ha olvidado porque demuestra que tú no
has olvidado a ese alguien:
- No me quedaré tranquila hasta que sepa que lo está pasando mal. Le deseo lo peor. Me encantaría saber que lo pasa tan mal como yo. Me meto de vez en cuando en su facebook y en sus redes sociales o le llamo para decirle lo que se merece. Es un cobarde. Nunca me dio la cara.
- Tienes que olvidarle- le dijo la inéditamente pacífica P..- ¿Has usado Tinder?
- Eso es un asco. Todavía no he empezado a hablar con nadie y ya me están enviando la foto de su polla. Qué asco de tíos...- yo le comenté que si tenía perro debía saber que muchos de esos animales tienen la costumbre atávica de traerte una presa y ofrendártela porque piensan que eso te va a gustar. Aunque el hecho de que te traigan un ratón o una paloma te puede dar mucho asco. Estos machos de Tinder con sus pene-mensajes son el equivalente a esos perros. Por supuesto no son recomendables. La clave está precisamente en esa palabra, atávico. Son básicos y primitivos. Claro que depende de lo que te vaya...
Fuimos a un restaurante italiano y cuando me giré P. estaba hablándole en
un tono espantoso a la camarera porque quería el lugar más alejado
de la gente o algo así.
Si
estoy en un grupo dónde el más pacífico y equilibrado soy yo, es
que algo falla. Mucho. Creo que llegué a
pensarlo realmente. Lo de buscar una excusa y largarme. Pero eso también daba miedo.
Comentarios
hacía tiempo que no escribías
te dejo un abrazo inmenso escritor
Cómo me gustan tus relatos, siempre me dejan con ganas de saber más, aunque no siempre tenemos esa oportunidad. :)
M. está mal... sé que no hace falta que lo diga, pero es que me da mucha pena. Si sigue pensando en su ex de esa manera, malo. Me hace pensar en todas las personas que conozco que no siguen adelante, como ella. Y es triste. Ya bastantes problemas reales tenemos en el presente como para regodearnos en la mierda del pasado. En fin, espero que le vaya mejor. También a P., aunque sea solo para que vuestra próxima quedada sea más agradable, aunque no tengamos entrada.
Un abrazo.
Besos.
A veces cuesta pasar página y a pesar de ello, hay que aplicar el rigor, no queda otra, por nuestro propio bien.
Yo te bien esa reunión afilando el lápiz mental para no perder detalle. Sonrío.
Me declaro cotilla y espero la siguiente entrega.
Abrazo.