Narciso sale del cine
Salí de una última sesión de cine. Estaba casi solo en la sala. Ni mi compañera quiso acompañarme a ver esa película. Yo tampoco hubiese querido de haberla visto antes. Olvidemos este asunto.
Eran más de las doce de la noche. Buen momento para que un tipo se me acercase para pedirme fuego. De momento me sonaron las alarmas. Aunque era un joven de aspecto deportista y aseado. Poco sospechoso en principio de pertenecer al gremio de mangantes de Barcelona con el que tan mal me llevo.
Le iba a responder que no por inercia pero luego recordé que llevaba un mechero que había encontrado. Lo cogí por instinto simiesco, porque estaba operativo y abandonado. Aunque yo no fume. Así que le regalé ese fuego que de todas formas no era mío. Cosas del destino.
Me preguntó si podía hacerme una pregunta. Eso técnicamente ya era una pregunta pero le respondí que sí.
Que si había trabajo en Barcelona.
Por supuesto. Y también mucha más gente para ocuparlo.
El tipo estaba de turista en la ciudad. Era de Murcia. De una pedanía en realidad. Yo iba a ir allí de vacaciones. Él quería información de lo mío y yo de lo suyo. Aparqué mi ranciedad habitual con el mundo juvenil y entablamos conversación.
Al pobre le habían robado la maleta nada más bajarse del autocar. Ese es uno de los oficios de esta ciudad, ya he hablado del gremio en cuestión. Pero su juventud era optimista. Se sentía maravillado con el viaje. Supongo que soy yo el que no valora lo que tiene.
Un tema llevó al otro. Empezamos a hablar de ciertos youtubers que compartíamos, de fútbol(yo este tema regulín pero no podría tener compañeros de trabajo si no lo manejase algo), de política, de la educación, me preguntó por mis creencias, si las tenía… Está claro que prisa no tenía. Y yo me estaba olvidando de que me esperaban en casa. Por una razón muy miserable. El chico en cuestión escuchaba todo lo que le decía como si fuera la palabra del mesías, se apuntó un par de frases que le cité de no recuerdo ya qué griego o qué Schopenhauer, me decía que nunca había pensado en lo que le había dicho sobre tal asunto y que eso le estaba cambiando su idea de entender ese tema. En fin. Puro halago debilitador. No me sentía tan estrella del rock desde aquella chica a la que siempre cito. Con la diferencia de que aquella no andaba bien de la cabeza.
Empezamos la charla entre desconocidos después de las doce y acabamos a las tres. Perdí la noción del tiempo y del reloj. Como para que me lleven al psicólogo de cabeza. ¿A quién no le gusta que le doren la píldora?
Me dijo que estaría por ahí al día siguiente. Yo no prometí nada pero le regalé el mechero porque una vez más, no fumo. No son esos los tipos de humos que me gasto.
Al llegar a casa estaba mi compañera.
- ¿Con quién has estado?
- Siendo sincero con un hombre, en realidad un chico, era bastante joven.
Ella no le encontró la gracia al comentario. Yo sí se la encontré a lo más gracioso de esta historia que no veréis: su cara. No me alcanza la literatura para describirla.
Y luego ya me cayó la del pulpo. Metafóricamente. Nada mejor que esa mujer para poner las cosas en su sitio, para bajarte de la nube. Para que Narciso y su chulería recuperen algo de humildad y regresen al mundo de los mortales. O para no dejarle ir solo al cine de noche nunca más.
Comentarios
Por lo demás mi compañera es intransigente sí. Pero ambos compartimos intrasigencia. Es solo que las suyas y las mías son distintas, supongo, y a mí me sale hablar sobre las suyas. Sobre todo porque no lee estás letras, puedes estar tranquila, de momento no habrá amenazas de muerte ni anónimos de una mujer enfadada por tus comentarios que te agobie. O sí pero no será mi compañera.
Sobre el desconocido tal vez me confié. Pero es que creo que a todos nos pasa que tenemos como una parte inconsciente que nos avisa si el prójimo es más o menos peligroso. No es infalible, la policía dice que los menos sospechosos son los más peligrosos, pero de manera excepcional me dio por ahí.
También está que me sorprendió la casualidad de que poco antes de ir a Murcia me encontrase con un murciano. En fin. Que tengas un buen fin de semana y la nueva borrasca se porte un poco mejor que la otra. Aquí viento pero de momento calma. Un saludo, mi muy apreciada María.
me dio esa
impresión,
de hecho ,
hiciste
bien en
recelar
de entrada .
Aunque yo a veces me confío más de la cuenta.
Menos mal que no fue así.
Lo de la cara de tu compañera, jajajaa, la imagino y me ha hecho reír.
Saludos.
Un saludo, Toro. Y de noche, regresa pronto a casa.
Pienso que tu mujer no te creyó mucho lo del muchacho, porque ¡vamos!, tú eres escritor y puedes crear varios personajes y darles vida, por esa razón no te dejará más asistir solo al cine.
Abrazos Sergio
Un consulta blogger, ¿cómo accedes al blog de Orlando?. Una vez me comentó y nunca he podido leer lo que escribe ni retribuir su visita.
Sobre lo de Orlando creo que no tiene blog. Es un alma libre al que le gusta leernos y conversar con nosotros pero hasta ahí llega. Si le vuelvo a ver por aquí, que seguro que sí, le digo que lea este comentario tuyo.
Un abrazo
ok no.
Ir sola al cine me ha encantado y lo descubrí muy pocoantes de que llegara el virus.. luego llegó la pandemia y a encerrarse.
si es función de media noche seguramente me haré´acompañar
lo peor de que un extraño con vicio se nos acerque no es que nos quiera hacer algo malo :P es mas bien que te eche el humo en la cara . jaja
tocas un punto interesante. y ahora mismo yo escribiéndote esto soy consciente que todos somos un tanto protagónicos. sobre todo cuando anécdotas de pronto se nos pueden venir a la cabeza leyendo a alguien mas.
Pero no se si los bloggers somos de perfil bajo, digamos... porque yo asumo que tengo Instagram y Tik Tok pero en ninguna red me exhibo como en el blog.
A veces hablar con extraños (incluyo bloggers) después de salir del cine o del bar puede sr enriquecedor y la prueba es que si no nos engancha seguro ni 15 minutos nos quedamos ahi.
En estos tiempos lo que a mi me preocuparía no que hayas estado haciendo o con quién, sino si te hubiese sucedido algo .
Aquí, acoger a los extrañamos y brindarles apoyo no es extraño, la gente es cálida.
También iba en grandes grupos y lo pasaba bien. Y luego con mi pareja. Pero cuando sentía que ciertas películas solo me iban a gustar a mí acudía solo a la sala. Y lo pasaba muy bien. Me di cuenta de que era raro trabajando en el cine. Una compañera se extrañó de que de vez en cuando apareciera algún solitario por las salas. "Uy, ese chico va solo, qué extraño", solían decir. Les parecía inconcebible ver una película sin nadie. Y tomé conciencia de que lo mío no era lo convencional. Aunque con el tiempo he encontrado solitarios y solitarias por entre las butacas. Cada vez más. Tampoco es nada tan especial. Yo por supuesto he seguido haciendo lo mismo. Aunque después del coronavirus no sé por qué, he perdido la costumbre de ir cada semana. Ya voy poco, raramente, solo para recordar que me gustaba mucho hacerlo. en fin, ya te he soltado otro ladrillazo cuando pensaba comentar brevemente, ja,ja
Por cierto, no creo que tú seas una persona narcisista o protagónica. Hagas lo que hagas nunca se te ve engreída, todo lo contrario.
Por lo demás hablar con extraños en la noche, a lo Frank Sinatra, no es lo más recomendable en mi Barcelona. Vamos a circunscribirlo a esta anécdota y esa situación. Un saludo, Jo.
En otros lugares de España en los que he estado también hay esa calidez de la que hablas. Incluso aquí. Pero insisto, Barcelona es peligrosa muchas veces. Ese es el problema. Saludos
Sobre el móvil qué decir. Hay empeño ajeno por atarnos a él. Saludos, Diego.
Esta entrada la lee Palahniuk y te la roba.
Pasa que incluso los que somos esquivos (por llamarlo de buena manera), un día, o noche, bajamos la guardia y entonces... pues esto, que nos venimos arriba y pasan las horas. No dosificamos el "darnos". Sonrío al escribirlo.
Por otro lado, normal lo de tu pareja. Estaría preocupada. Y voy y lo digo yo, que hice una parecida hace años!!!
Me quedo con la curiosidad: Volviste???
Abrazo.
Por otro lado, alguna vez he estado en tu lugar y he hecho lo mismo, jajaja. Eso sí, nunca con desconocidos. Hasta el final, hasta la bronca, estuve pensando que en realidad eran todo artimañas para embaucarte. A mí se me acerca una tía (de hecho me ha pasado), ya un tío y a esas horas ni te cuento, con la historieta de que ha perdido/le han robado la maleta y salgo escopetada. Lo siento por la persona si es que lo que me estaba contando era real.
Un abrazo enorme.
PD Qué gran placer ir al cine sola. Empecé cabreada con mis amigos por no querer venir a las películas que me gustaban mientras yo iba a las que les gustaban a ellos y acabé yendo por placer. También te digo que desde la pandemia no he vuelto y no es tanto por la excesiva cercanía entre la gente (que con una mascarilla se cura mi claustrofobia) como por la falta de respeto de los demás. En fin, cambio y corto.
Miedo me da lo que me haría Palahniuk de ser yo un personaje suyo pero puedo ver esa historia que ves tú.
Y sí, acabas de teorizar la paradoja de los esquivos. Un día nos damos. Yo de lo que me río es de las comillas y de tus entrelíneas siempre elegantes. Un abrazo, Verónica
Lo que dices de soltarte un rollo sobre una maleta perdida claro que sí. Lo conozco. Pero si a los cinco minutos sigue sin pedirte otra cosa que fuego no hay nada que temer. Los pedigüeños de este tipo van por faena y rápido llegan al meollo de su interés, que les des algo. Ya ves casi el ansia en los ojos del que te pide. Yo incluso tengo viejos conocidos de esos pierdemaletas por Barcelona que se equivocan y me piden dinero de nuevo. Aunque nunca les doy.
Sobre el cine cien por cien de acuerdo r identificado con tu comentario. Entrar en el cine no es solo la lotería de si es bueno o malo lo que vas a ver. Es la lotería de las personas que te pueden tocar que más que espectadores quieren ser participantes de la película. Ese estrés ya no es para mí. O me cuesta más.
Otro abrazote para tí Dorotea.
Volviendo un poco al tema, ya nos advirtió Díaz Plaja, cito de memoria, algo así: España es el único país del mundo donde uno llega a las cuatro de la mañana a su casa y cuando le pregunta su mujer dónde ha estado, le contesta: charlando con un amigo... ¡Y es verdad!
Fuerte abrazo.
Esa cita es tan deliciosa que me duele no haberla podido usarla por ignorancia para ilustrar todo esto. Yo pensaba que estaba viviendo algo fuera de lo común y resulta que me encuentro en la media patriótica de comportamiento de mi país. Un fuerte abrazo también, Pitt.
Por vezes acontece algo assim : a isso eu chamo um encontro e fica-nos para sempre na memória.
Boa semana.
Tu relato destila fina ironía en todas y cada una de sus frases. No conocía la expresión de "me cayó la del pulpo", ya que por aquí no se estila decirla, al menos yo nunca antes la había leído ni oído, pero ya por el contexto le encuentro el significado.
No imaginaba que el título de tu relato aludía a ti, bueno, no a ti concretamente, sino al personaje de tu relato, que al estar escrito en primera persona el lector asocia a ti, pero que no necesariamente ha de ser autobiográfico, pues supongo que este es un relato de ficción. Eso sí, una ficción que busca y consigue verosimilitud, que el lector realmente crea que pasó o que pudo pasar, vamos, que nos quedemos con la duda de si es real o inventado.
A todos nos gusta que nos doren la píldora y si alguien lo hace, como ocurre en esta narración, nos convertimos en Narcisos (y "Narcisas" también) ávidos de la miel del requiebro, y hacemos un stage diving digno del mismísimo Till Lindemann o de Axl Rose, jaja. Muy bueno tu relato, Sergio, aquí va mi ovación, y espero que esta vez no reaparezca el "síndrome de Narciso", jaja, entre otras cosas porque yo tampoco fumo y no necesito encendedor.
Saludos y buena semana, que te sea inspiradora.
Sobre la duda de si es real o inventado siempre cito a un viejo cantautor. Cuento cosas que me han pasado, cosas que no me han pasado y cosas que me gustaría que me pasasen. Pero lo cierto es que estoy más cómodo muchas veces autoplagiando alguna anécdota o parte de mi vida. Cuando cuento lo que conozco, cuento sobre seguro y más suelto. A veces ordeno hechos desordenados como licencia. Pero vale, no me enrollo más. Este chico y esa noche y hasta mi posterior viaje a Murcia han sido reales.
Agradezco tu estimulante paso por aquí y me quedo con lo de la semana inspiradora. Nunca está de más que me visiten las musas que a veces no llegan. O que me pase algo digno de contarse.
Saludos
SAludos.
A mi ya me han timado dos veces se ve que los atraigo ya no me fio de nadie.
Un abrazo.
Muy buena entrada.
Yo también soy de Murcia y no me cuesta reconocer que hay abundancia de alelados de todo tipo, pero al menos este hizo por un momento del mundo un lugar mejor xd